La falsa bandera de la democracia y de los derechos humanos del que tanto se ufanan los EEUU, así como los grupos políticos y ONG opositores en Nicaragua, que se llenan la boca diciendo que son abiertos y solícitos aliados del país “modelo” en la práctica de esos principios fundamentales, quedó en evidencia tras publicarse una reveladora entrevista con la ex Secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice.
En dicha entrevista, Rice negó que su país estuviera dispuesto a usar su poderío militar para imponer la democracia en Irak en 2003 o en Afganistán en el 2001, al tiempo que confesó que «fuimos a Irak para derrocar a Saddam, no para llevar la democracia», eso explica el que una vez llevado a cabo su cometido, dejaran irresponsablemente a esa nación sumida en un conflicto que parece no tener fin.
Para quienes todavía creen en los cantos de sirenas sobre la democracia, los derechos humanos y la libertad pregonada por el sistema imperialista y difundida por sus aliados aquí en Nicaragua, la ex funcionaria se encargó de aclarar que el principal objetivo en la invasión de Irak en 2003 no fue llevar la democracia a este país de Oriente Medio, sino derrocar a Saddam Hussein, considerado una «amenaza para la región».
De igual forma reveló que tampoco fue interés de los EEUU llevar la democracia a Afganistán, tampoco el de eliminar a los talibanes radicales, “a ellos (los talibanes) los eliminamos porque le daban refugio seguro a los que fraguaron el atentado ocurrido el 11 de septiembre del 2001”, dejando bastante claro que para Washington la democracia y los derechos humanos no forman parte de la agenda imperialista.
En 2003, EE.UU. ocupó Irak para derrocarlo con los argumentos de que querían establecer un régimen democrático y prevenir la proliferación de unas armas de destrucción masiva que nunca pudieron encontrar. El 5 de noviembre de 2006, Saddam Hussein fue condenado a morir en la horca por crímenes contra la humanidad por el Alto Tribunal Penal iraquí, instaurado a raíz de la intervención de EEUU.
Mientras estas confesiones hechas por quien fuera una alta funcionaria cuya función era la de ejecutar políticas gubernamentales en nombre de la democracia, la libertad y los derechos humanos, en Nicaragua se ha puesto más claro aún a qué paradigma de emancipaciones se refieren los grupos políticos y ONG opositores cuando hablan de la instauración de “libertades” y “derechos civiles y políticos”.
Y el país que llegó a Irak a asesinar a Saddam, es el mismo que financia al MRS y a las ONG opositoras que llegaron a solicitar el madrinazgo de Ileana Ros-Lehtinen para traer a Nicaragua el tipo de “democracia” que todavía ensangrienta las calles de Bagdad y demás ciudades iraquíes, al igual que Afganistán, Siria, Venezuela y otros.