Miguel Ernesto Salazar | Servir al pueblo
“…el mundo del siglo XXI que ya se asoma a la esquina, ese es un mundo, afortunadamente gracias a Dios, ya no será bipolar, (…) el mundo debe ser pluripolar, multipolar, debe haber muchos polos de fuerzas en el mundo, un mundo equilibrado”. Intervención del comandante Hugo Chávez, con motivo al nombramiento de ministros en el palacio de Miraflores. 24 de mayo de 1999.
“La inestable situación geopolítica mundial se ve exacerbada por el uso del dólar como arma”. Dilma Rousseff, presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS +. Intervención ante la reunión de miembros de BRICS. 23 de octubre de 2024.
“Saludamos el uso de monedas nacionales en transacciones entre los países BRICS y sus socios comerciales. Llamamos a fortalecer la corresponsalía bancaria entre los países BRICS y a garantizar la posibilidad de realizar pagos en monedas nacionales de acuerdo con la Iniciativa de Pagos Transfronterizos de los BRICS”. Fragmento de la declaración final de la XVI Cumbre de los BRICS, Kasán, Rusia. 24 de octubre 2024.
A inicios de esta semana se efectuó una rueda de prensa en la Casa Blanca con la participación de John Kirby, asesor de comunicaciones de seguridad nacional de la Casa Blanca. La rueda de prensa giraba en torno al tema de la guerra en Ucrania. En el turno de la periodista de la Voz de América, esta formuló la siguiente pregunta con la que trató de tocar el tema de los BRICS ante la XVI Cumbre que tendría lugar esta misma semana en la ciudad de Kazán, Rusia:
«…como saben, Vladimir Putin es el anfitrión de la Cumbre de los BRICS esta semana. En los últimos años, los BRICS no han tenido escasez de solicitudes de adhesión. ¿Qué significa esto para usted en relación con el intento de convertir a Rusia en un paria? ¿Ha funcionado? ¿Esa postura sigue siendo efectiva? ¿Y qué mensaje está enviando a China, que parece pensar que puede hacer lo que quiera sin enfrentar ninguna consecuencia?».
El asesor de comunicaciones de seguridad nacional de la Casa Blanca no tardó en responder: «En cuanto a los BRICS, no creo que debamos considerar esta conferencia como una especie de presentación de Putin y de Rusia. En primer lugar, los BRICS como organización no son nuevos y hemos dicho desde hace tiempo que cada país puede tomar decisiones soberanas sobre con quién se asocia y en qué formato. Y no vemos el acuerdo BRICS como una especie de amenaza.
Estos países pueden decidir por sí mismos con quién quieren asociarse y, especialmente, cómo quieren estar vinculados económicamente entre sí». Y terminaba John Kirby de sentenciar: «Rusia está cada vez más aislada en el escenario mundial». Kirby omitió la información recopilada en un informe de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos sobre lo que se vendría en la Cumbre de Kazán; los BRICS sumarían a su membrecía a la India, Egipto, Etiopia, Irán y a los Emiratos Árabes Unidos.
Además, un total de 36 naciones del mundo acudirían a la Cumbre; 22 líderes de esas naciones estarían presentes, entre ellos Venezuela, con el presidente Nicolás Maduro a la cabeza de la delegación nacional. Pero la omisión del informe, seguramente, también dejó por fuera el hecho real de la incorporación de 13 países como socios: Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Türkiye, Uganda, Uzbekistán y Vietnam.
Recordemos además que Arabia Saudita está oficialmente invitada a incorporarse como miembro socio de los BRICS, pero no estuvo presente en la Cumbre. El propio secretario de Estado de los Estados Unidos personalmente se encargaría de ello. Pese a lo que declaraba el Asesor de Comunicación de Seguridad Nacional, Rusia no quedó aislada, a pesar de las sanciones del «Occidente Colectivo» sobre el pueblo ruso. Así como tampoco está aislado el presidente venezolano Nicolás Maduro, quien contra todo pronóstico estuvo presente personalmente en la XVI Cumbre.
