Desinformación sionista en tiempos de conflicto

 

Xavier Villar | HispanTV

En los últimos días, diversos medios de comunicación occidentales y regionales han planteado preguntas sobre el paradero de Ismail Qaani, responsable de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica de Irán.

Recientemente, la agencia de noticias Reuters, conocida por su historial de noticias falsas respecto a Irán, publicaba un artículo en el que afirmaba que, tras los ataques de Israel en Beirut, que resultaron en la muerte de Seyed Hasan Nasralá y del general iraní Abás Nilforushan, “se ha perdido el contacto con Ismail Qaani”.

Por su parte, el medio de financiación catarí Middle East Eye ofrecía una versión más elaborada en un artículo calificado de «exclusiva», publicado el 10 de octubre en su sitio web. En él se afirmaba que el comandante de la Guardia Revolucionaria se encuentra bajo arresto domiciliario y está siendo interrogado por las fuerzas de inteligencia de la República Islámica. Sin embargo, expertos iraníes señalaron que Middle East Eye no ofrecía explicaciones sobre las supuestas razones detrás de dicho arresto ni del interrogatorio.

En días posteriores, y tras los desmentidos de fuentes iraníes al artículo de Middle East Eye, el medio recurrió a fuentes anónimas en Irak y Líbano para reiterar sus informaciones infundadas. Iran International, un medio en persa vinculado al régimen sionista y dirigido en la sombra por Manouchehr Amir, exdirector de Radio Israel, citó a una «fuente informada» que aseguraba que la familia del comandante Qaani tampoco tenía noticias sobre su paradero ni sabía qué estaba haciendo.

Asimismo, Sky News publicó un supuesto informe detallado que afirmaba que Qaani había sufrido un ataque al corazón durante un interrogatorio y estaba recibiendo tratamiento. Según esta versión, las “fuentes cercanas” a Sky News desconocían el estado actual del comandante tras este incidente.

Finalmente, la cadena saudí Al Arabiya se cuestionó: «¿Por qué no hay noticias del comandante Qaani? No estuvo presente en la sala de mando durante la operación ‘Promesa Sagrada 2’, ni en la oración del viernes en Teherán liderada por el Líder Supremo, ni en la ceremonia de entrega de la Medalla de la Victoria al comandante Hayizade. ¿Dónde está el comandante Qaani?».

Desde la República Islámica, se han ofrecido diversas explicaciones sobre el estado del comandante de la Fuerza Quds. El 7 de octubre, un alto oficial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica confirmó que el general Qaani se encontraba bien. Además, el mismo oficial indicó que Qaani había emitido un mensaje para conmemorar el aniversario de la Operación Tormenta de Al-Aqsa. En esa misma línea, el subcoordinador de la Fuerza Quds expresó: «Muchos de nosotros nos preguntamos: ‘¿Qué le pasó al comandante Qaani?’ Está sano y activo. Algunos dicen: ‘¡Hagan una declaración!’ ¿Por qué hacer una declaración? No hay necesidad de eso».

Hace apenas unos días, el presidente del parlamento iraní, Mohamad Baqer Qalibaf, en una visita oficial a Beirut, declaró que “Qaani se encuentra en buen estado de salud, continúa cumpliendo con sus deberes y los rumores que se han difundido sobre él son falsos y maliciosos”.

Para muchos expertos en relaciones internacionales, como la iraní Afifeh Abedi, las desinformaciones sobre el paradero de Ismail Qaani y su estado de salud responden a una estrategia de desinformación claramente diseñada por Israel, con tres objetivos principales:

1. Generar e incrementar la sensación de inseguridad en la sociedad iraní, especialmente en un contexto de posibles ataques. Esta estrategia busca desestabilizar el ambiente interno y sembrar el temor entre la población.
2. Recopilar información sobre el comandante de la Fuerza Quds para facilitar un posible asesinato. Al obtener datos relevantes sobre su ubicación y actividades, se crean las condiciones propicias para llevar a cabo un ataque.
3. Desacreditar la figura del comandante Qaani y fomentar divisiones internas en Irán. A través de la desinformación y la propaganda negativa, se intenta debilitar su imagen y sembrar discordia entre diferentes facciones dentro del país.

Es bien conocida la larga tradición sionista de control de la narrativa y manipulación de la información. Los israelíes se refieren a esta estrategia como “hasbara”, que significa «explicación» en hebreo. La hasbara abarca los esfuerzos por promover una narrativa que justifique las políticas y acciones de Israel. Esto implica moldear la percepción pública, influir en la cobertura mediática y difundir información que apoye los intereses israelíes, al tiempo que se contrarrestan los puntos de vista opuestos.

La instrumentalización del antisemitismo es un ejemplo cínico de la implementación de las estrategias de hasbara, diseñadas exclusivamente para desviar la crítica y cambiar el enfoque de la conversación. Desacreditar a críticos reputados y a la crítica objetiva del Estado de Israel como entidad colonial, mediante la difusión de acusaciones irresponsables de odio hacia los judíos, que los apologistas sionistas saben que son falsas, refleja la mentalidad de hasbara. Este enfoque no solo busca silenciar voces disidentes, sino también manipular la percepción pública sobre el conflicto israelí-palestino y las políticas de Israel.

En el actual conflicto entre el Estado colonial sionista y los diversos integrantes del conocido como Eje de Resistencia, el uso de la hasbara se caracteriza por tres elementos clave:

1. Las tácticas inescrupulosas para desacreditar opiniones percibidas como hostiles, que incluyen mentiras, difamación y campañas subsidiadas.
2. Una mayor sofisticación en la estrategia, que implica desviar la crítica mediante acusaciones falsas.
3. El financiamiento abundante, tanto público como privado, de mensajes pro sionistas, con el objetivo de ganar apoyo y destruir a los adversarios. Este flujo de recursos permite a la hasbara operar de manera más efectiva, amplificando su impacto y alcance en la opinión pública.

Un aspecto notable de esta amplia guerra psicológica es la sorprendente división de tareas y la coordinación entre los medios israelíes, los medios occidentales y los medios árabes antiraníes en la formación de narrativas, a menudo citando fuentes anónimas. Esta información finalmente se difunde a través de los medios de oposición, especialmente aquellos antiraníes como Iran International.

El objetivo final de esta masiva campaña de desinformación, tal y como apuntaba Abedi es interrumpir las actividades operativas de Qaani, descubrir la ubicación y las actividades de este comandante en el campo de batalla y, por último, preparar el terreno para su asesinato.