Oleg Yasinsky
Igual que a un lobo que se arranca con los dientes una pata atrapada en una trampa, los ucranianos se desharán en masa de la ciudadanía de su país convertido en un gueto de la OTAN.
La nueva orden (si este término es apropiado para este caso) de la Cancillería ucraniana para que se les niegue los servicios consulares a los hombres ucranianos entre 18 y 60 años, es decir, en edad militar, que estén en el extranjero, es la última noticia de la «joven democracia» producto de la «revolución de la dignidad» del Maidán. Lo único que se ofrecerá en los consulados ucranianos del mundo es un salvoconducto para volver al país, donde a sus hombres los esperan las trincheras y las tumbas o con un poco más de suerte los hospitales y las cárceles por deserción. La otra opción es, quedarse indocumentados, sin derecho a un trabajo legal ni a los programas oficiales de ayuda y sin poder moverse a ninguna parte, ya que para los pasajes en trenes o aviones también se requieren los documentos vigentes.
Además, toda esta lógica nos indica, que tarde o temprano esta decisión también se evaluará porque será considerada como insuficientemente patriótica y los marcos de la edad se ampliarán, por ejemplo, de 14 a 80 años, etc. Luego, bajo alguna exigencia feminista (de tantas organizaciones tan progresistas que «apoyan al pueblo ucraniano»), a esta disposición también se les exigirá incluir a las mujeres y a todos los demás sexos, que sirvan para el matadero de la OTAN como carne de cañón diversa.
La actual decisión del Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano está directamente vinculada a la asignación de una nueva porción de dinero por parte de EE.UU. para el asesinato de rusos y ucranianos. Alguien anónimo de las redes sociales, comparó sabiamente desde Kiev que la alegría de algunos ucranianos por esta ‘ayuda estadounidense’ debe parecerse a la alegría que siente un gusanito porque lo van a llevar de pesca.
También está claro que la famosa ‘ayuda militar’ es una mentira desde todo punto de vista. Ni siquiera es una venta de armas a Ucrania disfrazada de ‘ayuda’. EE.UU. vende sus armas para ellos mismos, activando su complejo industrial militar y endeudando cada vez más al país más pobre de Europa y tal vez el más endeudado del mundo. El genocidio programado de su población que estorba a las corporaciones en sus ricas tierras es lo de menos.
Dejando de lado nuestras justas emociones, este decreto de la Cancillería ucraniana, es sin duda, un indicador de la desesperación del régimen de Kiev.
Eligiendo entre papeles en orden o la vida, la enorme mayoría de seres humanos, por suerte, optarán por lo segundo. Es predecible, que, frente al riesgo de ser deportados a la guerra, muchos destruirán sus documentos para complicar la identificación de su país de origen. También, conociendo esta situación, las autoridades migratorias de varios países, harán la vista gorda al vencimiento de pasaportes ucranianos.
Obviamente, se abren las posibilidades para otros escenarios. Por ejemplo, al parecer, Polonia estaría dispuesta a ayudar a Ucrania a devolver a los hombres al país. Por lo menos, así lo asegura la agencia Reuters, que lo afirmó el ministro de Defensa y vice primer ministro de Polonia, Wladyslaw Kosiniak-Kamisz.
«Cualquier tipo de apoyo es posible», respondió Kosiniak-Kamisz a la pregunta sobre cómo reaccionaría su país si Kiev pide ayuda para traer de vuelta a quienes puedan perder el derecho de permanecer en Polonia después de la expiración de sus pasaportes. «Creo que muchos polacos se indignan cuando ven a los jóvenes ucranianos en hoteles y cafés y escuchan cuánto esfuerzo tenemos que hacer para ayudar a Ucrania», dijo el ministro de un país, donde a diferencia de la URSS o de Rusia, a lo largo de su historia de los siglos pasados, la población ucraniana ha sido fuertemente discriminada y tratada como ciudadanos de segunda categoría. Los ucranianos nunca han sido lo suficientemente ‘europeos’ para ellos.
Años antes de la tragedia de esta guerra, con varios compañeros y amigos ucranianos, cuyos nombres ahora están prohibidos u olvidados en su propio país, decíamos que la única forma que tenían los habitantes de Ucrania de salvar sus vidas, era la rebelión ciudadana contra el Gobierno, que se estaba convirtiendo en un tumor incurable con un desenlace fatal garantizado. En el mejor de los casos, en nuestro país de entonces, se nos consideraba una locura vislumbrar un futuro así, mientras se discutía en qué se diferenciaban los nacionalistas de los nazis y por qué no eran lo mismo.
La nueva decisión de la Cancillería ucraniana generó una verdadera tormenta en las redes sociales de Ucrania. Tal vez lo más absurdo, es que muchos indignados por esta medida del Gobierno de Kiev, están celebrando ‘el paquete de ayuda’, aprobada por el Congreso norteamericano. Lamentablemente, esto refleja la incomprensión masiva del hecho de que son dos partes de la misma cosa, un claro éxito de la propaganda occidental que impide ver la realidad política en su dimensión estructural, donde TODAS las decisiones del Gobierno de Kiev obedecen a los intereses más variados, menos a los del pueblo de Ucrania. Pues si el pueblo importara algo al Gobierno ucraniano, así fuera un poquito, esta guerra, programada, preparada, provocada e impuesta desde Washington y Londres, fácilmente habría sido evitable y nunca habría sido posible.
Del mismo modo que el Maidán ucraniano de ayer fue un laboratorio para preparar la destrucción de Rusia, la destrucción de Ucrania de hoy es el ensayo general para la de Europa, planificada por los poderes corporativos para mañana.