Freedom House se alía con traidores en “golpe suave” contra Nicaragua

La agencia Freedom House, que funge como “organismo humanitario” financiado por el Departamento de Estado de los EEUU para desestabilizar gobiernos “hostiles” a la política norteamericana, siguiendo con la política soberbia e injerencista de sus patrocinadores que promueven el “golpe suave” en Nicaragua, justifica como un “derecho legítimo” que el Senado de ese país apruebe la Ley Nica Act más allá de sus consecuencia perjudiciales.

El diario La Prensa, aliado antipatriótico de las políticas intervencionistas en nuestro país, con su característico descaro abrió las páginas de su solícito medio de prensa a quienes suscitan la inestabilidad en Nicaragua, al director de Freedom House, Carlos Ponce, para que muy a sus anchas no solo apoyara, sino que pusiera en evidencia este nuevo tipo de agresión impulsada desde Washington.

Las declaraciones de Ponce a La Prensa en favor del bloqueo económico a Nicaragua, vienen a confirmar las maniobras que desde Washington se formulan para neutralizar a los gobiernos progresistas como el de Nicaragua, y para ello han aumentado el ya jugoso financiamiento a los partidos políticos, las organizaciones no gubernamentales (ONG) opositoras y medios de comunicación a fin de promover su agenda.

Las dos principales agencias financieras de EEUU establecidas para realizar gran parte del trabajo de la CIA, pero con una fachada “legítima”, ampliaron su presencia por toda América Latina. La USAID, el brazo financiero del Departamento de Estado, NED e IRI han cuadruplicado los fondos entregados a organismos como Freedom House, para que sus aliados promuevan el “golpe suave” en contra de los sistemas de izquierda.

La “revolución de colores” o “golpe suave” promovido por el Departamento de Estado se trata de cambiar un régimen de izquierda, pero que no exista ninguna duda que detrás de la estrategia de la supuesta “no violencia” o la “promoción de la democracia” están los intereses de Washington, a través de la creación de una serie de “fundaciones” cuasi-privadas, también adiestradas para brindar financiamiento.

Entre ellas están el Instituto Albert Einstein (AEI), National Endowment for Democracy (NED), el Instituto Republicano Internacional (IRI), Instituto Demócrata Nacional (NDI) y Freedom House, a través de los cuales EEUU filtra financiamiento y asesoría estratégica a partidos políticos y OGN opositores que promueven su agenda en países con gobiernos no alineados con los intereses estratégicos de Washington.

Alrededor de todas estas “fundaciones”, siempre está la USAID que funciona como parte del eje de seguridad y defensa de Washington. El Pentágono se encarga de las acciones tradicionales militares, el Departamento de Estado ejerce la diplomacia y la USAID penetra e infiltra con el fin de controlar a la población civil, a través de partidos políticos, ONG y medios de comunicación que se venden a estas pretensiones.

En Nicaragua, la USAID y sus oficinas usan términos como “transición, reconstrucción, gerencia de conflictos, desarrollo económico, gobernabilidad, democracia, elecciones libres y transparentes”, para poner en marcha los principales viaductos a través de los cuales filtran sumas exorbitantes de dólares que desde Washington se envía a los partidos políticos, ONG y otros grupos para que promueven sus intereses.

En esta política injerencista, además de intereses estratégicos, existe igualmente un enfoque ideológico. Los movimientos detrás del “golpe suave” son principalmente anti-comunistas, anti-socialistas, pro-capitalistas y pro-imperialistas. Donde hay un gobierno con tendencia socialista anti-imperialista en un país con recursos estratégicos y naturales, sin duda habrá un plan de “golpe suave” para derrocarlo.

Usualmente estas acciones se intensifican cerca de un proceso electoral, en donde preparan una red de observadores, una organización electoral paralela y operaciones psicológicas para crear un escenario de fraude y rechazo de los resultados en caso de perder. Utilizan el mismo material de formación ideológica anti-comunista del AEI y siempre reciben fondos y asesoría estratégica y política de las agencias de Washington, incluyendo la USAID, la NED, el IRI, el NDI y Freedom House. 

Lo cierto es que el desmedido financiamiento a ONG opositores y los grupos políticos que promueven la desestabilización y “golpes suaves” contra gobiernos progresistas en la Región, así como la atroz campaña mediática que intenta proyectar a estos países como dictaduras, busca reconstituir la derecha latinoamericana, que ambiciona retomar el poder en zonas estratégicas mediante una agresión permanente.

 

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