En el inicio de esta semana, la agencia de noticias The Associated Press (AP), de la mano del periodista Joshua Goodman, publicó una nota escrita desde Bogotá sobre comunicaciones secretas en Caracas, entre el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) Diosdado Cabello y una persona cercana a la Administración Trump.
Lo primero que resalta la nota es el anonimato del alto funcionario estadounidense; no revela el nombre del informante por temor a supuestas represalias.
El artículo causó revuelo y hasta preocupación entre algunos voceros de la oposición venezolana por Twitter, como tal es el caso de Carla Angola que dos horas después de la publicación de Goodman, dio sus impresiones sobre la noticia destacando que ese mencionado acercamiento no es una negociación con el «régimen» sino que, según su noción, se trata de cómo Estados Unidos aprovecha una «pelea a cuchillo» a lo interno del chavismo para sacar una especie de ventaja.
De esta forma, Angola y otros operadores mediáticos del antichavismo buscan crear una matriz confusa e intrigante sobre el supuesto acercamiento entre ambos actores, aun cuando sea de total normalidad que existan canales de comunicación en contextos de enfrentamiento. Es elemental en una guerra.
Joshua Goodman y su obsesión por Venezuela
Joshua Goodman es oriundo de Cleveland, y desde 2013, AP lo designó como Director de Noticias para Los Andes, dedicando la mayoría de sus artículos a Venezuela.
Este periodista ha ejercido labores en Bloomberg News, haciendo reportajes sobre América Latina; entre esos incluyó trabajos sobre un hipotético financiamiento chino a la campaña del Comandante Chávez en 2012.
También, sus notas sobre Venezuela han sido republicadas desde 2013 por La Nación, y desde 2015 por The Times of Israel, por ejemplo.
A Goodman se le recuerda por una rueda de prensa ofrecida por el presidente Nicolás Maduro en 2014 sobre el asesinato del diputado Robert Serra; hizo preguntas fuera de contexto, dedicadas directamente a la industria petrolera en Venezuela, señalando el fin de la bonanza petrolera, los pronósticos sobre la caída de los precios del petróleo y las consecuencias económicas para el país.
Además, el pasado mes de junio este periodista realizó una entrevista al prófugo Iván Simonovis, relatando su escape con el característico estilo hollywoodense. Sirvió para disfrazar de «súper policía» al ex comisario.
Luego de hacer un recuento por los diferentes artículos hechos por Goodman, por lo menos durante los últimos ocho años, resulta evidente que sus reflexiones son dependientes de la retórica antichavista.
Su última nota no se aleja de esa línea, porque Goodman señala que se desconoce si el presidente Maduro aprobó dichos contactos o no, desprestigiando las conversaciones que ha tenido la Administración Trump y parte del establishment estadounidense (como el ex senador Bob Corker) con los diferentes representantes del equipo del Gobierno Bolivariano y, sobre todo, intentando generar sospechas en la esfera chavista.
Incluso, Goodman llega a ignorar por completo en su «investigación» un elemento clave en esta trama: las reiteradas ocasiones en las que el Presidente venezolano hace la convocatoria a dialogar.
¿Reclamando legitimación? El periodismo del siglo XXI
La «primicia» de Goodman muestra diversos huecos informativos, que con intención sigue la tónica de las maniobras de propaganda gris (ya que evita el uso de fuentes declaradas). En este caso vislumbra el objetivo de generar fracturas internas en el chavismo, desafiando a su mayor fortaleza: la unidad política.
Esto no es ajeno al manual de acciones que llevan tiempo desarrollando grupos que forman parte de la élite estadounidense en contra del gobierno chavista. Recordemos el informe secreto que publicó WikiLeaks sobre un cable de 2006 escrito por el entonces embajador estadounidense en Venezuela, William Brownfield, que narra su estrategia de 5 puntos.
