El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, enfatiza que la llamada ley anticubana Helms-Burton, impulsada por EE.UU., es “una ley para neocolonizar y esclavizar”.
En un mensaje emitido el domingo en Twitter, el mandatario cubano repudió que el Crucero por la Paz ya no pueda atracar en los puertos de la Isla a consecuencia de las restricciones impuestas recientemente por Washington a sus embarcaciones y aviones privados.
Como la mencionada nave es de propiedad estadounidense, no podrá atracar en el puerto de La Habana como estaba previsto el próximo 13 de junio.
Utilizando los hashtag #NoALaLeyHelmsBurton y #SomosCuba, Díaz-Canel denunció que la “Helms-Burton” también impide al Crucero por la Paz (Peace Boat, su nombre en inglés) tocar el puerto cubano.
“Esto demuestra que la ilegal ley atenta también contra la paz, la solidaridad, la coexistencia pacífica y la amistad”, apostilló.
El Crucero, procedente de Japón, transportaba ayuda humanitaria para los damnificados del tornado que azotó fuertemente el 27 de enero La Habana, la capital de la mayor de las Antillas.
Washington activó en mayo el Título III de la ley Helms-Burton, que autoriza a los cubanos exiliados en EE.UU. y a empresas de ese país a demandar a quienes se beneficiaron de las nacionalizaciones hechas tras la victoria de la Revolución cubana en 1959.
Ley Helms-Burton, aprobada en 1996, contiene cuatro capítulos e intenta sistematizar y codificar todos los intentos de agresión y bloqueo económico del imperio contra Cuba, estableciendo en estos términos la base de la política exterior oficial de Washington.
Canadá y la Unión Europea (UE) ya han dicho que no se someterán a dicha ley que, a juicio de Díaz-Canel, pretende “asfixiar” a la isla, aunque no alcanzará su objetivo.
Desde 1962, Washington ha impuesto un bloqueo económico contra Cuba a fin de forzar un cambio de Gobierno. Pese a la aparente mejoría de las relaciones de los dos países durante la gestión del presidente de EE.UU., Barack Obama (2009-2016), tras la llegada de Donald Trump a la Presidencia de EE.UU., las medidas contra la isla se han endurecido, cerrando las puertas a cualquier diálogo.