«Lamento tener que informarle de que no creo en la Biblia como revelación divina y por lo tanto tampoco en Jesucristo como el hijo de Dios. Atentamente. Ch. Darwin».
Era 1880 y el respetado científico no tenía problemas en negar con meridiana claridad, de su puño y letra, su ausencia de fe. La carta, que se subastará el 21 de septiembre en Nueva York, iba dirigida al joven abogado Francis McDermott, que antes de embarcarse en la lectura de sus libros reclamaba una respuesta clara —»sí o no»— sobre si el naturalista creía en el Nuevo Testamento, a la vez que promete no hacer pública su respuesta.
El científico inglés, célebre por su libro El origen de las especies, escribía esta epístola dos años antes de morir y a pesar del celo que siempre había mostrado a la hora de hablar públicamente de asuntos religiosos. La carta (clicar en la imagen para ampliar) que dirige a McDermott no fue hecha pública hasta un siglo después de que se la enviara Darwin. El precio inicial calculado del documento, fechado el 24 de noviembre de 1880, está entre los 70.000 y los 90.000 dólares (62.000 a 80.000 euros), según informa EFE.
Apenas un mes antes de escribir esa misiva, Darwin escribió al reconocido ateo Edward Aveling: «Ha sido siempre mi intención evitar escribir sobre religión, y me he limitado a la ciencia».
Darwin estudió Teología en Christ’s College de Cambridge a sugerencia de su padre, aunque prefirió dedicar el tiempo a recoger especímenes junto a un círculo selecto de los naturalistas. Fue el mentor de Darwin, John Henslow, un clérigo y profesor en Cambridge, quien invitó al joven cuando tenía 22 años de edad a que se embarcara en el histórico viaje del Beagle. El origen de las especies fue publicado en 1859 y desde entonces la fe de Darwin se convirtió en un tema de controversia pública.
El documento, con el membrete personal del naturalista y firmada por «Ch. Darwin», es el más importante de una subasta de 78 lotes sobre historia de la ciencia y tecnología que subastará Bonhams, que incluye otra carta que el autor de la teoría de la evolución envió a un integrante de la Sociedad Geológica de Londres sobre sus investigaciones en el Beagle y otro manuscrito, una foto suya y un primera edición impresa en Estados Unidos en 1860 de su obra cumbre.