Juventud Rebelde
Si el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, fuera declarado culpable de espionaje y extraditado a EEUU, sería enviado a la prisión federal de máxima seguridad ADX Florence en Colorado, según lo ha declarado este martes ante el tribunal penal Old Bailey, en Londres, Maureen Baird, exdirectora del Centro Correccional Metropolitano de Nueva York. Según explicó, el activista tendría que estar «casi muriéndose» para ser enviado a otra instalación.
Baird advirtió que Assange, probablemente, afrontaría las condiciones carcelarias más onerosas que puede imponer EEUU, que podrían conducir a una variedad de problemas de salud mental, incluida la ansiedad y la paranoia. «Por mi experiencia, de casi tres décadas de trabajo en prisiones federales, estoy de acuerdo en que el aislamiento a largo plazo puede tener efectos negativos graves en la salud mental de un recluso», aseguró.
Si el activista es extraditado —explicó Baird—, probablemente sería detenido bajo medidas administrativas especiales, tanto en detención preventiva como después de cualquier condena, debido a preocupaciones de seguridad nacional.
Bajo estas medidas —que quedan a discreción del fiscal general de EEUU y que han sido utilizadas contra terroristas convictos— los reclusos pasan casi todo el día confinados en sus celdas sin contacto con otros presos y con poco contacto con el mundo exterior.
Debido al probable requisito de estas medidas, el «único lugar» al que iría Assange sería ADX Florence, «a menos que hubiera un cambio severo en su estado médico», indicó Baird.
La cárcel ADX Florence, conocida popularmente como «Alcatraz de las Rocosas» y «Supermax», fue diseñada para encarcelar a aquellos delincuentes considerados como los más peligrosos para el sistema penal estadounidense.
Desde que la ADX está en funcionamiento, nadie ha logrado escapar de esa cárcel para hombres, que alberga, entre otros, al narcotraficante mexicano Joaquín «Chapo» Guzmán; a Dzhokhar Tsarnaev, autor de la bomba en el Maratón de Boston o a Zacarias Moussaoui, conspirador de los ataques del 11S en Nueva York.
Las duras condiciones en «Supermax» han colocado sus muros en el Libro Guinness de los Récords Mundiales como una de las prisiones más seguras del mundo.
Sobre Julian Assange, de 49 años, pesan 17 cargos por espionaje y otro por uso indebido de computadoras en relación a la publicación en WikiLeaks de cientos de miles de páginas de documentos militares secretos y de cables diplomáticos sobre las actividades de EEUU en las guerras en Irak y Afganistán en 2011. Los cargos conllevan una sentencia máxima de 175 años de prisión.
El equipo de abogados de Assange argumenta que su defendido es periodista y tiene derecho a la protección de la Primera Enmienda de la Constitución de EEUU al publicar los documentos filtrados. Los abogados también señalan que las condiciones que el activista afrontaría en una prisión estadounidense violarían sus derechos humanos.
El psiquiatra Michael Kopelman declaró la semana pasada durante una audiencia en el tribunal penal Old Bailey, que Assange sufre depresión y «alucinaciones auditivas» y que existe un riesgo «muy alto» de que se suicide si es extraditado a EEUU.
La audiencia de extradición de Assange se retrasó debido a la pandemia de coronavirus.