Tres republicanos y 48 demócratas dejan tirado al pueblo americano», tuitea Trump.
Los republicanos volvieron a fracasar en su intento de enterrar el Obamacare. Después de cuatro días de extenuante pulso, el Senado votó contra una iniciativa de mínimos presentada por el líder de la mayoría conservadora en la Cámara, Mitch McConnell. Fue el tercer intento fallido desde que se aprobó debatir la reforma sanitaria y una clara señal de que la división preside las filas del presidente Donald Trump.
La oposición de John McCain y otros dos senadores republicanos fue decisiva en el resultado (51 votos en contra, 49 a favor). «Tres republicanos y 48 demócratas han dejado tirado al pueblo americano. ¡Como dije desde el principio, dejad que el Obamacare se hunda, entonces cerrad el acuerdo!», dijo Trump en un tuit.
Es una muerte a cámara lenta. Desde que Trump ganó las elecciones, el sistema sanitario creado por Obama se ha visto amenazado por el borrón y cuenta nueva. Ese es el deseo del presidente y posiblemente de la mayoría de sus parlamentarios. Pero hasta ahora el Obamacare ha sobrevivido porque sus enterradores no se ponen de acuerdo en cómo hacer su trabajo.
La fractura entre moderados y radicales impide que las votaciones prosperen. Y la presión de la Casa Blanca empieza a ser insuficiente. “Adelante senadores republicanos, lo podéis hacer. Después de siete años, esta es vuestra oportunidad de brillar”, había tuiteado Trump la víspera de la votación.
En este tablero tan fragmentado, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, había diseñado un texto provisional, en apariencia menos virulento que otros. La iniciativa ponía punto final a un requisito que irritaba sobremanera a los republicanos: la obligación de ciudadanos y empresas de contratar un seguro o enfrentarse a una multa. En compensación dejaba intacto el desarrollo del Medicaid, el programa sanitario para los más desfavorecidos, una exigencia de los senadores centristas.
Pese a su aparente lenidad, los cálculos preliminares de la Oficina Presupuestaria del Congreso concluyeron que con estas enmiendas habría 16 millones de personas menos con seguro en una década y que las pólizas aumentarían un 20%.
“En apariencia los cambios parecen razonables y modestos, pero el resultado será no sólo la pérdida de cobertura de millones de ciudadanos sino una factura aún más alta para el Gobierno”, había escrito el experto y antiguo directivo de seguros J.B. Silvers.
La medida, asimismo, había puesto en alerta máxima a las asociaciones de médicos y pacientes, que señalaron que al retirar la obligación de estar asegurado, iba a darse una fuga masiva de clientes, con el consiguiente aumento de precio de las pólizas. Un argumento que han explotado las grandes firmas de seguros, uno de los grupos de presión más fuertes y enfrentados a los republicanos.
Todo ello redundó en un voto negativo y con ello en un reinicio de las negociaciones para acabar con el Obamacare. Una medida que, aunque prospere en algún momento en el Senado, aún tendrá que ser ratificada en la Cámara de Representantes.