Por: Adolfo Pérez Esquivel
Detrás del proceso destituyente en Brasil, hay un explicitado proyecto económico para mayor dependencia, privatización y extranjerización.
Las democracias que tanto nos costó alcanzar, están nuevamente en situación de riesgo. La situación que hoy vive Brasil afecta a todos los pueblos de América Latina.
En mi reciente paso por este país hermano me reuní con la Presidenta Dilma Rousseff para darle mi apoyo y el de muchas organizaciones, debido a que la oposición en el Parlamento busca destituirla del cargo -que asumió por el voto mayoritario- a través de un supuesto impeachment, que no se basa en un crimen -como indica la Constitución-, sino en un delito aún inexistente. La acusación apunta a procedimientos contables que fueron usados por gobiernos anteriores, e incluso por sus acusadores.
Se trata de una situación semejante a los Golpes de Estado Blandos que ya vimos en Honduras con Zelaya y en Paraguay con Lugo, que significaron procedimientos ilegales para violentar la voluntad popular, junto a un aumento de la represión y las políticas de hambre contra el pueblo.
Detrás de este proceso destituyente, hay un explicitado proyecto económico para mayor dependencia, privatización y extranjerización. El probable futuro depositario de la presidencia, Michel Temer, ya expresó su intención de imponer en Brasil políticas económicas contrarias a las elegidas por el voto, como privatizar todo lo que sea posible en infraestructura y reducir políticas sociales de las cuales dependen los más vulnerables.
El Senado Federal del Brasil me invitó cordialmente a dar un mensaje en la sesión del 28 de abril y allí transmití mis saludos y la preocupación de muchos brasileños y latinoamericanos por la posibilidad de un Golpe de Estado en Brasil. Lamentablemente, la respuesta de los senadores de oposición no fue despejar dudas sobre el proceso que promueven, sino pedir censurar las palabras “posible Golpe” de mi breve mensaje en la versión taquigráfica.
Luego de esta sesión nos encontramos con Don Leonardo Steiner, Secretario General de la CNBB, quien nos manifestó su preocupación por la situación que vive el país, el incremento del odio, la intolerancia y el descreimiento de la política y lo institucional. Así como también por la actitud de la dirigencia política opositora que, en la sesión de Diputados que aprobó el impeachment, permitió que uno de sus miembros hiciera apología de la dictadura y la tortura sin sanción alguna. Nos dijo que tiene miedo que el creciente diálogo de calles trascienda los límites del respeto.
Por su parte, el Presidente del Tribunal Supremo Federal, Dr. Ricardo Lewandowski, de manera muy respetuosa a la institucionalidad nos transmitió su preocupación por una crisis política que no se hubiera imaginado volver a vivir luego de la transición a la Democracia.
Finalmente terminé mi visita compartiendo el día del trabajador con los movimientos sociales que luchan por defender los derechos de nuestros pueblos a Tierra, Techo, Trabajo y Democracia. Las preocupaciones no son pocas, teniendo en cuenta que los diputados del Frente Parlamentar Da Agropecuária ya están solicitando a Temer que use a las Fuerzas Armadas para reprimir protestas sociales y desalojar asentamientos rurales e indígenas.
Las organizaciones sociales brasileras resisten con esperanza porque su lucha es justa y cuentan con nuestra solidaridad internacional. No queremos más golpes de Estado en América Latina.