Elson Concepción Pérez | Granma
* El presidente electo de EEUU, Donald Trump, ante la amenaza de que llegue «el fin de la dictadura del dólar», anunció la imposición de aranceles a los países que pertenecen a los BRICS.
La amenaza, como política, se ha impuesto en el argot gubernamental de los presidentes de Estados Unidos cuando emprenden guerras o sancionan a quien les sea conveniente.
Donald Trump es especialista en ese tipo de accionar. Ahora, sin tomar posesión todavía, ha dicho que «no hay ninguna oportunidad para los países BRICS que están tratando de alejarse del dólar, y exigimos el compromiso de esos gobiernos a no crear una nueva moneda en remplazo del “poderoso” dólar».
Y remarcó: «no hay ninguna oportunidad de que los BRICS reemplacen al dólar estadounidense en el comercio internacional, y cualquier país que lo intente debería decir adiós a Estados Unidos». Faltó solo el cinturón de cuero para «pegarles» a los que se porten mal y osen retar al imperio.
La sanción inicial expresada por el nuevo mandatario, es que «se les impondrán aranceles del 100 % si los BRICS intentan alejarse del dólar estadounidense».
Al respecto, el presidente ruso Vladímir Putin acusó a EE. UU. de utilizar su moneda como arma. «No somos nosotros quienes rechazamos utilizar el dólar», dijo, según cita la AP, y agregó; «pero, si no nos dejan trabajar, ¿qué podemos hacer? Nos vemos forzados a buscar alternativas».
La lógica es –según lo que ha discutido el bloque–, aunque Trump no la comparta, buscar solución al tema del empleo de las monedas nacionales como plataformas de pago para los intercambios entre los países miembros del grupo.
Sin embargo, como han reconocido los máximos dirigentes de los BRICS, se trata de una tarea muy difícil, y que requiere tiempo, porque, entre otros factores, el 88 % de las transacciones en divisas a nivel internacional se realiza en dólares, y más de la mitad del comercio está basado en esa moneda, según reportes de RT.
El canciller ruso, Serguéi Lavrov, explicó que, para algunos especialistas del tema, un nuevo sistema de pago sin usar el dólar estadounidense podría ser inicialmente de manera digital, que permita a los bancos centrales gestionar directamente esas transacciones.
El caso de Rusia es el mejor ejemplo. Se trata de una potencia mundial en materias primas, y cuyo comercio, según ha declarado el presidente Putin, actualmente se hace, en un 40 % de la importación y exportación, en su moneda nacional, el rublo.
China, otro gigante integrante de los BRICS, mueve mucho de su comercio con el uso de monedas nacionales, y el yuan escala a valores sorprendentes. Pueden ser estos dos factores los que más inquieten a quienes quieren tener el dólar anclado, no solo para el intercambio comercial, sino como arma política, de sanciones y de guerras.
Al respecto, el Instituto Kiel para la economía mundial, en Alemania, publicó que la administración de Joe Biden envió más de 76 mil millones de dólares en asistencia militar a Ucrania, entre febrero de 2022 y diciembre de 2023, lo que ha afectado sobremanera las finanzas de la nación norteña.
El líder ruso aseguró que «la participación de EEUU en la economía mundial se está reduciendo y, por lo tanto, también la influencia del dólar en los procesos económicos mundiales».
No sería iluso pensar que, en el futuro, quizá no lejano, el mundo sea más libre y soberano en el uso de sus monedas, y diga adiós a la dictadura del dólar.
Pero a la comunidad internacional lo que le urge es la solidaridad, sea con dólar o con cualquier otra moneda, siempre y cuando se respete la soberanía de cada pueblo, y los BRICS constituyen la más cercana y clara esperanza para lograrlo.