RT
El expresidente de Ecuador Rafael Correa criticó durante una entrevista con RT la situación sobre el posible aplazamiento de las elecciones del próximo 7 de febrero y denunció que los intentos están destinados a evitar que el correísmo vuelva al poder.
«Una vez convocadas las elecciones, cambiar el día e incluso la hora es motivo de nulidad», declaró el exmandatario, recordando que la Constitución del país establece que los parlamentarios andinos deben ser electos «simultáneamente» con el binomio presidencial y los legisladores de la Asamblea Nacional.
De acuerdo con Correa, todas las encuestas muestran que el binomio de la Unión por la Esperanza «encabeza las preferencias electorales». Según el expresidente, la mayoría de las encuestas indican que esa solución está «a décimas de ganar en una sola vuelta».
«Para ganar en una sola vuelta en Ecuador se requiere más de 40 % de los votos y más de 10 por ciento de diferencia con el candidato que nos sigue. Estamos muy cerca de aquello. [El Gobierno actual] está desesperado. Advertimos al mundo que son capaces de cualquier cosa», aseveró Correa, sugiriendo que el Gobierno puede incluso suspender las elecciones «bajo cualquier pretexto».
«Todos, toda la clase política que ha sido cómplice del Gobierno, el Gobierno, los medios de comunicación, el grupo del poder, quieren impedir que el correísmo vuelva al poder», declaró Correa. «Saben que somos la única opción que realmente representa a la gran mayoría», indicó.
Con respecto a las denuncias sobre el retraso en la asignación de los recursos para el voto en el extranjero, Correa declaró que los comicios del próximo 7 de febrero son las «elecciones peor organizadas» en la historia de Ecuador.
«La gente no sabe dónde votar. No se han organizado las juntas electorales. Realmente la situación es tremenda», señaló el expresidente. «Tenemos amplísima ventaja y en consecuencia quieren disminuir el voto voluntario y lograr la menor participación posible para perjudicarnos», aseveró Correa. En las elecciones, previstas para el próximo 7 de febrero, serán electos el presidente y el vicepresidente del país, así como los legisladores de la Asamblea Nacional.
Las irregularidades en el proceso electoral reciben muchas críticas por parte de diferentes fuerzas políticas. El candidato a la Presidencia Andrés Arauz previamente afirmó que la exclusión de la papeleta del Parlamento Andino podría conllevar a la posible nulidad de las elecciones y anunció eventuales procesos legales.
INJERENCIA EEUU EN COMICIOS ECUATORIANOS
Katu Arkonada
El 7 de febrero se celebran comicios presidenciales y legislativos (137 asambleístas) en Ecuador. El candidato mejor colocado para ganar la elección es Andrés Arauz, candidato de la coalición Unión por la Esperanza (UNES). Arauz es el representante de la identidad política llamada correísmo, heredero de una revolución ciudadana a la que el actual gobierno intentó aniquilar y proscribir electoralmente.
Andrés Arauz tiene 37 por ciento de intención de voto en las encuestas más recientes, frente a 24 por ciento del banquero Guillermo Lasso, su principal competidor, quien busca desterrar de una vez por todas el modelo del socialismo del siglo XXI. El problema es que es necesario alcanzar 40 por ciento de los votos y 10 puntos de diferencia al segundo para ganar en primera vuelta. En caso de no hacerlo, habrá segundo round el 11 de abril.
Lenin Moreno es el tercer actor en disputa. El actual presidente acaba de visitar Washington, donde se reunió con uno de los responsables intelectuales del golpe de Estado en Bolivia, Luis Almagro, con el ex director del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca y actual presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el cubanoestadunidense Claver Carone y con el Fondo Monetario Internacional, con quien Ecuador contrajo una deuda por varios miles de millones de dólares durante la presidencia de Moreno.
Moreno está desesperado y al mismo tiempo temeroso de un eventual regreso del correísmo al gobierno, pues podría ser sujeto de numerosos procesos judiciales por su accionar, y ya ha gestionado su salida del país, con Suiza como destino, nación donde tiene cuentas bancarias resultado de la corrupción y entrega de los recursos del país al capital extranjero y a los organismos financieros internacionales.
Una de sus principales colaboradoras, la ex ministra María Paula Romo, negoció también con la embajada de Estados Unidos su refugio en Washington, siguiendo los pasos de Richard Martínez, ex ministro de Economía, quien fue recompensado en noviembre pasado con la Vicepresidencia del BID.
En paralelo, y al igual que sucedió en Bolivia, comienza a aflorar en la derecha ecuatoriana el discurso de un supuesto fraude electoral. Para ello han creado un Observatorio para el control electoral a cargo de Mario Pazmiño, ex jefe de la Policía Nacional, vinculado a los servicios de inteligencia estadunidenses. A este operativo se han sumado el Instituto Nacional Demócrata (NDI) y el Internacional Republicano (IRI) de Estados Unidos.
El NDI está reclutando ciudadanos ecuatorianos participantes de los programas de transparencia electoral, liderados por Julian Charles Quibell, funcionario estadunidense que trabaja en el NDI desde hace 18 años y es considerado el gurú de las elecciones en América Latina.
Quibell comenzó sus andanzas en el NDI en 2002, asesorando la red de partidos políticos de derecha en Bolivia durante dos años, para a continuación llegar a la oficina del NDI en México entre 2004 y 2012, desde donde dio el salto a la oficina regional del instituto en Managua, con la misión de organizar acciones contra el gobierno sandinista, entre ellos el diplomado en liderazgo y gerencia pública, financiado por Usaid, espacio pensado para formar y financiar a líderes opositores emergentes.
El funcionario estadunidense ligado a los servicios de inteligencia tuvo que salir abruptamente de Nicaragua hacia México en enero de 2019, cuando estaba a punto de ser detenido por las autoridades locales a partir de una serie de denuncias en su contra.
En julio de 2020 fue reubicado en la oficina de Ecuador, donde también le fue encomendada la atención a los programas de Bolivia, casualmente dos naciones envueltas en procesos electorales y con posibilidades de victoria de fuerzas de izquierda.
En estos momentos el NDI ejecuta un proyecto en Ecuador financiado con 2 millones de dólares de USAID, con el objetivo de crear condiciones para garantizar la transparencia y la seguridad del proceso electoral, con cierto control sobre el proceso y las plataformas digitales destinadas a fiscalizarlo.
Entre sus actividades principales, apoya a sectores de la derecha ecuatoriana y a personal vinculado al escrutinio, en un proyecto en cuya ejecución se implica directamente el gobierno de Lenin Moreno, a través de la cancillería y el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Por si no fuera poco, una de las subordinadas de Quibell es la ciudadana ecuatoriano-brasileña Juliana Ferreira Sevilla, quién anteriormente trabajó en la cancillería y tiene vínculos con el CNE, habiendo sugerido incluso realizar las elecciones de manera virtual.
Pero la idea en la que convergen hoy tanto Lenin, como su ministro de Defensa, responsable de la represión en octubre de 2019 y alfil de Estados Unidos, por un lado, y Almagro y el NDI, por otro, es suspender los comicios ante la posible victoria en primera vuelta de Arauz, al igual que sucedió con la de Lucho Arce en Bolivia.
Se hace necesaria la presión internacional para que esto no suceda, y la presión nacional para cuidar cada voto y cada casilla, rechazando tanto la injerencia externa de Estados Unidos, como la interna de sus lacayos locales.