Roberto Chambi Calle | HispanTV
Joe Biden, “el viejo senil”, está en los principios de su final antes de que el 20 de enero Trump ingrese a la Casa Blanca para manejar las riendas del imperio, y es que no preocupa que se vaya; no es importante, al final el imperio —Deep state— con, o sin él, seguirá, lo que molesta es que quiere llevarse a la humanidad junto con él; de iniciarse una guerra nuclear con Rusia desaparecería nuestra especie.
Si es que se llega a la tercera guerra mundial, sería “con palos y piedras”; ¿Habrá después de esta una cuarta?
Irresponsablemente, Mr. Danger aún sigue impulsando el terror y horror contra civiles inocentes. Sus guerras proxi en Ucrania, Palestina y Taiwán son una muestra de su brutalidad que solo obedece a sus intereses, estos polvorines de guerra iniciados por “Rambo”, han quitado la vida de más de 44.500 palestinos y más de cuatro mil libaneses; estos dos últimos gracias a los “buenos oficios” de su gendarme israelí en la zona.
Estas acciones criminales y mal intencionadas no solo se llevan vidas, sino se tiran a la basura estatutos y leyes internacionales en relación a las instituciones jurídico-Políticas, las que pese a estar en “funcionamiento”, inútilmente han tratado de establecer un mundo de paz y seguridad internacional tal cual manifiesta el art. 1 y 2 de la Carta de San Francisco, paradójicamente firmadas por EEUU.
Pese a la claridad de la Carta de Naciones Unidas, esta es impunemente incumplida por amos y vasallos; sino ¿Cómo se entendería que criminales de Guerra como Netanyahu y Gallant hoy se pasean por Washington y Bruselas?
Pero no solo se pasean por las calles libremente, sino que estos siguen recibiendo ayudas millonarias para sostener su maldad, pues Netanyahu y Zelenski siguen recibiendo millones de dólares en ayuda y asistencia militar pese a que en ambos flancos su derrota fue inminente, por ejemplo el ex comediante de teatro (presidente de Ucrania) ahora impulsa la paz con Rusia bajo ciertas condiciones como ceder los territorios a cambio de ser miembro pleno de la OTAN, por el otro frente, Netanyahu no derrotó a HAMAS, pese a haber aniquilado a decenas de miles de palestinos en su intento; así como no pudo con Hezbolá en el Líbano, con quien no tuvo otra opción que negociar el cese al fuego.
En el actual escenario de las proxi guerras impuestas por Washington y sus halcones, los pueblos libres del mundo, una vez más tienen la oportunidad de estructurar y/o consolidar una nueva sociedad internacional y un nuevo sistema político que parta de la realidad, aquella que se le ha denominado “Nuevo orden mundial”, que respeta la normativa jurídica internacional, la soberanía, la autodeterminación de los estados así como su identidad nacional, ese nuevo orden no debe ser como aquel que vienen vomitando por muchos años los grupos de poder como Bildelberg o G7, junto a un puñado de familias que hoy explotan inmisericordemente el planeta.
El respeto y cumplimiento de este nuevo sistema político jurídico va a depender de ese nuevo mundo multipolar, el que actualmente está siendo liderada por Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica o Irán, países que hoy en día representan casi el 40% del producto interno bruto mundial.
Ya lo habíamos planteado en otras columnas; que se hace de vital importancia poder reestructurar las instituciones internacionales como la ONU o el Consejo de Seguridad a partir del contexto mundial actual, con ello nos referimos a los BRICS como única alternativa para poder responder con justicia y ecuanimidad al actual mundo multipolar.
Sin duda Rusia tiene un rol fundamental en el contexto actual, y no lo decimos porque sea un país de excelentes condiciones económicas —pese a los cientos de bloqueos— sino que a nivel político y militar el oso asiático se convierte en el contrapeso en el tablero del hegemón mundial.
No cabe la menor duda que hoy estamos viviendo una era post Westfaliana, lejos de aquella que en 1648 puso fin a la guerra de los 30 años en Europa. Que tiempos aquellos donde había un respeto a los estados, su soberanía y autodeterminación.
Hoy casi nadie respeta la institucionalidad de la norma jurídica internacional, por ello creemos que es importante que los actores internacionales —personas, estados y organizaciones internacionales— nuevamente regresen a los axiomas de la vida, la paz y el respeto al Ius Cogens y el Derecho Internacional como única alternativa para la convivencia pacífica; de seguir estas aventuras belicistas y nucleares impulsadas por “viejos seniles” como Joe Biden, sin duda la civilización será extinguida de un plumazo, como los dinosaurios hace 66 millones de años:
¿Está lista la humanidad para su extinción?