Groenlandia se planta ante Trump: la isla no está en venta

 

HispanTV

* Tanto Dinamarca como Groenlandia han vuelto a rechazar la retórica expansionista de Donald Trump sobre la isla ártica, rica en recursos petroleros y minerales.

El ministro de Exteriores de Dinamarca, Lars Lokke Rasmussen, respondió el martes a las polémicas declaraciones del nuevo presidente estadounidense, el magnate republicano Donald Trump, en las que amaga con apoderarse de Groenlandia.

El canciller danés puso de relieve que ningún país debería poder simplemente apropiarse de otro. “No es posible que ciertos países, si son lo suficientemente grandes y sin importar cómo se llamen, puedan simplemente tomar lo que quieran”, dijo a los periodistas.

Aunque no mencionó a Groenlandia en su discurso de toma de posesión el lunes, a su llegada a la Oficina Oval Trump respondió a los periodistas al respecto, diciendo que la isla “es un lugar maravilloso, lo necesitamos para la seguridad internacional”.

Afirmó, además, que mantener esta zona ártica “les está costando mucho dinero” a Copenhague, por lo que afirmó estar seguro “de que Dinamarca estará de acuerdo” ante una supuesta venta del territorio groenlandés.

En reacción, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, reiteró el derecho del pueblo groenlandés a la autodeterminación. También señaló que Europa necesita “navegar por una nueva realidad” y que “los próximos cuatro años [del mandato de Trump] serán difíciles”.

El gobierno groenlandés volvió a expresar su fuerte rechazo al control estadounidense sobre la isla. Su primer ministro, Mute Egede, insistió en que “Groenlandia no está en venta”, pero que el territorio estaba abierto al comercio con Estados Unidos.

Groenlandia, la mayor isla del mundo con más de 2 millones de kilómetros cuadrados —el 80 % cubierto de hielo de forma permanente— y habitada por unas 57,000 personas, goza desde 2009 de un nuevo Estatuto de autonomía que reconoce su derecho de autodeterminación.

La mayoría de partidos de la población defiende la separación de Dinamarca, pero la mitad del presupuesto de la isla depende de la ayuda anual de Copenhague y los intentos por aumentar los ingresos con su riqueza mineral y petrolera han fracasado de momento por las dificultades y el elevado coste de extracción.