Con Argentina el Plan Cóndor cerraba el “círculo de la muerte!”

Stella Calloni, periodista argentina.

Gabriela Calloti | Diario Contexto

La periodista especializada en política internacional, Stella Calloni, detalló ante la Justicia federal el origen y funcionamiento del Plan Cóndor y de la Operación Cóndor, impulsados desde Estados Unidos. Los centros clandestinos de detención de Banfield y Quilmes entraron en ese plan represivo coordinado por las dictaduras de la región.

“El gran plan eran las dictaduras de la seguridad nacional y la operación Cóndor es la táctica. La diferencia no es sólo semántica”, sostuvo la periodista Stella Calloni al indicar que el objetivo de ese plan represivo que se fundó en Chile, era eliminar a figuras políticas y a futuros dirigentes.

Durante su declaración ante el Tribunal Federal Nº 1 de La Plata, en el marco del juicio oral y público que se lleva a cabo de forma virtual por los delitos de lesa humanidad perpetrados en las Brigadas de Investigaciones de Banfield, Quilmes y Lanús, la investigadora se refirió pormenorizadamente al entramado represivo que se desplegó en varios países de América Latina bajo el nombre de Plan Cóndor.

La investigación sobre Banfield y Quilmes es uno de los testimonios más fuertes sobre lo que fue la Operación Cóndor en el Cono Sur […] Se necesita justicia. Ya la justicia tiene que actuar en este caso porque ha pasado demasiado tiempo», instó Calloni, quien declaró como testigo de contexto por haber investigado sobre el origen y funcionamiento del Plan Cóndor, un entramado de coordinación represiva que involucró a las dictaduras de la región en los años 70 y 80: Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, y al que luego se sumaron Ecuador y Perú.

“Cóndor fue una operación contrainsurgente típica que sirvió para deshacerse de personalidades políticas y futuros dirigentes políticos de la izquierda o del peronismo en la Argentina”, explicó Calloni, que con 75 años y una reconocida trayectoria como periodista y escritora, sigue investigando esta red donde intervinieron fuerzas militares, de inteligencia y sectores “parapoliciales” que pasaban de un país a otro como si no hubiera fronteras. Funcionaban como una mafia.

La experta comenzó su exposición indicando que la «base concreta» de la Operación Cóndor fue en Chile a partir de la dictadura de Augusto Pinochet tras el derrocamiento de Salvador Allende en septiembre de 1973. El Plan Cóndor y la Operación Cóndor fueron armadas por los servicios de inteligencia estadounidenses.

La Operación Cóndor contemplaba tres fases diseñadas por el FBI (Buró Federal de Investigaciones estadounidense) y con bajada de la CIA (Central de Inteligencia de Estados Unidos). Estaban destinadas a “terminar con todos los exiliados de importancia que había en el exterior de cada uno de los países del Cono Sur”, explicó.

En ese entramado estaba incluida la preparación de militares latinoamericanos en el Comando Sur de Estados Unidos y las reuniones de los Ejércitos americanos. Eso «aseguraba la dependencia de nuestra región», afirmó. Al referirse a la fundación del Plan Cóndor dijo que tuvo lugar el 25 de noviembre de 1975 en Chile por invitación del general Manuel Contreras, jefe de la policía política chilena DINA (Dirección de Inteligencia Nacional) con la participación de Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Chile y Argentina.

“Argentina concurrió también, aunque todavía no estaba instalada la dictadura. Al incorporarse Argentina se cerraba el círculo de la muerte”, sentenció la periodista, antes de indicar que de esa forma “se institucionalizó la Operación Cóndor pues allí se pusieron de acuerdo todas las dictaduras del Cono Sur en esta operación que tenía como destino destruir o eliminar a figuras importantes, porque era una operación elitista. El objetivo de Cóndor eran las dirigencias”, subrayó.

Respecto de las fases de su funcionamiento dijo que eran tres: ubicación de los blancos (dirigentes), seguimiento y asesinato. Los agentes de la Operación Cóndor “tenían la capacidad de ubicar a estos dirigentes y en una fase dos realizaban operaciones prácticamente terroristas en cualquiera de estos países. Creaban comandos en cada país que se encargaban de una especie de ‘omertá’, es decir de apoyarse conjuntamente para asesinar a los que decidían que tenían que sacar del medio”, precisó.

