Cuando los gringos mordieron el polvo de agrestes montañas

 

Fernando Rojas Bossi

En las montañas de Las Segovias, al norte de Nicaragua, ya en el límite con Honduras, entre nubes y brumas se eleva una cumbre rocosa bautizada por los lugareños como El Chipote o El Chipotón. Allí, en 1927, el General Sandino instaló su cuartel general.

La traición de los liberales, pactando con los oligarcas conservadores, había abierto las puertas a la nueva invasión norteamericana. “… Yo no estoy dispuesto a entregar mis armas en caso de que todos lo hagan. Yo me haré morir con los pocos que me acompañan porque es preferible hacernos morir como rebeldes y no vivir como esclavos…”, había señalado Sandino ante la entrega del país al tutelaje extranjero.

El 1 de julio de 1927, Sandino lanzó su primer manifiesto: «A los nicaragüenses, a los Centroamericanos, a la Raza Indohispana … ante la patria y ante la Historia, juro que mi espada defenderá el decoro nacional y dará la redención a los oprimidos.

“Acepto el reto del cobarde coloso invasor y de los traidores a la Patria. Nuestros pechos serán murallas donde se estrellen sus hordas, pues tengo la firme convicción de que cuando hayan matado al último de mis soldados, más de un batallón de los de ellos habrá mordido el polvo de mis agrestes montañas».

Los combates, entre las tropas invasoras y los patriotas nicaragüenses ya habían comenzado, pero en un solemne acto, el 2 de septiembre de 1927, en el Cuartel El Chipote y bajo el lema “Patria y Libertad”, se constituyó el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN).

Tal vez no llegaban a doscientos los combatientes entre hombres y mujeres, todos mal armados y precariamente vestidos, pero todos también luciendo con orgullo el distintivo negro y rojo en sus sombreros y cuellos. “Nuestro ejército es fiel y experimentado. Se compone de trabajadores y campesinos que aman a su país”, dirá su jefe máximo.

Ese ejército popular librará entre 1927 y 1933 más de 500 combates contra el invasor yanqui, quien, la mayoría de las veces, mordió el polvo de las agrestes montañas nicaragüenses.

Tras el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, el 19 de julio de 1979, se estableció el 2 de septiembre de 1979 como la fecha de fundación del Ejército Popular Sandinista (EPS) y luego, en 1990, se convirtió en el Ejército de Nicaragua, manteniendo sus raíces populares y su lema “Patria y Libertad”, “En defensa de la Patria y la Institución”.

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