La omisión del informe de la NSA por parte de Kirby, dejó por fuera de su declaración la caracterización de los socios de los BRICS +, hecha desde el máximo organismo de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos. La India (miembro pleno del Quad que pretende disputar el Indo Pacífico con China), una de las naciones más pobladas del planeta, es uno de los líderes mundiales en innovación en TI. China, que en la próxima década habrá desplazado a los Estados Unidos como potencia económica, es la mayor manufacturera del mundo.
Egipto, es un puente estratégico en torno a la cuenca del Mediterráneo. Sudáfrica es uno de los grandes en cuanto a riqueza mineral. Türkiye (miembro pleno de la OTAN) es un puente entre el este-oeste. Bolivia, con una de las mayores reservas de litio del mundo. Y en el futuro próximo, los BRICS se convertirán en el principal polo energético del mundo con la presencia de Irán, Arabia Saudita (si consigue deslastrarse de la presión gringa), Azerbaiyán, Venezuela y Turkmenistán.
El informe que no ha leído Kirby deja claro que, para la comunidad de inteligencia, los BRICS+ es un bloque económico formidable, que comprende la mitad de la población mundial, el 40 por ciento de su comercio y el 40 por ciento de la producción y las exportaciones de petróleo crudo. El informe, ha previsto que esta coalición de países puede usar esta influencia no solo para exigir un orden internacional más equitativo, sino también para actuar en procura de un nuevo orden económico.
Por ejemplo, estableciendo un sistema paralelo de comercio de energía, profundizando los vínculos comerciales entre los miembros, creando un sistema alternativo de financiamiento para el desarrollo, reduciendo la dependencia del dólar en las transacciones de divisas y profundizando la cooperación tecnológica en campos que van desde la inteligencia artificial hasta el espacio exterior.
Una de las mayores preocupaciones que debe estar en el informe de la NSA y que fue silenciado por Kirby, es el impacto que los BRICS+ tendrán en el papel y el funcionamiento del G20, que celebrará su propia cumbre en Río de Janeiro los días 18 y 19 de noviembre bajo la presidencia de este año de Brasil. Recordemos que 4 países miembros de los BRICS + son parte del G20.
¿Qué lectura hace el informe sobre este punto? Las naciones, como las personas, son «interseccionales». Las potencias emergentes tienen identidades múltiples y superpuestas que influyen en sus orientaciones, y son capaces de jugar más de un juego, así como de alternar códigos en diferentes contextos. Está el caso de Brasil, bajo el liderazgo del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que un día expresa solidaridad con el «Sur Global», critica las desigualdades de las instituciones de Bretton Woods e insiste en que no debería tener que elegir entre Oriente y Occidente.
Pero al mismo tiempo, cultiva relaciones amistosas con Estados Unidos y es candidato a ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el club de las democracias de mercado más ricas. Además, es el propio Lula quien se ha opuesto al ingreso pleno de Venezuela a los BRICS. Es más, nos atreveríamos a señalar que la ausencia de Lula en kasán está más asociada a algún picón de ojo a la Casa Blanca que a un accidente doméstico.
El ascenso de los BRICS+ habrá traído a que una cita de Antonio Gramsci forme parte del informe de la NSA: «El viejo mundo está muriendo y el nuevo mundo lucha por nacer». Para Estados Unidos y otros gobiernos del «Occidente Colectivo», los BRICS+ deben ser un recordatorio de los peligros que entraña ignorar las demandas legítimas de los países y los pueblos de todo el mundo de una mayor capacidad de acción, influencia y poder en las estructuras de gobernanza global que determinan su destino.
La política del avestruz no funciona. «Desestimar o resistirse a estas presiones, en lugar de enfrentarlas y, cuando sea apropiado, adaptarse a ellas, sólo servirá para endurecer las divisiones globales, envalentonar a los autoritarios y abrir espacios para actores maliciosos», y a este respecto, el informe completa la cita del fundador del Partido Comunista de Italia: «Y en ese claroscuro surgen los monstruos».