Lograr la división política del chavismo es uno de los puntos principales de Brownfield
En tal sentido, el dirigente Diosdado Cabello, en la rueda de prensa semanal del PSUV, tras escuchar primero la pregunta de un periodista venezolano sobre la polémica del reportaje de AP, respondió satíricamente que la reunión es secreta, haciendo alegoría a las múltiples veces en que Goodman señala el anonimato de todos los informantes y la característica de ser secreta la reunión.
Igualmente, Cabello aclaró que él tiene cuatro condiciones para asistir a las conversaciones con representantes del gobierno de Estados Unidos:
1. estar autorizado por el presidente Maduro;
2. el tema a tratar debe ser Venezuela;
3. la reunión debe hacerse en Venezuela;
4. y reunirse con los dueños del circo, es decir, con ningún vocero de la oposición en Venezuela.
Luego, el corresponsal surafricano Christopher Torchia de AP, la misma agencia que publicó la «exclusiva», preguntó sobre la confirmación de esas reuniones, a lo que Cabello objeta el sentido de buscar esa confirmación, ya que es AP la responsable en confirmar lo que divulgó. A fin de cuentas, la información reclama la legitimación de su enunciador. «Lamentable», calificó Cabello.
Concluyó el dirigente que, desde hace meses, se sostienen conversaciones públicas y privadas, autorizadas por el presidente Maduro, y recordó la reunión pública en Haití con Thomas Shannon, dejando en evidencia la disposición del directorio chavista para mantener conversaciones en pro de preservar la paz en Venezuela.
Se confirman las reuniones
El 20 de agosto, en un acto en el estado La Guaira, el Presidente venezolano confirmó que, bajo su autorización, altos funcionarios del Gobierno Bolivariano mantienen contacto con representantes de la Casa Blanca desde hace meses.
En paralelo, el magnate presidente estadounidense, dirigiéndose a algunos medios de comunicación en Washington, confirmó las mencionadas conversaciones con varios representantes de alto nivel del gobierno de Venezuela, sin nombrar a ningún vocero de la oposición.
Es ostensible cómo el artículo de AP, basándose en los métodos de la propaganda gris, dispone de una mezcla de noticias falsas y de información real recopilada de diferentes fuentes.
En el caso de la noticia que nos ocupa, el hecho real fue el acercamiento entre ambos gobiernos; sin embargo, su ampliación se hace con otros datos y detalles falsos, o con omisiones que dan contexto y contraste al tema.
Así se construye una matriz confusa en medio del proceso de recolección de firmas «No More Trump». Este reportaje suma a las acciones para consolidar los esfuerzos de guerra psicológica que tienen como fin socavar al chavismo en Venezuela por todos los frentes.
Pero Llegaron tarde
El 21 de agosto, a tempranas horas de la mañana, el asesor de Seguridad Nacional John Bolton trató de darle oxígeno a la situación, publicando en su cuenta Twitter que las conversaciones se están haciendo a espaldas del presidente Maduro, presuntamente negociándose su salida del poder.
Bolton contribuye de esta forma a los objetivos de la propaganda gris, dándole un carácter de intriga a la información aun cuando las conversaciones fueron autorizadas por el jefe del Estado venezolano.
Por otro lado, y sin ser tomado en cuenta por el scoop de AP, Guaidó expresó que presuntamente él conocía sobre esas reuniones y que, según él, eran parte de una estrategia conjunta de la oposición con la Administración Trump.
¿Cómo, al tener conocimiento de estas conversaciones, declara tardíamente sobre esta polémica si de manera supuesta contribuyen a la estrategia golpista del antichavismo? Evidentemente, queda fuera de juego.
No parece desinteresado que la dirigencia opositora no exista en este canal comunicativo de alto nivel. Con la suspensión del diálogo con la oposición venezolana debido a la última Orden Ejecutiva de la Administración Trump, las conversaciones se dan en otra escala entre ambos gobiernos y de manera directa, sin la vocería de Guaidó como intermediaria.
A eso se refería Diosdado Cabello al nombrar a los «dueños del circo».