En un nuevo gesto de acercamiento de Washington hacia La Habana, el gobierno estadounidense anunció nuevas reglas para facilitar las exportaciones y los viajes aéreos a la isla. Aunque la decisión de levantar definitivamente el bloqueo económico que pesa sobre el país caribeño depende del Congreso estadounidense, de mayoría republicana y opositora a la normalización bilateral, las medidas son una nueva muestra del uso que está haciendo el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, de su autoridad ejecutiva para relajar las sanciones.
En un comunicado conjunto, los departamentos del Tesoro y de Comercio anunciaron nuevas enmiendas al régimen de sanciones asociado al embargo. “Estas acciones, al igual que las que se han ido tomando durante el último año, envían un claro mensaje al mundo: que Estados Unidos se ha comprometido a potenciar y permitir avances económicos para el pueblo cubano”, explicaron. Bajo las nuevas reglas, las exportaciones autorizadas a Cuba, con la excepción de los productos agrícolas, se podrán financiar con la concesión de créditos a los compradores en la isla, no solamente con pagos en efectivo o a través de un tercer país, como ocurría hasta ahora. Las nuevas medidas permitirán a las empresas norteamericanas vender productos a entidades gubernamentales de La Habana si esas operaciones ofrecen bienes y servicios a los ciudadanos cubanos, a diferencia de lo que pasaba hasta ahora que podían vender productos sólo a empresarios cubanos y no directamente a funcionarios o entes ligados al gobierno.
Además, se autoriza a que las aerolíneas estadounidenses y cubanas compartan rutas y negocien el alquiler de aviones, con el objetivo de facilitar la reanudación de los vuelos regulares entre Estados Unidos y Cuba dentro del acuerdo bilateral alcanzado el pasado diciembre.
Aunque sigue prohibido para los ciudadanos estadounidenses visitar la isla con propósitos turísticos, se incluyeron en las categorías autorizadas los viajes para organizar conferencias o eventos deportivos en la isla, así como los destinados a grabar música, películas o un programa de televisión. También se extenderá la lista de proyectos humanitarios, para incluir las actividades de preparación y respuesta en casos de desastre.
Por su parte, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ned Price, destacó que su país está haciendo su parte para facilitar la relación con Cuba. “Al expandir los lazos interpersonales, las oportunidades de negocio y ampliar el acceso a la información, estamos promoviendo la transformación de nuestra relación de acuerdo con los intereses de Estados Unidos y ayudando a mejorar las vidas de los cubanos.”
En diciembre pasado, en coincidencia con el primer aniversario del inicio del acercamiento bilateral que llevó al restablecimiento de las relaciones diplomáticas en julio, los dos países anunciaron un acuerdo para restablecer los vuelos regulares directos. No obstante, todavía pasarán varios meses hasta que las aerolíneas estadounidenses puedan empezar a vender pasajes para volar a Cuba y tampoco va a ser inmediato el restablecimiento del servicio postal directo, acordado también en diciembre y que comenzará a través de un plan piloto de transporte de correo y paquetería.
Para La Habana, entre los temas más complicados que aún restan por resolver para lograr la normalización completa de las relaciones figura el levantamiento total del bloqueo, la devolución de la base militar de Guantánamo, el pago del resarcimiento por los años de embargo y el fin de las transmisiones radiales y televisivas desde Miami hacia territorio cubano. Desde Washington, por su parte, consideran necesario que Cuba efectúe compensaciones económicas por los bienes nacionalizados a ciudadanos y empresas estadounidenses tras el triunfo de la Revolución.
Las medidas dictadas ayer –y que entran en vigor a partir de hoy– fueron celebradas por los sectores favorables a la normalización de los vínculos entre ambos países. La coalición bipartidista “Engage Cuba”, aseguró que las medidas anunciadas por el gobierno de Obama son otro gran paso para ayudar al pueblo cubano y, a la vez, a las empresas estadounidenses que están abriéndose camino en la isla. Frente a esto, el senador y aspirante presidencial republicano Marco Rubio, de origen cubano, criticó las nuevas reglamentaciones. “Son concesiones unilaterales de la administración Obama para fortalecer a los monopolios del gobierno de Cuba y a las empresas estatales”, aseguró.
Durante su último discurso sobre el Estado de la Unión, pronunciado el pasado 12 de enero, el presidente estadounidense instó nuevamente al Congreso a reconocer con el levantamiento del embargo a Cuba que “la Guerra Fría terminó”. Incluso en una entrevista brindada en diciembre, Obama declaró que está muy interesado en la posibilidad de visitar la isla este año. “Si, de hecho puedo decir con confianza que estamos viendo progresos en la libertad y posibilidades para los cubanos de a pie, me gustaría usar una visita como forma de enfatizar ese progreso”, indicó en aquella ocasión el jefe de Estado. “Pero si vamos hacia atrás, no hay motivos para que yo esté allí. No estoy interesado en validar el statu quo”, matizó Obama al especificar que espera poder viajar al país caribeño antes de que concluya su mandato, en enero del año que viene, si de dan las condiciones para hablar con todos los sectores de la sociedad cubana, incluidos los disidentes.