Lo que se viene será difícil. Es la primera derrota de la propuesta del tanque de pensamiento (think tank) imperial. La primera derrota de la perversa combinación de la mentira difundida (fake news) con la justicia al servicio de los intereses oligárquicos (lawfare) y existiendo la primera derrota se esperan las segundas, terceras y cuartas, que serán nuevas victorias.
El que con leche se quema, hasta la cuajada sopla, reza un dicho popular nicaragüense y en Ecuador tenemos la amarga experiencia de la alegría transformada en tragedia.
Sin ánimo de ser pesimistas ni de enfriar alegrías, pero se vendrán dos meses o tres, hasta las elecciones o hasta el balotaje, de muy duras batallas, conspiraciones, seducciones, terribles amenazas del FMI, de los EEUU, de los acreedores europeos, de Brasil, de la derecha local y del macrismo derrotado. Cuidado, es mucho lo que se juegan y responderán con todo y contra todos, no solo en la Argentina.
La dupla Fernández se ganó al electorado. La propuesta lanzada por Cristina tuvo desde el primer día un impacto formidable y permitió la derrota de muchísimos elementos en contra. Los medios de comunicación que masivamente apoyaron a Macri, las redes sociales igualmente, toda la manipulación desde el Estado, las amenazas de la Bolsa, la devaluación.
Las calumnias del poder judicial, la utilización de la oscura campaña de esa judicialización contra Cristina y su entorno, contra el Kirschnerismo en general. Las amenazas del FMI y las soluciones neoliberales, la venta de la ilusión de un mundo mejor que se derrumbó desde el primer día del gobierno Macri.
Los factores de ese triunfo, fueron en primer lugar la unidad propuesta por Alberto Fernández y Cristina Fernández. El Frente de Todos, convoca la UNIDAD con mayúsculas para poder avanzar, no todos se sumaron, pero fueron las principales fuerzas que lo hicieron. Y la unidad tiene una progresión geométrica.
No es uno más uno; es dos, más miles que sienten que pueden ganar. Ese es el primer factor y en las elecciones de octubre, en principio, se deben sumar los votos de la izquierda que no participó en el Frente de Todos y digo en principio porque seguramente algunos puristas se abstendrán. Se sumarán muchos electores que votan a ganador o que se desencantaron de Lavagna y otros. Esa es la perspectiva.
El segundo factor del triunfo y no menos importante, es el fracaso absoluto de la política de Macri, del neoliberalismo y del FMI. El pueblo argentino, sus sectores obreros, barriales y la clase media, hombres y mujeres, ya conocieron el desastre económico anterior y vieron cómo este modelo se enrumbaba a la repetición de años pasados.
El endeudamiento de 57 mil millones de dólares que hizo Macri con el FMI les trajo recuerdos aterradores y no están dispuestos a quedarse en ollas comunes, hijos e hijas emigrando, fábricas cerradas, desempleo creciente. Hartos de escuchar es hora de ajustarse los cinturones del prójimo y de la prójima, pero nunca los de los de los ricos oligarcas, que ya deben haber sacado sus dineros. Este hartazgo lo expresaron en el voto muy consciente.
El tercer factor fue la movilización popular de los sectores organizados que llevaron al fortalecimiento y/o desarrollo de la conciencia de los diversos sectores. La clase obrera argentina, sus sindicatos, los barrios, y la clase media y todo el progresismo y la conciencia patriótica y revolucionaria se tomaron las calles, recorrieron las bases, los círculos, los sindicatos, llevando el mensaje de lucha.
Nunca bajaron la guardia y se mantuvieron en la línea de combate. No permitieron la impunidad contra la destrucción de las políticas públicas que les beneficiaron. Mantuvieron en alto las banderas por los derechos humanos, por la gratuidad de la enseñanza, de la salud. Por el acceso a la comida y la vivienda.
Parece simple, pero hay que hacerlo. Esta es la lección que debemos tomar, unidad y programa. Defensa de los derechos y en Argentina la tradición de lucha es larga, como casi en todos nuestros pueblos. Desde las Madres de la Plaza de Mayo hasta los jóvenes de la Cámpora.
Desde Diego Armando Maradona hasta la propia Cristina, todos fueron construyendo el espacio del triunfo. El peronismo jugó su papel. Evita estuvo presente, pero y sobre todo la esperanza de construir un futuro mejor que el de la deuda externa.
Una Argentina con una política exterior independiente y soberanista no entra en el cálculo imperial contra Venezuela, Nicaragua y Cuba. La propuesta boliviana con Evo se refuerza con este triunfo y lo mismo deberá ocurrir en Uruguay.
Debemos de prepararnos para los mayores embates, reaccionarán perversamente en la propia Argentina y en todos nuestros países. Este ha sido un duro golpe de advertencia. Contra ello debemos avanzar y consolidar la unidad.
Aprender de las lecciones, dejar de lado hegemonismos de los individuos (sin descuidar el papel de lideresas y líderes) y concretar espacios de lucha que sean recogidos por las grandes mayorías populares y ciudadanas, que deben tomarse como verdaderas banderas de movilización.
El desafío va para Perú, muy pronto, luego Ecuador y Chile que son los caminos electorales más cercanos cronológicamente. El pueblo de Brasil con Lula, se verá reforzado en su desafío contra ese monstruo ignorante que eligieron como Presidente, que con sus cantos de sirena pretende disfrazar su fascismo y sus objetivos peligrosísimos.
En el entretiempo, la calle sigue siendo el espacio más abierto de construcción democrática y el pueblo argentino así lo ha demostrado, sigamos los buenos ejemplos ahora, en esta hora.