En medio de un infructífero diálogo entre el gobierno y el Comité del Paro, renunció el negociador central de Duque, Miguel Ángel Ceballos. El Papa Francisco defendió «el derecho a manifestarse pacíficamente».
La profunda crisis que estalló hace casi un mes en Colombia sumó nuevas víctimas el fin de semana sin que el presidente Iván Duque, repudiado por no condenar los abusos policiales, logre contener el malestar popular en plena pandemia de coronavirus. Entre el viernes y el domingo las autoridades informaron las muertes de un joven de 21 años y un policía de 22, ambos por heridas de bala en Cali, y de una recién nacida que era trasladada en una ambulancia y no pudo recibir atención médica por un bloqueo en la ruta que une al puerto de Buenaventura con esa ciudad del sudoeste del país. En medio de un infructífero diálogo entre el gobierno y el Comité del Paro, el sábado renunció el negociador central de Duque, Miguel Ángel Ceballos. Este domingo el Papa Francisco llamó al diálogo en Colombia y defendió «el derecho a manifestarse pacíficamente».
El descontento se expresa a diario con movilizaciones pacíficas en el día y graves disturbios en la noche. Fue lo que ocurrió precisamente en Bogotá donde mientras el gobierno conversaba con los líderes del Comité del Paro, al menos 41 manifestantes resultaron heridos al ser reprimidos por la policía en un estación del sistema de transporte de la zona capitalina. La ONG Comisión de Justicia y Paz dijo que la violencia se desencadenó cuando la policía cargó contra una manifestación de unas 2.500 personas. La marcha transcurría en paz, pero dos personas tiraron una reja y un escuadrón de la policía antidisturbios (Esmad) respondió con gases y bastonazos, planteó la organización en un comunicado.
En la ciudad de Buenaventura, la secretaria regional de Salud, María Cristina Lesmes, denunció que los manifestantes «no solamente obstruyeron el paso de un bebé, sino que además impidieron el regreso de los profesionales» a su puesto de trabajo. También se multiplicaron los heridos en las protestas que, además de Cali y Bogotá, se concentraron en Medellín.
La Fiscalía y la Defensoría del Pueblo cuentan al menos 42 muertos desde el 28 de abril, cuando multitudes se volcaron a las calles en rechazo a una suba de impuestos que planeaba aplicar el presidente colombiano para enfrentar el deterioro económico que desencadenó el coronavirus. Quince de los casos están relacionados directamente con las protestas y once más están en proceso de verificación, según ambas instituciones. Sin embargo, distintas ONGs locales hablan de hasta 50 homicidios y miles de heridos que involucran a agentes de la fuerza pública.
Sin un liderazgo definido, los manifestantes que salen a las calles desde hace varias semanas reclaman un Estado más solidario, una sociedad menos desigual y más oportunidades para los jóvenes, protagonistas de esta crisis que también privó al país la Copa América de fútbol que planeaba recibir junto a Argentina en menos de un mes.
Con los focos de protesta en llamas, el gobierno de Duque intenta acercar posiciones con la organización más visible de los manifestantes, el llamado Comité del Paro. Después de varias rondas de conversaciones, las partes aún no consiguen avanzar hacia una negociación que ponga fin a la crisis.
El Comité del Paro exige garantías para la protesta ante la dura represión policial, pero el gobierno ha sido reacio a emitir una condena de los abusos policiales. En cambio, se enfoca en exigir el fin de los bloqueos y el vandalismo que dejan millonarias perdidas. Duque cree que las protestas están infiltradas por grupos terroristas financiados por el narcotráfico, aunque por el momento no existen pruebas que lo demuestren.
El sábado por la noche presentó su renuncia el alto comisionado para la Paz, Miguel Ángel Ceballos, uno de los responsables del diálogo por parte del Poder Ejecutivo. Ceballos insistió en que le dejó en claro al presidente Iván Duque que «oficialmente su último día en Palacio de Nariño sería el 25 de mayo», aunque su sorpresiva decisión generó todo tipo de especulaciones.
A poco más de un año de dejar el poder que asumió en 2018, Duque enfrenta la descomposición de su gabinete. En estas semanas de crisis se han ido los ministros de Hacienda, de Relaciones Exteriores, de Cultura y el mencionado comisionado para la Paz, que servía de enlace con el movimiento de protesta.
La oposición, aunque sin mayorías en el Congreso, impulsará esta semana una moción de censura contra el jefe de la cartera de Defensa, Diego Molano, «por el tratamiento de guerra que se le ha dado a la movilización social en Colombia», según el senador Iván Cepeda.
En busca de mantener la presión sobre el gobierno mientras continúan las negociaciones, el Comité del Paro convocó a nuevas manifestaciones para el 25 y el 26 de mayo en apoyo a Cali, ciudad epicentro de las protestas. En paralelo, empresarios y sectores religiosos convocaron a una contramarcha el próximo martes para pedir el fin de los bloqueos en Cali.
Este domingo el Papa Francisco reclamó un «diálogo serio» para encontrar una salida a la crisis agravada por la represión policial, y defendió «el derecho a manifestarse pacíficamente». «La situación en Colombia sigue siendo preocupante», dijo Francisco durante la oración dominical del Ángelus. El sumo pontífice exhortó a las fuerzas de seguridad a «evitar, por razones humanitarias, comportamientos nocivos para la población en el ejercicio de su libre derecho a manifestarse».