¿A qué va Felipe González a Venezuela?

Supuestamente Felipe González, movido por una inefable sed de filantropía, va a defender la inocencia de dos destacados líderes opositores encarcelados por el Gobierno venezolano.

 González dice que también quiere defender los Derechos Humanos de estos dos opositores que son Leopoldo López y Antonio Ledesma. Dos presos políticos encarcelados por delitos diversos, entre ellos proponerse derrocar al Gobierno con el apoyo exterior de los Estados Unidos y la Unión Europea. Leopoldo López fue acusado por la Fiscalía de “instigación pública, daños a la propiedad, en grado de determinador, incendio en grado de determinador y asociación para delinquir”.

Respecto a Antonio Ledesma, la fiscalía le acusa de “Asociación para delinquir y conspiración”. Fue arrestado el jueves 19 de febrero pasado, tras descubrir los servicios de inteligencia bolivariana un complot, donde estaban implicados también militares del ejercito del aire, dispuestos a utilizar un avión de las Fuerzas Armadas – el famoso Tucano – con capacidad destructiva. El plan consistía en crear un estado de emergencia nacional y pillar desprevenido al Gobierno mediante una serie de acciones terroristas, entre ellas el bombardeo del Palacio de Miraflores.

Mientras eso ocurría en su proyecto, habían previsto varias operaciones violentas paralelas para crear el caos y echar la culpa a la Revolución Bolivariana. La oposición irreconciliable planeaba lanzar un llamamiento público para levantar a la población, mediante manifestaciones contra el Gobierno, que sería acusado de incapaz de mantener el orden. La Embajada norteamericana estaba claramente implicada en esta conspiración y esos cuatro militares con cientos de civiles contaban con la cooperación de la seguridad estadounidense. Este era el plan desestabilizador, que sin duda habría creado un gran caos con consecuencias impredecibles, pero que fue desmantelado a tiempo, gracias a los servicios de inteligencia.

Hay mucha documentación al respecto que es desconocida por el gran público, pues el cerco mediático lo silencia intencionadamente. Está demostrado que los grandes medios corporativos colaboran con el complot y se coordinan con la velocidad del rayo, gracias a la rapidez de las comunicaciones. Venezuela está bajo el Golpe de Estado permanente, como sostienen muchas víctimas.

Objetivo: tener ocupado al Gobierno en la movilización constante impidiéndoles vida normal. El intenso acoso para derribar el Gobierno se sucede periódicamente desde la Presidencia de Hugo Chávez. El derribo se puede lograr con violencia y agotamiento, pero el poder bolivariano goza de amplio apoyo del pueblo. Pero hay una persistente intención de dar ese Golpe. Recuérdese el Golpe de Estado del 12 de febrero de 2002, que se saldó con un estrepitoso fracaso, al cabo de dos días. La acción estuvo precedida de manifestaciones de cientos de partidarios de la oposición que, tras concentrarse frente a la empresa petrolea PDVSA, fueron manipulados para dirigirse al Palacio presidencial a pedir la renuncia del presidente Hugo Chávez.

Pero llegados allí se toparon con miles de simpatizantes chavistas, dando como resultado un choque que dejó 19 muertos y 100 heridos. Se descubrió que muchas de estas víctimas habías sido blanco de francotiradores que aprovecharon el momento para crear más confusión. Estos incidentes formaban parte del plan y al día siguiente – el 12 de febrero- Chávez fue depuesto del poder por un golpe militar. Mientras se llevaban a Chávez a algún cuartel, un alto representante de la patronal, Pedro Carmona, se autoproclamó Presidente, nombrando un Gobierno provisional.

Los cientos de aplausos no podían por menos que avalar que todo había sido preparado minuciosamente. El mismo 13 de abril, el movimiento popular enardecido se movilizó contra los golpistas y una contraofensiva militar y leal rescató a Hugo Chávez. El pueblo lo restituyó en su cargo el 14 de abril. Las 48 horas escasas de duración del Golpe de Estado, obligaron a la prensa internacional a manifestarse. El diario EL PAÍS no pudo contener su satisfacción por la deposición del Presidente Chávez, como se pudo ver en su editorial matinal del 13 de abril con esta cabecera:

Sólo un golpe de Estado ha conseguido echar a Hugo Chávez del poder en Venezuela. La situación había alcanzado tal grado de deterioro que este caudillo errático ha recibido un empujón. El ejército, espoleado por la calle, ha puesto fin al sueño de una retórica revolución bolivariana encabezada por un ex golpista que ganó legítimamente las elecciones para, convertirse desde el poder en un autócrata peligroso para su país y el resto del mundo. Las fuerzas armadas, encabezadas por el general Efraín Vásquez, han obrado con celeridad al designar como jefe de un gobierno de transición a un civil, Pedro Carmona Estanga, presidente de la patronal venezolana, a la vez que destituía a los mandos militares compañeros y amigos del depuesto presidente…

Y finalizaba con este aleluya:

Sería bueno que Chávez y algunos de sus colaboradores detenidos rindieran cuentas de sus desmanes autoritarios y corruptos ante los tribunales de su propio país. Su experiencia, como la de Fujimori, debe servir para que se difunda la lección de que la democracia no son sólo votos, sino también usos.

