Raúl Antonio Capote | Granma
* Con la debacle de la Agencia salen a flote verdades desconocidas para la mayoría de las personas.
¿Qué pasará con la USAID? ¿Desaparecerá la organización que durante tantos años ayudó a esconder bajo la alfombra las miserias del Gobierno de EEUU?
La razón de esta incertidumbre radica en que, hasta hace solo unos meses, la veterana entidad, de tentáculos extendidos por todo el mundo, ocupaba un puesto privilegiado en la política exterior de Washington. Era la fachada perfecta para oscuros financiamientos, complots y golpes de Estado.
Nada parecía afectar su estabilidad, y mucho menos los puestos de trabajo de miles de funcionarios y contratistas que en el orbe, y dentro de Estados Unidos, vivían de los generosos presupuestos de la Agencia.
Sin embargo, en cuestión de horas, con la llegada de Donald Trump, se cerró el grifo por el cual fluían millones de dólares de los contribuyentes estadounidenses.
Un golpe demoledor fue el reciente anuncio, de la Oficina Oval en Washington, de la eliminación de 1,600 puestos con sede en Estados Unidos, y el pase a licencia administrativa de casi todos los demás empleados en el extranjero.
Según la AP, esto ocurre después de que un juez federal permitiera al Gobierno seguir adelante con su iniciativa de despedir a miles de empleados de la organización en EE UU y en otros países.
Quizá lo más llamativo de este proceso de poda es que comenzaron a revelarse algunos de sus trapos sucios. No todos, claro, para evitar que el agua inmunda salpicara a demasiada gente.
Resulta muy interesante la información develada hace unos días, según la cual la Agencia canalizaba fondos, regularmente, a causas vinculadas al imperio «sin fines de lucro» de George Soros.
Por ejemplo, registros de gastos del Gobierno estadounidense muestran que el East-West Management Institute, respaldado en parte por las Open Society Foundations de Soros, recibió más de 260 millones de dólares en subvenciones de la Usaid para promover el estado de derecho en Georgia, según refiere el sitio estadounidense Just the News.
Otras organizaciones vinculadas a Soros recibieron fondos, entre ellas el Centro Anticorrupción de Ucrania y Transparencia Internacional. Los vínculos con los neonazis ucranianos se extienden a los sucesos del Maidán, en Kiev, en 2014.
¿Acaso no es un gran filántropo el señor Soros? Pues no, ni pone sus millones al servicio de las «causas justas» de la humanidad, como pregona. Los dineros no salen de su bolsillo.
Se han puesto al desnudo verdades desconocidas para la mayoría de las personas, denunciadas en más de una oportunidad por los gobiernos de Cuba y Venezuela.
En conclusión, lo que sucede en EEUU refleja las grandes contradicciones internas que carcomen al sistema. El intento de «reacomodo» genera sismos y réplicas de impredecibles consecuencias, y como el mundo no es el mismo, o se adaptan o quedan en el pasado.