Liberan a los negociadores de la tregua entre pandillas en El Salvador

Este miércoles salió de la cárcel el agente Castillo y la semana pasada Mijango. Podrán defenderse en libertad del juicio contra una veintena de personas que negociaron la tregua.

 

Los negociadores del acuerdo de paz entre las pandillas en El Salvador recuperaron parcialmente la libertad. Este miércoles el agente Roberto Castillo salió de la comisaría donde llevaba encarcelado desde primeros de mayo. La semana pasa fue Raúl Mijango, cabeza visible del proceso de paz, el que alcanzó la libertad después de cuatro semanas entre rejas. No obstante, el negociador tendrá que presentarse en un juzgado cada 15 días y le han impedido hablar con pandilleros o visitar cárcel alguna mientras dura el juicio en su contra.

Ambos fueron detenidos a principios de mayo en el marco de una redada contra 21 personas -negociadores, policías y miembros de la sociedad civil- vinculadas al proceso de paz con las pandillas, que entre marzo de 2012 y junio de 2013, redujo la violencia un 60% en uno de los países más sangrientos del mundo. De las 21 órdenes de detención, 18 ya habían sido ejecutadas pero otros tres funcionarios estaban huidos. Uno de los que estaba en busca y captura, Nelson Rauda, antiguo director de Centros Penales, fue arrestado el lunes.

La tregua entre las pandillas La 18 y Salvatrucha ( MS-13) logró reducir la violencia en el país centroamericano de 14 a 6 muertos diarios cuando el expresidente Mauricio Funes permitió la intervención de un grupo de mediadores, que logró beneficios carcelarios para ellos. El proceso recibió el aval de la Organización de Estados Americanos (OEA) y las Naciones Unidas.

Entre ese grupo de negociadores estaba Castillo, el hombre que recuperó hoy la libertad. No era el más importante pero tampoco un guardia urbano. Era el fiel asistente de Mijango, el hombre con aspecto de bonachón que salía en las fotos y la televisión junto a los pandilleros tatuados. Hasta entonces Castillo era un agente secreto que trabajaba en la sombra yendo y viniendo a las cárceles, hablando con los líderes o gestionando la entrega de más de 500 armas.

Antes había sido más cosas. En los años 70 Castillo fue «Camilo», un destacado guerrillero del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), la misma formación en la que militó el poeta Roque Dalton y que conformaría el FMLN. Ambos lucharon en el mismo bando que otro destacado guerrillero, Salvador Sáchez Cerén, hoy presidente de El Salvador.

Pero de poco le ha servido a Castillo haber sido ‘Camilo’. Todo lo contrario. Ha pasado por la cárcel y su verdadera identidad como policía quedó expuesta en todos los noticieros y diarios del país.  En El Salvador cada día se exhiben sin pudor en televisión a los sospechosos, no condenados, golpeados y con grilletes en horario de máxima audiencia. Así que revelar su identidad sería un tema menor si su casa, su tienda y su vida no estuvieran rodeadas de pandilleros, los mismos que durante años se dedicó a perseguir y encarcelar. No pasaron ni 12 horas para que la noticia se regara por el pueblo en el que vive, a media hora en coche de la capital; y con la noticia, las amenazas. “Mi marido ha trabajado por un país que ahora nos hace esto” decía su esposa Rosi Casillo a El PAÌS hace dos semanas.

La persecución hacia todo lo que huela a tregua impulsada por el fiscal general, Douglas Meléndez, ha arrasado con los peones del ajedrez de la tregua pero se ha detenido cuando llegó al ministro Munguía Payés, entonces ministro de Seguridad Pública, o el expresidente Mauricio Funes.

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