El “alma negra” de Almagro

¿El señor Luis Almagro se equivocó en sus funciones o apartó a propósito la neutralidad que debe caracterizar a las personalidades que logran ascender a cargos tan importantes como la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos, OEA?

 

Si realmente, el Secretario General de la 0EA se equivocó al tomar partido a favor de una de las partes en conflicto en la crisis de Venezuela, todavía puede rectificar, lo que sería grandioso tanto para él como para la OEA, pero si actuó de manera consciente, o si le salió el lado oscuro o el “alma negra” de su personalidad para quedar bien con Washington, lo más sano sería que renuncie a su cargo, tal a como lo demandó el embajador de Nicaragua, Denis Moncada Colindres.

La Organización de Estados Americanos, OEA, es una organización internacional panamericanista de ámbito regional y continental creada el 30 de abril de 1948, con el objetivo de ser un foro político para la toma de decisiones, el diálogo multilateral y la integración de América.

Esa declaración dice claramente que la OEA es un foro político que promueve el diálogo y la integración de América, en ningún momento señala que la OEA debe inmiscuirse en problemas  internos de una nación, mucho menos tomar partido por una de las partes , tal a como lo hace el señor Almagro en el caso de Venezuela y abiertamente a favor de la oposición.

Es obvio que la crisis de Venezuela, originada en gran medida por la baja en los precios del petróleo, también es víctima de una guerra económica como parte de la política del “golpe suave” que promueve el gobierno de Estados Unidos en contra de varios gobiernos de América Latina, especialmente en contra del gobierno de Caracas.

El señor Almagro, como una gran personalidad que es y con su habilidad política, debe de estar más que claro qué es lo que está en juego en Venezuela por lo que tomar partido a favor de la oposición no le hace ningún favor a la OEA y sí le está haciendo un gran “volado” a los Estados Unidos.

La posición de Nicaragua

“En Nuestramérica, se produce la contradicción, entre la necesidad del fortalecimiento institucional para el Desarrollo Sostenible en Beneficio de los Pueblos de América Latina y el Caribe y las Políticas Injerencistas, con amenazas de Intervención por parte de las élites del Poder de las grandes Potencias, que obstaculizan los Procesos de Avances y Desarrollo en nuestros Países, dijo el embajador de Nicaragua ante la OEA, Denis Moncada Colindres, en el 46 Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General que se realizó en Santo Domingó, República Dominicana.

Colondres recordó que “ante las amenazas de desplegar nuevas operaciones Cóndor, contra Países del Sur, particularmente en contra del Gobierno del Presidente Constitucional Nicolás Maduro Moros; Nicaragua, junto a los Países Miembros del ALBA, aprobamos el 8 de Junio en Caracas la Declaración Especial en respaldo a la Institucionalidad Democrática, al Diálogo y a la Paz en la República Bolivariana de Venezuela, exigiendo Respeto absoluto a su Soberanía; respaldo a su Gobierno y apoyo a su Iniciativa de Diálogo Nacional con el auspicio de UNASUR y la participación de los ex-Presidentes Leonel Fernández, de República Dominicana; Martín Torrijos, de Panamá, y José Luis Rodríguez Zapatero, de España. También en dicha Declaración rechazamos la conducta personal injerencista contra Venezuela, de parte del Secretario General de la OEA.”

Para la Representación de Nicaragua, es inaceptable, que el Secretario General de la OEA abusando de su cargo actúe de forma injerencista en detrimento de la estabilidad de Gobiernos Legítimos; del Desarrollo Sostenible de nuestros Países y el Fortalecimiento Institucional, ámbitos que están indisolublemente ligados a la Paz, la Estabilidad y el Desarrollo, dijo.

El embajador nicaragüense sostuvo que ese reiterado comportamiento del Secretario General de la OEA lo descalifica para seguir ocupando el Cargo y Nicaragua espera que para lavar las manchas y vergüenza de la OEA, el Secretario General de la OEA, Señor Almagro, ponga de inmediato su renuncia, irrevocable.

Obviamente, que Almagro no renunció, pero su “alma negra” quedó en evidencia ante los representantes de los países que integran la OEA.

 

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