En abril de 2002 Felipe González, tras la derrota del PSOE del 6 de marzo de 1996, ya estaba en la oposición política, pero su amigo Carlos Andrés Pérez, andaba refugiado en Santo Domingo mientras la Justicia le reclamaba desde Caracas para dar cuenta de sus fechorías de robo y saqueo de cuantiosos fondos públicos del Estado de Venezuela. Ejercía entonces la Presidencia en España, el demócrata José María Aznar que en su 7º año de mandato soñaba con una Venezuela neoliberal.

Más tarde se supo que Aznar estaba en coordinación con los golpistas y cuando Hugo Chávez y Daniel Ortega lo quisieron denunciar en la Cumbre Iberoamericana del 10 de noviembre de 2007, el rey de España le espetó a Chávez aquello de “Por qué no te callas”, mientras Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno, lejos de reconocer los hechos, optó por proteger a Aznar, mintiendo y en un alarde de nacionalismo inconcebible.

Bien, pero ¿A que va Felipe González a Venezuela? Que nadie se crea que el objeto es la defensa de algo indefendible en ninguna parte del mundo. Su intención no es otra que utilizar el pretexto de los derechos humanos y la democracia para crear un conflicto civil sin importarle que eso provoque decenas o centenas de muertes. Lo que les preocupa es que las multinacionales y demás empresas españolas tengan la autorización de los Gobiernos de América Latina para saquear los recursos y producir bienes con altos beneficios. Y es que la economía española no está boyante y con una mayor cuota de explotación en aquellos países hermanos el PIB de España subiría un punto.

El Club de Madrid

Este es uno de los más recientes engendros de Club Bilderberg, que ha logrado meter en la misma cesta a personas aparentemente tan contrarias como un “socialista” y un “fascista”. Desde hace años la relación de Felipe González y José María Aznar se ha ido acercando. Ahora es mucho más estrecha que antes [1]. Defendiendo los valores del nacionalismo hispano, ambos dirigentes se terminan encontrando en un curioso organismo político iberoamericano, cuyo nombre es: “Club de Madrid”. Esta denominación produciría risa si no fuera porque se trata de un tentáculo made in Bilderberg, destinado a ejecutar la política trasatlántica diseñada por los EEUU y para facilita las coordinaciones del núcleo duro de la OTAN.

El Club de Madrid, está formado por personalidades siniestras, altos políticos de derechas y de extrema derecha que perdieron el tren por su excesiva condescendencia con Washington, cuyo fin es el saqueo la depredación de los recursos naturales de Latinoamérica. Los miembros del Club, salvo excepciones son neoliberales desbancados de las poltronas, que van a ser adoctrinados por los nuevos colonialistas, para enseñar democracia y respecto a los DDHH.

El Club de Madrid, sería la próxima perversión de la socialdemocracia, tras el ensayo fracasado de la tercera vía de los Blair y compañía, cuya mayor hazaña fue el pacto de las Azores para provocar el gran genocidio de Irak y Afganistán. Cómplices de la gran mentira de las armas de destrucción masiva, han perdido toda honestidad política manchando el nombre del socialismo. Y sin embargo el Sr. González, implicado en el terrorismo de estado y en el saqueo privatizador de los fondos públicos, tiene la caradura de anunciar que va a Venezuela en defensa de los Derechos Humanos de dos opositores inocentes. Nadie se lo cree. Es todo un cuento. Felipe González va con la intención de montar un nuevo escándalo que acumule más crisis a Venezuela, dando legitimidad al terrorismo blanco. El objetivo es conseguir hacer triunfar el fracasado Golpe de estado de 2002. Demasiado tarde Felipe. Tu caradura va a encontrar una resistencia muy firme.

No es posible que las autoridades bolivarianas vayan a confiar en las declaraciones cínicas de Felipe González y mucho menos aceptar la nostalgia colonialista del Club de Madrid.

Madrid, 15 de mayo de 2015

ÁREA DE INFORMACIÓN

[1] Ver “AZNAR Y GONZÁLEZ SE UNEN EN LA DENUNCIA DE ABUSOS EN VENEZUELA”, EL PAIS, 9 de abril de 2015. Jan Martínez Ahrens. Enviado especial en Panama.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *