El cura era conocido por instaurar un código de vestimenta femenino para entrar a la iglesia: prohibía el uso de faldas, escotes y pantalones apretados, entre otras prendas.
Carlos Scarlata, un sacerdote argentino, fue acusado de dejar morir a su amante para que nadie se entere de su relación. Aparentemente, la mujer sufrió una descompensación a causa de la diabetes que padecía mientras estaba en su casa con el párroco, quien la habría abandonado sin solicitar auxilio. El caso ocurrió en la provincia de Mendoza, Argentina, de acuerdo a la información publicada por diario El Sol este jueves.
El cuerpo de la víctima, Valeria Cornejo, fue encontrado en estado de descomposición en octubre y se determinó que el deceso respondía a causas naturales. Sin embargo, la denuncia de una amiga suya, a quien el sacerdote le habría contado lo ocurrido en ese entonces, reabrió el caso.
Así, el religioso fue citado por la Justicia para rendir su declaración esta semana, al ser la última persona que tuvo contacto con la víctima y sugiriendo que a pesar de presenciar el quebranto de salud de Cornejo, no pidió asistencia para evitar la exposición de su relación sentimental.
Scarlata habría cometido el delito de «omisión de auxilio» y podría enfrentar entre cinco y quince años de prisión, según medios locales, además de las medidas que pueden tomar las entidades eclesiásticas en función de las disposiciones religiosas que promueven el celibato.
El psiquiatra que atendía a la víctima también habría confirmado el supuesto vínculo amoroso que existía entre su paciente y el sacerdote, ya que Cornejo estaba asistiendo a terapia, precisamente, por considerar que tenía una relación prohibida y afirman que era una mujer profundamente religiosa.
Esta no es la primera vez que el párroco se ve involucrado en una polémica. En 2016 fue conocido por instaurar un código de vestimenta femenino para entrar a la iglesia, a través del cual prohibía el uso de faldas, escotes y pantalones apretados, entre otras prendas, por considerar que las mujeres provocaban a los hombres.