Calloni aseguró que según un documento del FBI, “en cada embajada había una persona encargada de descifrar los cables enviados a través de la llamada red Cóndor, donde se transmitían listas de personas que enviaban las cancillerías de todos estos países […] que en general eran personalidades de cada país para que fueran ubicados, vigilados y entregados sin pasar por los jueces”.

“La característica era la ilegalidad absoluta de la operación, sin fronteras y sin jueces”, enfatizó. Aunque ya desde 1973 el Plan Cóndor contemplaba la entrega de prisioneros a Uruguay y Paraguay, al año siguiente empezó a adquirir una dimensión con repercusión internacional. Calloni mencionó entonces el asesinato del general chileno Carlos Prats en septiembre de 1974 en la Argentina.

“Fue asesinado por personal de inteligencia de Argentina. Por integrantes de la Triple A (ndlr: Alianza Anticomunista Argentina) y por un grupo de chilenos que le pusieron una bomba debajo de su automóvil que estalló en el barrio de Palermo”, indicó.

En diciembre de ese mismo año fue asesinado en París el coronel Ramón Trabal, agregado militar en la embajada uruguaya en Francia, al que acusaban de haber tenido vínculos con militares progresistas de Portugal y con el Frente Amplio y la organización Tupamaros, recordó Calloni.

En septiembre de 1975 se intentó asesinar al político chileno Bernardo Leyton y a su esposa en plena Roma, cerca del Vaticano, dijo.

El 21 de septiembre de 1976, en Washington se produjo el asesinato del excanciller de Chile Orlando Letelier, que «estaba denunciando en el exterior a las dictaduras de Latinoamérica», indicó. El caso Letelier, exministro de Allende, tuvo una repercusión inesperada. “Pinochet envió un equipo a Estados Unidos integrado por un hombre de la CIA, le pusieron una bomba”, recordó.

Calloni precisó que en ese atentado “participaron grupos terroristas cubano-americanos de Miami, como comprobó en el juicio en 1979 el fiscal Eugene Proper, de Estados Unidos, (quien) ubicó a todos los responsables y figuraban los documentos del tipo del FBI, Robert Sherrer (ndlr: agente que trabajaba en América Latina)”.

Según nuevos documentos que se incorporaron a la investigación sobre el Plan Cóndor, “Pinochet tuvo la ayuda de los ejércitos secretos de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y de los grupos terroristas cubanos que asesoraron a Pinochet en esta operación”, precisó Calloni.

El 20 de mayo de 1976 se produjo, esta vez en Buenos Aires, otro caso de enorme repercusión: se trató del asesinato de los senadores uruguayos Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, que estaban exiliados en la Argentina y a quienes conoció.

“Ese es un caso del Plan Cóndor. Zelmar Michelini y Gutiérrez Ruiz son simbólicos por la forma en que fueron secuestrados en el marco de esta operación”, afirmó Calloni interrogada por la abogada querellante Guadalupe Godoy al respecto. Calloni hizo hincapié en que justamente fue la importancia política y social de las víctimas de la Operación Cóndor lo que permitió destapar este entramado represivo.

A través de su exposición insistió en que la Operación Cóndor “era muy cerrada porque iban a eliminar a gente importante”, y por lo tanto sólo estaban al corriente los altos mandos. En ese marco también citó el asesinato del ex presidente boliviano Juan José Torres, perpetrado en la Argentina en junio de 1976 y aclaró que «hasta hoy» se investigan otros asesinatos de dirigentes de la región como el ex presidente brasileño Joao Goulart, dirigentes del MIR chileno y otros dirigentes de Argentina, Uruguay y Bolivia.

“La Operación Cóndor se realizó en medio de este plan de las dictaduras de la Seguridad Nacional que abarcó a los países del Cono Sur enmarcado en la Guerra Fría, donde las poblaciones de América del Sur pasaron a ser un enemigo interno”, resumió Calloni.

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