Prensa Latina
Aunque un congresista de Estados Unidos trató de retractarse de unos comentarios que, supuestamente, exhortaban a lanzar bombas nucleares en Gaza, su postura sigue hoy fuera de lugar.
Tim Walberg, representante republicano por Michigan, emitió un comunicado para tratar de enmendar lo que hace una semana fue viral, cuando circuló un video en el cual sugería “acabar rápido” con la guerra en Gaza como “Hiroshima y Nagasaki”, arrasadas en agosto de 1945 por las bombas nucleares lanzadas sobre esas dos ciudades japonesas.
El político dijo que Estados Unidos “no debería gastar ni un centavo en ayuda humanitaria” en la guerra entre Israel contra el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) y que Gaza “debería ser como Nagasaki e Hiroshima. Terminar con esto rápido”, pero que sus palabras eran simplemente una metáfora.
“Como niño que creció en la era de la Guerra Fría, lo último que defendería sería el uso de armas nucleares”, escribió el legislador por Michigan, uno de los estados con más concentración de población árabe-estadounidense.
Su pensamiento es, como planteó, “transmitir la necesidad de que tanto Israel como Ucrania ganen sus guerras lo más rápido posible, sin poner en peligro a las tropas estadounidenses”. En ningún momento condenó los crímenes de Israel, ni mencionó la necesidad de un alto el fuego permanente en la asediada franja costera.
Las bombas nucleares lanzadas por Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki mataron hasta 230 mil personas, entre las que cayeron fulminadas y las que en los cinco años siguientes perdieron la vida a causa del cáncer. Todavía incluso hay secuelas, según historiadores.
Las armas nucleares modernas son aproximadamente 80 veces más poderosas que las de la década de 1940, advierten los estudiosos. Los comentarios “metafóricos” de Walberg se producen justo cuando la situación en Gaza empeora.
Más de 34 mil civiles palestinos fueron asesinados por las bombas y las incursiones de Israel en Gaza, la mayor parte de ellos mujeres y niños, de acuerdo con fuentes sanitarias del enclave. Mientras, el 70 por ciento de los residentes allí sufre una crisis alimentaria sin precedentes, señaló la ONU.
En sentido general, la postura del Gobierno de Estados Unidos ha sido de complicidad hacia su aliado en Medio Oriente. El presidente Joe Biden declaró que la alianza con Israel es inquebrantable.
Al demócrata lo persigue a cualquier sitio que va el reclamo de un movimiento anti-Israel que pide el cese el fuego definitivo en Gaza y, por supuesto, que termine el genocidio contra el pueblo palestino.
Hace poco el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, consideró que la administración Biden no considera que la ofensiva de Israel contra la Franja constituya una violación del derecho internacional.
“Nosotros consideramos que Israel no está violando el derecho internacional humanitario en lo que respecta a la conducción de la guerra, así como tampoco lo está haciendo en relación al suministro de asistencia humanitaria”, dijo.
El secretario de Defensa, Lloyd Austin, cuando se reunió en Washington con el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, admitió que las cifras de víctimas palestinas han sido “demasiado alto”, pero ratificó que Estados Unidos seguirá armando a su principal aliado en la región.
Un informe del Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz, reveló que el 69 por ciento del total del armamento que importa Israel proviene de Estados Unidos.
Dentro de ese equipamiento están, en particular, los aviones de combate utilizados para bombardear a Gaza.