Según una investigación del diario digital Metrópoles, el entorno del entonces mandatario hizo 70 vuelos, sin que él estuviese a bordo, para asistir a actos que nada tenían a ver con el gobierno.
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro tiene otro motivo de preocupación, después que el miércoles un reportaje del diario digital Metrópoles revelara que él y su familia habrían abusado en el uso de los aviones de la Fuerza Aérea de Brasil, para compromisos privados que no tenían nada que ver con el Gobierno del ultraderechista.
«La entonces familia presidencial utilizó aviones de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) para participar en eventos privados, como cultos religiosos, y para transportar amigos, familiares, pastores e incluso un perro mascota«, dice el extenso texto que lleva por título ‘La fiesta aérea del clan’.
La investigación, hecha a través de mensajes inéditos de un grupo de WhatsApp y datos del Gabinete de Seguridad de la Presidencia, revela que en los cuatro años de gobierno de Bolsonaro la familia hizo 70 vuelos sin que el entonces mandatario estuviese a bordo.
Entre ellos, 54 de la primera dama, Michelle, y varios de los hijos de Bolsonaro: 10 de Carlos, concejal de Rio de Janeiro, y 7 de Jair Renan, el menor de sus cuatro hijos varones.
Presuntamente, esos vuelos eran encargados por los familiares de Bolsonaro a los funcionarios del GSI como órdenes, con rutas y listas de pasajeros invitados.
Para ir a cultos religiosos
Michelle Bolsonaro, por ejemplo, habría usado el avión para desplazarse a cultos evangélicos en Río de Janeiro. Un mensaje muestra que en uno de esos viajes invitó a 10 personas.
Los mensajes obtenidos por el diario muestran también la preocupación de los funcionarios con la larga lista de vuelos solicitados.
Un largo historial de escándalos
El reportaje es un motivo de preocupación más para Bolsonaro, quien llegó al poder en 2018 prometiendo un cambio de hábitos de lo que él llamaba la «vieja política».
La semana pasada, la Justicia electoral le suspendió al exmandatario de 68 años su derecho a presentarse a elecciones por ocho años, por abusar de su posición durante una reunión ante embajadores retransmitida por los canales oficiales, en las que volvió a afirmar sin pruebas que el sistema de voto electrónico brasileño era poco confiable.
El exmandatario tiene otros 15 casos abiertos en la justicia electoral y por lo menos cinco en el Supremo Tribunal Federal (STF), entre ellos como supuesto incitador de los ataques golpistas del pasado 8 de enero en Brasilia.
Además, la Policía le investiga por el caso de las valiosas joyas que le regaló Arabia Saudita cuando era presidente y de las que, contrariamente a lo que establece la ley con los presentes a los presidentes, intentó apropiarse indebidamente sin incorporarlas al patrimonio del Estado. Parte de ellas fueron interceptadas en la aduana cuando sus colaboradores intentaban ingresarlas sin declarar.