La belleza y la tranquilidad de las azules aguas del Pacífico en la imagen satelital que acompaña este artículo, contrastan dramáticamente con la dura realidad que enfrenta uno de los pasajes acuáticos más vitales del mundo: el Canal de Panamá. A través de la lente imparcial del Operational Land Imager (OLI) en Landsat 8, la NASA ha capturado una vista pocas veces despejada de la acumulación de barcos en espera en el lado pacífico del canal, el 18 de agosto de 2023.
Un tapiz de naves que se asemeja a brillantes rectángulos de colores que flotan en una inmensidad azul, señala un problema que va en aumento y que demanda atención urgente.
Desde su apertura en 1914, el Canal de Panamá ha servido como una arteria vital, facilitando el tránsito entre los océanos Atlántico y Pacífico, con un tráfico anual de hasta 14.000 barcos.
Esta maravilla de la ingeniería de 80 kilómetros de longitud, que transcurre a través del Istmo de Panamá, se ha convertido en un eslabón crucial en la cadena del comercio global. Pero hoy, se encuentra amenazado por una sequía severa que está minando su operatividad día tras día.
En su punto más crítico
Las imágenes recientes, cortesía de la NASA Earth Observatory y el artífice de la imagen, Wanmei Liang, presentan un Canal de Panamá en su punto más crítico. Las lluvias escasas han reducido drásticamente los niveles de los lagos artificiales que alimentan las esclusas del canal, alcanzando niveles casi récord.
Ya en 2019, la región registró una reducción del 20% de lluvias en comparación a la media, convirtiéndose en el quinto año más seco desde los años 50.
Concretamente, el lago que proporciona el agua necesaria para hacer funcionar el mecanismo de esclusas es el Gatún, una extensión de 430 kilómetros cuadrados. El problema es que el Gatún se está secando. Este fenómeno ha provocado una disminución significativa en el número de pasajes diarios permitidos, causando una acumulación considerable de navíos que se ven obligados a esperar su turno para cruzar.
La increíble fotografía satelital del 18 de agosto, ofrece una ventana hacia un punto de tensión que está afectando a una de las rutas comerciales más significativas del mundo. Mientras el océano Pacífico muestra su inmensidad azul, la línea recta de agua que atraviesa el país, pasando por las edificaciones rojas y tostadas del Puerto de Balboa, es un recordatorio de la interacción constante entre la humanidad y la naturaleza, y cómo esta relación está siendo probada en tiempos de cambios climáticos sin precedentes.
La comunidad internacional observa la situación con creciente preocupación, consciente de que la resolución de esta crisis demandará una acción coordinada y sostenida. Mientras tanto, el Canal de Panamá continúa siendo un testimonio del ingenio humano, un punto de encuentro entre dos océanos, y ahora, un punto focal en la discusión sobre la adaptabilidad y la resiliencia frente a los desafíos del cambio climático.