Cruel eliminación del Baskonia frente al CSKA: 3-0

La historia recordará que el CSKA alcanzó la Final Four de 2017 por la vía rápida, en la que también estará el Fenerbahce tras superar al Panathinaikos (0-3). Los rusos endosaron un 3-0 al Baskonia, y por ello se pensará que arrasaron. La realidad, sin embargo, es muy diferente. El 3-0 está ahí, es inapelable, pero la diferencia entre los dos equipos en esta eliminatoria no responde ni mucho menos a ese guarismo. El equipo vasco ha competido de tú a tú con la plantilla más exuberante de todo el continente, le ha agarrado del cuello en los tres partidos. No ha conseguido el Baskonia imponerse en ninguno de los finales ajustados, y eso es algo que Sito Alonso deberá examinar con mimo de cara a los ‘playoffs’ ligueros, pero bien puede sentirse orgulloso de cómo ha competido en esta eliminatoria.

La teoría decía que tras sus buenas prestaciones, pese a las derrotas, en Moscú, el factor cancha le iba a bastar al Baskonia para forzar al menos el cuarto partido. Sin embargo, el desenlace volvió a repetirse por el lastre que le supuso estar cinco minutos sin anotar en el último parcial, aunque luego remontó hasta tener la última bola para ganar. Por eso y porque los árbitros, ante la duda, siempre barrieron para el poderoso. Ocurrió en la última jugada, cuando Kurbanov tocó la mano de Larkin cuando soltaba la pelota. Nada vieron los colegiados.

Era ya el tercer partido en una semana, demasiado para que ambos contrincantes no tuvieran un conocimiento exhaustivo el uno del otro, demasiado incluso para confiarlo todo a los de siempre. La primera parte no fue de Larkin, en el banco desde que vio su segunda personal a los cuatro minutos, tampoco de Teodosic, con su aspecto melancólico y ausente que de vez en cuando le invade y además tocado en el tobillo. Fueron minutos para mayor gloria de Budinger y Higgins, dos aleros americanos que valen oro por su capacidad para hacer cualquier cosa en la pista.

Tercer cuarto descomunal de 17 puntos

La fiesta la empezó el baskonista, anotando y reboteando con una agresividad extraordinaria. Sus compañeros le acompañaban principalmente en el rebote ofensivo, otro lugar común de esta eliminatoria, pero concedían demasiados tiros libres al CSKA. Preludio de la tensión que iba a estallar en el segundo cuarto, con varias refriegas en las que Shengelia y Augustine ocupaban plaza fija. La bronca le sentó mejor a los rusos, que con un parcial de 1-12 pasaron en un suspiro del 29-22 al 30-34, con Higgins en trance y Jackson repartiéndole los caramelos.

Tras el descanso aparecieron al fin De Colo y Teodosic para hacer lo que llevan haciendo toda la temporada, liderar al CSKA en ataque, mover a sus compañeros y defender. Y entonces emergió Shengelia, como un leviatán, para sostener a su equipo en un tercer cuarto descomunal con 17 puntos.

Siguió la igualdad en el marcador gracias a la labor de georgiano hasta que al Baskonia se le nubló la vista. Ya en el último cuarto, los de Sito Alonso se pasaron cinco minutos y medio sin sumar un solo punto. Increíble. Tampoco andaba muy acertado el CSKA, pero con poco le valía para ir sumando ventaja en el marcador. Los rusos se fueron a los diez puntos de ventaja a falta de poco más de dos minutos, pero ya se sabe que a este Baskonia hay que matarle dos veces. Nadó hasta llegar a la orilla, tuvo posesión para ganar pero el balón no entró. Un cruel final para la excelente Euroliga del equipo de Sito Alonso.

 

Fuente: El Mundo

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