Elson Concepción Pérez | Granma
Los estadounidenses, protegidos por su Constitución, tienen la plena libertad de comprar armas y también usarlas, como se manifiesta cada día con una balacera en una escuela, un centro nocturno, un supermercado u otro lugar público.
Sobre la base de que «es un derecho» recogido en la Segunda Enmienda constitucional, cada año, como promedio, mueren unas 39 773 personas por esa causa.
Miles de ellos son niños, cifras similares, jóvenes, mujeres, ancianos. Y entre sus motivos, pueden ser el racismo, ajuste de cuentas, frustración mental, hasta divertimento de alguien que, con su arma en la mano, aparece en un lugar público y «aprieta el gatillo» de su fusil o pistola, para ver como mueren los agredidos.
Este ejemplo saca a la luz la verdadera esencia de la sociedad estadounidense y hasta alguna que otra explicación de cómo una persona con las características de Donald Trump pueda ser electa presidente de ese país y aspire con mucha fuerza a su reelección.
En las circunstancias actuales, cuando es Estados Unidos el país con mayor cantidad de contagiados con la covid-19 y lamentablemente con el mayor número de fallecidos, hay otras expresiones que nos muestran la misma verdad en diferente escenario.
Cuando más de 2 000 personas mueren cada día por el contagio con el virus, el presidente Trump, que primero calificó la pandemia como una «gripecita bajo control», ahora incita a algunos gobernadores y a seguidores de su forma de actuar, poniendo el «dinero por delante de todo», a que «abran el país» para «salvar la economía», no importa el precio en vidas humanas que haya que pagar.
Hay grupos que lo siguen, entre ellos los supremacistas blancos, que inspirados por el magnate presidente republicano, y alguno que otro millonario afectado por el confinamiento, hasta se lanzan a las calles, desprovistos de nasobucos, para clamar por la apertura económica y acabar con las medidas de confinamiento.
Según el diario The Washington Post, hay aproximadamente 200,000 personas que forman parte de grupos contrarios a las órdenes de quedarse en casa en Wisconsin, Ohio, Pensilvania y Nueva York.
Para el gobernador republicano de Georgia, Brian Kemp, «este viernes (pasado) comienzan a abrirse los gimnasios, boleras, peluquerías, salones de belleza y los espacios de masaje, seguidos de los cines y restaurantes que abrirían el 27 de abril».
Por su parte, en Tennessee, el gobernador republicano, Bill Lee, anunció que la orden estatal de permanecer en casa expira a finales de abril.
BBC Mundo califica las manifestaciones contra el confinamiento debido a la pandemia como «choque entre dos mundos». Son dos versiones de la vida, la libertad y la humanidad en plena crisis del coronavirus, asegura un despacho de prensa.
En medio de esta disyuntiva entre la vida y el dinero, el presidente Trump incrementa sus twitts diarios, en los que un día dice una cosa y al otro lo contrario, pero en todos mantiene fijo su pensamiento de magnate, de subordinar al dinero toda la vida del país, incluso, la de quienes a diario la pierden, debido a la pandemia.
Esos son los «derechos ciudadanos» que disfrutan los estadounidenses que sobreviven a los tiroteos de quienes amparados en la Segunda Enmienda portan armas que disparan en cualquier sitio y contra cualquier persona, o los que apuestan por el dinero por encima hasta de la propia vida, como ocurre ahora.