De cuando Colombia se hizo la “ofendida” por Nicaragua

Gilberto Tobón Sanín, profesor de la Universidad Nacional de Colombia, ​​abogado de la Universidad de Antioquia y Magíster en Estudios Políticos de la Universidad Pontificia Bolivariana.

El gobierno de Colombia filtró a una cadena noticiosa la nota diplomática mediante la cual respondieron al señalamiento que hizo el presidente de Nicaragua Daniel Ortega a la nación sudamericana, aliada incondicional del imperio norteamericano, en torno a que es un “narcoestado”.

Las palabras del comandante Ortega fueron pronunciadas el 21 de febrero pasado, y Daniel dijo que “Colombia es un narcoestado y no desde ahora”.

¿Cuál fue la mentira? Colombia es exactamente eso, continúa siendo el principal productor y exportador de cocaína hacia el mundo, sobre todo hacia su socio y amigo, los Estados Unidos.

W Radio, el medio colombiano escogido para la filtración, recuerda que el mandatario pinolero dijo: “No hay día en el que no está la noticia que en Colombia asesinaron un maestro, que asesinaron líderes sociales, que asesinaron guerrilleros que se desarmaron, que asesinaron niños”.

Y aquí viene lo gracioso de parte del medio colombiano. Les duele que les llamen “narcoestado”, a ellos, que han protagonizado uno de los episodios más oscuros de la humanidad con los cárteles de la droga, cuyo dinero ha servido para enriquecer a numerosas castas en Colombia, Estados Unidos y otras naciones occidentales, amén de los centenares de miles de asesinatos cometidos en todas las latitudes.

Dice la cadena colombiana: “Lo de narcoestado es inaceptable. Para ser francos, también hay que decir que las otras afirmaciones del gobernante nicaragüense no eran del todo falsas, pero una cosa es que tengan su pedazo de verdad y otra que las diga un jefe de Estado extranjero como parte de un discurso oficial”.

¿Qué tiene su “pedazo de verdad” lo que dijo el presidente Daniel Ortega en torno a las matanzas diarias de líderes sociales, desmovilizados de las FARC e incluso niños? No nos detendremos a abundar sobre los famosos y sangrientos “falsos positivos” mediante los cuales los altos mandos del ejército de Colombia mandaban a asesinar campesinos inocentes haciéndolos pasar como guerrilleros para cobrar recompensa.

Vamos a lo más reciente: en 2022, hasta el 25 de mayo, en Colombia se acumulaban nada menos que 44 masacres que dejaron 158 víctimas, según el Observatorio de Derechos Humanos, Conflictividades y Paz. Eso suma más de un muerto inocente por día, masacrado por fuerzas paramilitares y el propio ejército colombiano que en muchos casos los apaña.

En 2021 hubo 96 masacres con 338 víctimas, mientras que en 2020 hubo 91 masacres que dejaron 381 personas asesinadas. Con toda razón, en torno a este “pedazo de verdad”, el Observatorio de Derechos Humanos, Conflictividades y Paz de Colombia, proclama a gritos: NO SON HOMICIDIOS COLECTIVOS, SON: ¡MASACRES!

W Radio intenta lavarle la cara al gobierno colombiano al señalar como “hostiles” las declaraciones del comandante Ortega, y ponen extractos de la respuesta del gobierno del país sudamericano, que califica de “infamias” las verdades que les dijo el mandatario nicaragüense, tal y como lo señalan los mismos informes de los organismos de derechos humanos.

Según la respuesta del gobierno colombiano, el presidente Ortega, al que endilga varios epítetos, “ofende el honor de un pueblo que ante el mundo ha demostrado su compromiso incondicional en la lucha por su seguridad y contra las amenazas a la seguridad regional, siempre en defensa de la estabilidad institucional y de los valores democráticos”.

Y no es broma esa respuesta. Vale aclarar que el presidente de Nicaragua jamás se refirió al honorable pueblo colombiano, y todo el mundo sabe que quien “ofende el honor” de ese pueblo es precisamente el propio gobierno colombiano, que promueve una brutal desigualdad, y calla –al igual que sus padrinos imperiales- sobre los diarios atropellos y masacres cometidos en su contra.

La respuesta de Colombia a las pocas verdades que les dijo el comandante Ortega, provocaron la expulsión del embajador de Colombia en Nicaragua, Alfredo Rangel, quien no obstante, a la fecha, continúa devengando los 14.100 dólares mensuales de salario.

Hay que recordar que el gobierno de Colombia también ofende a la comunidad internacional al negarse reiteradamente, desde 2012, a reconocer dos fallos de la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), que le ordenan regresar a Nicaragua más de 90 mil km cuadrados de mar Caribe.

La CIJ también dio en 2012 a Colombia el archipiélago de San Andrés y Providencia, pese a que dicho territorio que pertenecía a Nicaragua, les fue cedido por Estados Unidos en 1903, cuando les arrebató lo que hoy es Panamá para construir el canal interoceánico. Nicaragua acató dicho fallo aunque nos pareció injusto.

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