El «raro» evento de una depreciación general de la moneda líder sugiere una falta fundamental de confianza, estima un analista.
La caída del dólar podría ser «un signo de peligro real esta vez», sostiene en un artículo para South China Morning Post Anthony Rowley, periodista especializado en asuntos económicos y financieros asiáticos, quien explica que el «raro» evento de una depreciación general de la moneda líder sugiere una falta fundamental de confianza, que podría «hundir los mercados financieros y socavar la economía global».
«Signos ominosos»
De entrada, Rowley constata que existen «signos ominosos» de que el dólar «está en problemas», uno de los cuales es que la moneda estadounidense se desliza no solo contra puntos de referencia como el oro y la plata, sino también contra muchas medidas de valor, incluidas otras monedas claves.
Una depreciación general de la moneda líder mundial «es rara», indica el analista, quien asegura que la declaración del presidente de la Reserva Federal de EE.UU., Jerome Powell, de que el banco central mantendrá su muy flexible política monetaria al menos hasta el final de este año, «augura una mayor debilidad».
Según Rowley, los acontecimientos recientes sugieren que el dólar podría «erosionarse desde dentro» a medida que EE.UU. «se retira cada vez más» de las obligaciones internacionales, mientras que su economía interna se debilita.
«Muchas cosas podrían caer con el dólar»
Por otro lado, «la confianza en las monedas, y la fe en ellas como medidas de valor y como medios de intercambio, no pueden sobrevivir a la idea de que su oferta es prácticamente infinita», enfatiza el experto, añadiendo que los mercados ven actualmente «una moneda degradada que apenas vale el papel en el que está impresa» y, en su lugar, están comprando metales preciosos y monedas que no son dólares.
Esto es «peligroso» porque «muchas cosas podrían caer con el dólar, desde las reservas mundiales y el comercio hasta las transacciones bancarias y financieras y los productos básicos», alerta el autor del artículo.
En este contexto, Washington podría ser «el mayor perdedor», puntualiza el analista, quien explica que el privilegio «exorbitante» del que goza el país norteamericano gracias a que el dólar es la moneda global, significa que EE.UU. no enfrenta crisis de balanza de pagos mientras importa en su propia moneda. Sin embargo, el mundo del dólar podría caer en el olvido «de la misma manera que [ocurrió antes con] la zona esterlina», advierte Rowley.