No existen los “Estados paria” o los “Estados fallidos” per se. Esos Estados se los hace. La fórmula para conseguir un Estado fallido es saquearlo, bloquearlo, castigarlo con severas sanciones financieras, dividirlo, apoderarse de sus riquezas, entre otras maniobras intrigantes.
A principios de febrero, Freedom House, una ONG auspiciada por el Gobierno de Estados Unidos, publicó su evaluación de la ‘libertad en el mundo 2019’. Los países sin libertad reciben una calificación de cero y los libres logran una puntuación de 100.
En dicha lista, los países que lograron un máximo puntaje son Noruega, Suecia y Finlandia. Es increíble, si no risible, que en este mundo tan imperfecto haya países con tal situación a los ojos de Freedom House. Interesante notar que ‘coincidentemente’ los miembros de la OTAN y sus aliados lograron también alta puntuación.
Al otro lado de la balanza se menciona a Siria con calificación cero; Libia, con nueve puntos, pero ni una palabra sobre las verdaderas razones subyacentes para tal situación. Por cierto, cabe recordar a los ‘olvidadizos’ de dicha ONG que el descalabro actual que viven algunos países ha sido ocasionado por acciones destructivas de la coalición militar, a la cabeza de la cual está Estados Unidos sin autorización del Consejo de Seguridad de la ONU.
Pero si observamos esa escala desde otra perspectiva, podríamos decir que Freedom House refleja lo que pasa actualmente en el mundo: existen países con libertad para agredir, bombardear, sancionar unilateralmente, causando mucho dolor a poblaciones que someten para luego saquear sus riquezas, convirtiéndolos así en países sin libertades.
Otro dato curioso es que Israel ha recibido una calificación de 78 puntos. Por supuesto, Freedom House ha tenido el ‘cuidado’ de separar su evaluación sobre Israel de la terrible situación humanitaria que se vive en Gaza.
A esta altura de la lectura, se debe suponer cuáles son las calificaciones recibidas por Cuba, China, Rusia, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y otros gobiernos que no se someten a los dictados del amo del mundo.
Así se manipula, se confunde a la opinión pública en el mundo, generando esos rankings, y esto es apenas una muestra de cómo las ONG al servicio de EEUU funcionan. Descalifican, manipulan información y, si alguien se niega a seguir sus mandatos y recetas, se les coloca en la lista de Estados ‘paria’ o ‘fallidos’.
Libertad para imponer y destruir
No existen los ‘Estados paria’ o los ‘Estados fallidos’ per se. Esos Estados se los hace. Basta generar caos, distribuir a diestra y siniestra material bélico a grupos irregulares, como se hizo en Siria, Irak, Libia, etc, etc.
La fórmula para conseguir un Estado fallido es saquearlo, bloquearlo, castigarlo con severas sanciones financieras, dividirlo, apoderarse de sus riquezas, embargar sus cuentas, designar presidentes, uno o dos, eso no importa, apoderarse de sus reservas internacionales, contratar ejércitos privados para proteger a sus transnacionales, difundir falsa información… la lista es interminable.
Y no es fantasía, es la triste realidad que se vive en varias regiones del mundo y que ahora amenaza Latinoamérica y el Caribe.
Ahora a tal grado ha llegado la irresponsabilidad que a Estados Unidos y sus marionetas les tiene sin cuidado las consecuencias de los actos vandálicos que realizan y los que pretenden realizar en la región para que Trump logre ‘Que América vuelva a ser grande’.
El problema real: las sanciones unilaterales
Durante una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad, Rosemary DiCarlo, subsecretaria general de la ONU para Asuntos Políticos y Construcción de la Paz, refirió que en Venezuela «la población es afectada de manera sistémica. Casi todos los venezolanos, 30 millones, padecen la hiperinflación y el colapso de los salarios reales; la escasez de alimentos, medicinas y suministros básicos».
A lo dicho por la alta representante de la ONU es necesario agregar que «las sanciones unilaterales impuestas por Estados Unidos a Venezuela desde 2013 han afectado su economía en 345.000 millones de dólares» según lo hizo saber el embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia.
El representante boliviano en la ONU, Sacha Llorenti, indicó «Si de verdad queremos apoyar al pueblo venezolano, se debe primero respetar los principios y propósitos de la carta de la ONU; segundo, levantar todas las sanciones unilaterales por ser contrarias al derecho internacional, incluido el bloqueo económico financiero; despolitizar y desmilitarizar la ayuda humanitaria; y erradicar toda posibilidad de una salida violenta a esta crisis».
Si hubiese un deseo genuino de ayudar a Venezuela, se deberían eliminar los factores que ocasionan la crisis económica que deriva en crisis política, entre ellos las sanciones impuestas de manera ilegal y unilateral.
Principios que incumple EEUU
Ante esta situación es pertinente aclarar el concepto de ‘ayuda humanitaria’, que de acuerdo con la resolución de Naciones Unidas 46/182 se define como una acción humanitaria y debe regirse por cuatro principios fundamentales: humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia. Dicha resolución manda a respetar «la soberanía, la integridad territorial y la unidad nacional de los Estados», estableciendo que «la asistencia humanitaria deberá proporcionarse con el consentimiento del país afectado y, en principio, basada en la solicitud del país afectado».
Dicho esto, es claro que, de acuerdo a la normativa de la ONU, no puede ser llamada ‘ayuda humanitaria’ la pretensión de Estados Unidos junto a sus aliados latinoamericanos de obligar a Venezuela a recibir unos convoyes con carga, que no cumplen los mínimos requisitos de la normativa que rige a la comunidad democrática en el mundo.
Es tal la manipulación que las organizaciones que juegan un rol en la distribución de ayuda humanitaria, como son Cruz Roja y de la Media Luna Roja, han expresado su preocupación, pues pone en peligro la neutralidad, imparcialidad e independencia de dichas instituciones.
Pero el jefe de la delegación del CICR en Colombia, Christoph Harnisch, fue todavía más allá y declaró: «Nosotros no participamos en lo que no es para nosotros una ayuda humanitaria».
Cientos de miles de muertos y millones de desplazados es el resultado de los países invadidos y sometidos por uno de los grandes ‘paladines de la libertad’, que ahora quiere obligar a Venezuela a recibir la mal llamada ‘ayuda humanitaria’.
Esa “ayuda”, el método del acoso y la amenaza diaria a Venezuela mucho recuerda, por cierto, a las acciones que la CIA llevó a cabo en la base de Guantánamo cuando obligaba a alimentarse por sonda a los presos que en protesta se negaban a ingerir alimentos.
Es tan absurda la situación que vive la región Latinoamérica y caribeña, por el acorralamiento al que nos está sometiendo el vecino del norte, que no cabe en la cabeza que un país verdaderamente libre pueda hacer tales cosas.
Solo la fuerza de la razón de la comunidad internacional muestra una luz al final del túnel para evitar convertir la región en una “Libia” latinoamericana, con la consecuente aparición de “Estados fallidos”, muertes innecesarias y destrucción.