El informe no leído por John Kirby, asesor de comunicaciones de seguridad nacional de la Casa Blanca, sabe que un próximo gobierno en los Estados Unidos, sea Harris o Trump, debería liderar al «Occidente Colectivo» en una respuesta más visionaria. Ver a los BRICS+ como un estímulo y una oportunidad para involucrar a importantes potencias emergentes (entre ellas, países como Brasil, India, Indonesia, Sudáfrica y Vietnam.
En esos países, la secretaria de Estado ha trabajado con fuerza para erosionar la relación con China) en la construcción de un orden global más inclusivo. Una estrategia de este tipo, según el informe, acompañada de la voluntad de hacer cambios de política tangibles, compartir los privilegios del poder y proporcionar beneficios materiales reales, comenzaría a apaciguar las críticas generalizadas al orden existente y aumentaría los intereses de las potencias en ascenso en un sistema común reformado que siga anclado en la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional.
Sobre esto último, la administración del presidente Joe Biden ha generado un conjunto de propuestas sobre la reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que es un paso en esa dirección. El «Occidente Colectivo», según el informe de la NSA, debe demostrar a los países que han decidido formar parte de los BRICS o aquellos que esperan por su membrecía, que acoge con agrado en lugar de intentar bloquear el surgimiento de un mundo más multipolar, que no los presionará para que tomen decisiones poco realistas sobre su alineación estratégica y que está dispuesto a negociar abiertamente las reglas del juego que regirán el futuro orden mundial. Todo bajo la premisa que los BRICS no son una amenaza, sino un síntoma de descontento.
Pero el informe también tiene presente la pregunta: ¿Qué tienen en común Riad, Brasilia y Nueva Delhi? Y, además, la interrogante viene con respuesta incluida: “El Sur Global no podrá construir un Nuevo Orden Mundial, a pesar de China y Rusia. Sólo Occidente puede dañar el orden actual abandonando el comercio liberal y la estabilidad estratégica». El informe destaca también otro plan por si el primero no funciona: «El antídoto es la diplomacia hábil: persuasión e incentivos combinados con negación cuando están en juego los intereses occidentales fundamentales». Faltará ver qué entiende el «Occidente Colectivo», por persuasión.
Finalmente, ¿qué expondrá el informe de la NSA omitido por John Kirby en la rueda de prensa en la Casa Blanca sobre la participación de Venezuela en la XVI Cumbre de los BRICS?
El primer párrafo, ha recordado a quienes toman las decisiones en el Ala Oeste de la Casa Blanca, que mientras Edmundo González Urrutia está buscando por el barrio Salamanca de Madrid una vivienda austera para vivir y entre el tinto de una botella «Pingus», prepara su autoproclamación como presidente de los venezolanos, solo hay una gran verdad que deberá ser resaltada en el informe; Nicolás Maduro se habrá reunido con Putin en Kazán y habrá formado parte del conclave final que de por concluida la XVI Cumbre de los BRICS, porque es él quien levanta el teléfono en Miraflores y dirige la política exterior de la República Bolivariana de Venezuela.
En el informe no estarán recogidas las palabras del primer mandatario nacional en la plenaria final, en la cual ha sostenido, uno, la necesidad de una agenda económica con soluciones prácticas a los temas del comercio internacional e intercambio monetario, «es preciso contar con un nuevo sistema monetario mundial».
Dos, avanzar hacia la consolidación del Nuevo Banco de los BRICS, “así como en un nuevo sistema de pagos que sustituya los mecanismos que, en ocasiones, se convierten en armas para agredir a las naciones soberanas». Y tres, refundar el Sistema de Naciones Unidas, ONU, que «agoniza ante el surgimiento de corrientes nazis y fascistas a lo largo de esta coyuntura histórica tan dolorosa».
Lo que obvia el informe, tal vez subestimando lo construido a lo largo de 25 años en Venezuela, es que no llegamos a la XVI Cumbre de los BRICS por un hecho fortuito del destino, ni por una concesión hecha por nuestros grandes aliados, Rusia y China. Venezuela, su Revolución, es parte del epicentro donde se gesta un nuevo mundo, multipolar, colaborativo y respetuoso de la soberanía de los pueblos. Tal como bien ha señalado Nicolás Maduro: “Somos parte de este mundo, el nuevo mundo de los BRICS”.