«¡Bárbaros modernos! Ahóguense en su ira y odio», escribió en Twitter el portavoz del gobierno turco, Ibrahim Kalin, como reacción. Las críticas en redes sociales.
La revista satírica francesa Charlie Hebdo quedó en el centro de la polémica por su cobertura sobre el terremoto que asoló a Turquía y Siria. «Terremoto en Turquía. Ni siquiera hizo falta enviar tanques» tituló la publicación que en enero de 2015 alcanzó fama mundial por la masacre de doce dibujantes asesinados por islamistas que no toleraban su humo corrosivo.
«¡Bárbaros modernos! Ahóguense en su ira y odio», escribió en Twitter el portavoz del gobierno turco, Ibrahim Kalin, como reacción. Turquía es un país donde conviven posturas moderadas y ortodoxas, con cierto predominio de la primera, más secular y laica, una religión que es uno de los temas históricos de burla por parte de Charlie Hebdo: el Islam.
La revista padeció un ataque terrorista del 7 de enero de 2015, una represalia sangrienta por sus burlas al profeta Mahoma. Las viñetas del fundador del Islam volvieron a tener cabida en las páginas de Charlie Hebdo en 2020, cuando comenzó el juicio a 14 acusados por la masacre.
Las críticas a la revista aparecieron en las redes sociales. Por ejemplo, a través de este video de una tiktoker española.
El atentado
El atentado del 7 de enero de 2015 conmovió al mundo. Ese día, dos hombres con fusiles masacraron a doce personas en la redacción de la revista. Entre las víctimas estuvieron los dibujantes Charb, Cabu, Honoré y Georges Wolinski. La revista ya había recibido amenazas de islamistas radicales, pero nada hacía prever una matanza. La consigna «Je suis Charlie» («Yo soy Charlie») se propagó como muestra de solidaridad.
El siguiente número de la revista, que tuvo una tirada récord, mostró en tapa a un árabe, vestido con turbante y el cartel de «Je suis Charlie», bajo el título «Todo está perdonado».
Así, continuaron las sátiras, y uno de los centros fue el propio presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. El gobierno turco criticó con dureza a Charlie Hebdo y amenazó con una querella en 2020 por un dibujo del mandatario, en el que le levanta el vestido típico a una musulmana ortodoxa, bajo el título «Erdogan en privado es muy divertido».
«Instamos a todos los países, especialmente a Francia, y a todos los dirigentes a tomar acciones responsables y justas contra las provocaciones observadas desde hace algunas semanas», manifestó entonces la oficina de prensa de Erdogan, mientras la Fiscalía abría una investigación contra Charlie Hebdo.
La acción tras el terremoto
Mientras, el grupo de rescate y ayuda humanitaria que envió la Argentina a Turquía logró salvar este miércoles a tres personas con vida en la ciudad de Hatay, una de las más devastadas en territorio turco. El brigadista Gonzalo Dominique, que participó del rescate, lo calificó como «un milagro después de tantos días del terremoto», que dejó una cifra provisoria de 35.500 muertos en ese país y unos 4 mil en la vecina Siria.
«La misión argentina de asistencia humanitaria logró rescatar a tres personas con vida en Hatay, la ciudad turca más devastada por el terremoto», anunció el canciller Santiago Cafiero mediante un mensaje en su cuenta de Twitter.
La ONU lanzó un llamado a hacer donaciones para enfrentar las «inmensas necesidades» de millones de personas sin vivienda ni alimentos tras el terremoto que sembró destrucción en Turquía y Siria y dejó casi 40 mil muertos.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, exhortó a los Estados miembros del organismo a aportar «sin demora» 397 millones de dólares para asegurar «una ayuda humanitaria que necesitan desesperadamente casi cinco millones de sirios», empezando por «refugio, atención médica y alimentos».
El papa Francisco envió dinero y camisetas térmicas para los desplazados por el sismo.
A través de la Limosnería Apostólica que encabeza el cardenal polaco Konrad Krajewski, el pontífice envió 10 mil camisetas térmicas al campo de desplazados de Kilis, en Turquía, que acoge a personas de los dos países afectados por el sismo.
En cuanto a Siria, Francisco envió, a través del Dicasterio para el Servicio de la Caridad, una ayuda económica a la Nunciatura Apostólica que la utilizará en la zona, apoyando a la población ya debilitada por tantos años de guerra y ahora por el «devastador terremoto», informó Krajewski.