Prensa Latina
Las recientes proyecciones del presidente Joe Biden parecen buscar un modo de confrontación global hacia una especie de nueva Guerra Fría, para fortalecer su imagen de protector de los intereses hegemónicos de Estados Unidos.
En lo que algunos expertos avizoran como acciones enfocadas en intereses electorales con vistas a los comicios de medio término de 2022, Biden enfatiza casi a diario sus posiciones contra Rusia y China, así como su intención por reforzar el poderío bélico de la nación norteña.
Cuando el jefe de la Casa Blanca presentó la semana pasada el proyecto de presupuesto para el año fiscal (AF) 2022, dejó claro, sin decirlo de forma explícita, que en su mandato dará continuidad a las prioridades de su antecesor, Donald Trump, en este tema.
Los principales diarios estadounidenses destacaron tras la presentación del plan de gastos de Biden, que el gobernante puso a China como el principal desafío para Washington en los próximos años.
No fue mera inspiración del mandatario, sino un reclamo que según el portal digital Defense News ha reiterado el jefe del Comando del Indo-Pacífico del Pentágono, almirante Phil Davidson y otros altos jefes castrenses.
De estas directrices dirigidas contra Beijing forma parte la llamada Iniciativa de Disuasión del Pacífico, creada para contrarrestar al gigante asiático, y centrada en la competencia en la región, con el objetivo de impulsar la preparación de ese teatro de operaciones para una eventual confrontación.
Como parte de su paranoia antichina, la reunión de Biden el 21 de mayo con el presidente surcoreano, Moon Jae-in, constituyó, según el analista político británico Tom Fowdy, “un punto de inflexión, porque marcó el inicio formal de los intentos de Washington de incluir a Seúl en una alianza contra Beijing”.
En un artículo publicado recientemente en el sitio digital de la cadena rusa RT, el especialista advirtió por qué el intento de Washington de unir a Seúl a un bloque antichino podría convertir la península Coreana en un punto de inflamación de la nueva Guerra Fría.
En este contexto, en cuanto al presupuesto presentado por Biden recientemente, hubo pocos cambios en relación con las proyecciones de Trump, pues en su plan de gastos por más de seis billones de dólares, al Pentágono se le asignan 715 mil millones, un aumento de 11 mil millones respecto al AF-2021.
Según el portal digital Defense News, esto se enmarca en lo que el secretario de Defensa, Lloyd Austin, denomina la solicitud más grande jamás hecha de fondos para investigación, desarrollo, pruebas y evaluación, acápites para los que Biden pidió 112 mil millones, un alza del cinco por ciento.
El diario Stars and Stripes, por su parte, destaca el hecho de que otros 38 mil millones de dólares adicionales son para programas relacionados con la defensa en el Buró Federal de Investigaciones (FBI), el Departamento de Energía y otras entidades.
Además, la administración Biden invertirá 27 mil 700 millones en la modernización de la tríada nuclear estadounidense: los misiles lanzados desde tierra, submarinos armados con cohetes atómicos y bombarderos estratégicos que portan armamento de esa categoría.
Todas estas proyecciones de la administración del presidente Biden tienen lugar además en medio de serias tensiones con Rusia, y a poco de celebrarse la cumbre prevista para el 16 de junio próximo en Ginebra, Suiza, entre el gobernante demócrata y su homólogo ruso, Vladimir Putin.
Biden tiene previsto asistir a la máxima cita del Grupo de los Siete (G7) en el Reino Unido del 11 al 13 de junio, para después viajar a Bruselas, Bélgica a una reunión de máximo nivel de la OTAN, ocasión que según expertos, aprovechará para buscar más apoyo de sus aliados a su política contra Moscú. Quizás el diario The New York Times sintetizó mejor las aspiraciones de Biden en este contexto que muchos avizoran ya como el inicio de una nueva ‘Guerra Fría’.
Tras el discurso del jefe de la Casa Blanca frente al Congreso en abril pasado, el Times reseñó que Biden demanda a Estados Unidos que entre en una nueva lucha de superpotencias, tipo Guerra Fría, pues la competencia con China y la contención de Rusia fueron el subtexto del llamado a la acción del presidente.