Juan Francisco Torres | Info Sur Global
Desde la instauración de la dictadura criminal y sangrienta de Pinochet, Estados Unidos se ha apropiado de la conducción de nuestra economía, recursos naturales y de nuestra política, especialmente de la política exterior. Las relaciones exteriores de nuestro país han sido históricamente un apéndice de los designios de Washington en el sur de América.
Chile, no solo se sumó a la agenda globalista de Estados Unidos y Occidente, sino que también ha participado de manera directa en la agenda guerrerista de la OTAN, con la capacitación de sus militares en este organismo y la participación conjunta de ejercicios militares con el Comando Sur de los Estados Unidos. El presidente Gabriel Boric rompió el principio de neutralidad cuando salió a respaldar al régimen de Kiev que, por cierto, es un régimen no democrático que ha proscrito a todos sus adversarios políticos en Ucrania.
La alineación de Chile con EEUU y Occidente ha sido permanente, después del derrocamiento del presidente Salvador Allende. El actual gobierno se ha sumado directamente a la agenda de la OTAN, tanto así que aprobó con “tramitación de urgencia” un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, que además de entregarle parte de nuestros recursos naturales, también le otorga facultades para que la OTAN disponga de nuestras Fuerzas Armadas en cualquier conflicto bélico mundial, ya sea en Ucrania o en cualquier parte del mundo si así lo requieren.
El reciente Puerto de Chancay, construido por la República Popular China en el Perú, lo convertirá en el mayor puerto comercial de América del Sur. Un megapuerto que promete convertir a Perú en una potencia comercial. Es el desembarco de China en Sudamérica, con su Nueva Ruta de la Seda 2.0. Un puerto que debió haber sido construido en Chile, pero que nuestra dependencia a los intereses de la Casa Blanca no lo permitió.
El Puerto de Chancay es una estratégica inversión de China en Latinoamérica. En esta primera de cuatro etapas, la inversión supera los 1,300 millones de dólares, donde se conectará el Puerto de Shanghái con Perú y el Asia – Pacífico en tan solo 23 días, es decir, acortando a 10 días el trayecto habitual entre ambos continentes y con un ahorro de más del 30%, lo que hará mucho más baratos los productos chinos en América del Sur. Esta obra permitirá que atraquen los buques más grandes del mundo, con capacidad de hasta 24 mil contenedores.
El régimen de Dina Boluarte, en Perú, ha sido sostenido por Estados Unidos, pero esto no ha significado para que Perú haya dejado de mantener relaciones con China, sino por el contrario, han fortalecido sus relaciones con la creación de este megaproyecto portuario. Perú entendió que era estratégico la creación de un puerto en Chancay, una zona que reunía todas las condiciones estratégicas y comerciales, es por eso que salió a buscar socios en el mundo para que este megaproyecto se realizara.
Los únicos que se interesaron desde el principio en invertir en la zona, fueron los chinos. Estados Unidos nunca se interesó en este proyecto. El régimen peruano tiene grandes expectativas con este megapuerto, donde buscan atraer el 50% de los 580 mil millones de dólares que mueve el comercio entre China y Sudamérica cada año. La inauguración de este Puerto de Chancay contó con la presencia de nada más y nada menos que del máximo timonel de la República Popular China, Xi Jinping.
La creación de este nuevo puerto en el Perú, debe significar para Chile una alerta y un nuevo desafío de competitividad comercial. China es el principal socio comercial de Chile, pero eso no bastó para que los asiáticos confiaran en nosotros como país, principalmente por lo anteriormente expuesto sobre el entreguismo histórico de Chile con la Casa Blanca. China nos sigue viendo como un apéndice de Estados Unidos en Sudamérica.
Mientras que el régimen de Perú no solamente se ganó la confianza de China, sino que logró que la mayor parte de la financiación de este megaproyecto fuese financiada por una empresa China: “Cosco Shipping”. Esto demuestra que Perú goza de una posición política más favorable que Chile en las relaciones bilaterales y comerciales con el gigante asiático.
La República Popular China sigue avanzando enormemente en este proceso de globalización de la Nueva Ruta de la Seda, con esta interconexión a través de diferentes puertos en el mundo. Lo cierto, es que, el puerto de Chancay tendrá muchas ventajas sobre todos los puertos ubicados en el pacífico de Sudamérica, porque incorporará tecnología de punta (Inteligencia Artificial) que permitirá abaratar costos y reducir considerablemente los tiempos de operación con respecto a otros puertos de la región.
Está megaconstrucción generará 7.500 puestos de empleos, tanto directos como indirectos. El régimen peruano resalta el papel que jugará este megaproyecto y esperan poder superar la capacidad de transporte de los puertos de Manzanillo en México y de Long Beach en Estados Unidos. Esto generará un gran impacto económico para Perú, con un ingreso de 4 mil 500 millones de dólares anuales para el país.
Con el puerto de Chancay, Chile perderá competitividad en sus puertos. La disminución de las demandas de puertos chilenos será una dura realidad, los puertos de Valparaíso y de San Antonio que concentran el 70% de la carga en Chile caerían considerablemente con la nueva puesta en escena del puerto de Chancay. Los agricultores chilenos estarían evaluando y buscando una nueva vía de exportación rápida de sus productos hacía Asia a través del puerto de Chancay, reduciendo considerablemente sus costos logísticos.
Chile sigue negándose a reconocer el papel estratégico del gigante asiático, quien hoy por hoy es el principal líder de las relaciones comerciales en el mundo, siendo también el principal socio económico y comercial de nuestro país. En esta contradicción, los que controlan el Estado de Chile y que manejan la política exterior siguen aferrándose de manera servil a Estados Unidos y Occidente.
Mientras que, por otro lado, China avanza aceleradamente para afianzarse como el principal socio económico de América Latina y que también avanza en la carrera por dominar la economía en el mundo. La República Popular China tiene muy claro de la vinculación de Chile con Estados Unidos.
La inteligencia del gigante asiático conoce muy bien de esta dependencia y estrecha relación, es por eso, que los distintos emisarios enviados por el presidente, Gabriel Boric en los últimos meses a Pekín, no han sido recibidos por ningún funcionario del Gobierno de la República Popular China. El gigante asiático sabe muy bien que Chile será utilizado por Estados Unidos para contrarrestar la Nueva Ruta de la Seda y hacer frente para atacar el dominio comercial de China en América Latina.
Washington ya prepara fuertes aranceles a todos los productos que pasen por el Puerto de Chancay y evalúa la opción de ampliar el Puerto de San Antonio, para que desde ahí se haga frente a la hegemonía global y comercial del Gigante Asiático.