Sputnik │ La Haine
* «La oportunidad más cercana para distraer a la ciudadanía global puede ser la central nuclear de Zaporozhie», dijo el exanalista del Departamento de Estado, Scott Bennett.
El presunto renovado impulso bélico de Kiev podría ser percibido por Occidente como una señal de alarma, dijo a Sputnik Scott Bennett, exoficial del Ejército estadounidense y antiguo analista de antiterrorismo en el Departamento de Estado.
Las autoridades ucranianas habrían elaborado un plan para una gran ofensiva en la región de Jersón y Zaporozhie a principios de octubre, idea que ya había sido aprobada por sus patrocinadores de Washington y Londres, dijo a Sputnik una fuente informada en los últimos días de septiembre.
Según esta fuente, las fuerzas especiales de Kiev pretenden, como mínimo, tomar el control de la central nuclear de Zaporozhie con esta nueva contraofensiva.
Todo esto debería ser una señal de alarma para los países occidentales, sugirió Scott Bennett, señalando los inútiles intentos del Ejército ucraniano de romper las líneas defensivas rusas.
«Como resultado de la rotunda derrota de Ucrania, Occidente busca frenéticamente una oportunidad para intentar escapar del juicio venidero y de los posibles cargos de crímenes contra la humanidad. Y la oportunidad más cercana para distraer a la ciudadanía global puede ser la central nuclear de Zaporozhie», argumentó.
Recordó que muchos perciben esta instalación como «un objetivo de destrucción, una especie de botón apocalíptico que EEUU podría intentar presionar, en una maniobra para generar suficiente caos que distraiga al mundo de las batallas a pequeña escala de Ucrania, ante las implicaciones globales de un desastre nuclear». La posible destrucción de la central nuclear de Zaporozhie sería la «máxima expresión» de este caos.
Advirtió que, si se destruye la instalación, «el tsunami resultante de trastornos sociales, políticos y económicos desorganizaría a los partidos de oposición y las protestas contra las élites políticas actuales en Europa y EEUU, y justificaría un confinamiento o una ley marcial y una mentalidad de Estado policial que podría ser extendida infinitamente».
Bennett no descartó que «Occidente combinará a sus mejores propagandistas de la CIA, el Mossad y el MI6 para culpar a Rusia del suceso, y tal vez también inicie simultáneamente algunos ataques de falsa bandera autoinfligidos al mismo tiempo».
«Lo hemos visto en Vietnam y en la guerra contra el ‘terrorismo’ del 11S (de 2001), por lo que es muy posible que intenten hacerlo de nuevo», añadió el exanalista del Departamento de Estado.
Cuando se le preguntó si es seguro decir que el supuesto plan de contraofensiva de octubre es un intento de apaciguar al pueblo ucraniano y justificar las demandas occidentales, Bennett dijo que es «un camuflaje para el plan de Zelenski de robar más dinero de Occidente y mostrar algún tipo de esfuerzo de buena fe que invitaría a futuras donaciones e inversiones de ‘reconstrucción’ por parte de Occidente».
«La realidad es que Ucrania está destruida, el conflicto esencialmente ha terminado y el Ejército y el pueblo rusos han salido victoriosos. Por supuesto, Occidente está tratando de distraernos de esta realidad, creando todo tipo de focos de conflictos, llevando adelante ataques terroristas contra civiles inocentes en Crimea, Moscú y otros lugares, pero esto también terminará», afirmó el exanalista.
Sobre todo, teniendo en cuenta que el presidente ruso, Vladímir Putin, declaró este septiembre de 2023 que las tropas ucranianas no lograron resultados tangibles con su contraofensiva, fallida operación que, según dijo, les costó la vida a más de 71.000 soldados ucranianos hasta ese momento.