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Fabrizio Casari
Edén Pastora, Comandante Cero del asalto sandinista contra el Parlamento Somocista, murió hoy en un hospital en Managua a causa de complicaciones cardíacas.
Hombre de acción, tenía una relación instintiva y veraz con la política. No nació para administrar o gestionar, tenía en su sangre la ansiedad de transformar. Hizo actos heroicos y cometió graves errores de evaluación, que sin embargo pudo remediar.
Tenía un espíritu patriótico e independiente y los pobres, los que quedan al final de la línea, eran sus pensamientos constantes, los destinatarios de todos sus argumentar político.
Pensaba que solo con armas en mano se podía obtener justicia, pero se dedicó con todas sus energías a la reconciliación nacional y a la paz impulsadas por el gobierno sandinista desde 2006 hasta hoy.
Su muerte es un luto por Nicaragua y su historia de rebelión. Un duelo dentro de la familia sandinista y un dolor para aquellos que supieron reconocer la autenticidad e independencia de las posiciones políticas en todo momento, correctas o incorrectas que fuesen.
La derecha fascista nicaragüense, que babea agazapada en los pies del imperio, siempre ha tenido un feroz desprecio por Edén. Lo despreciaba vivo y se burla de él muerto: no le perdona el profundo vínculo con Daniel Ortega que lo impulsó a apoyarlo con toda la fuerza y autoridad moral que tenía.
De esto hablamos en las dos ocasiones en que nos encontramos.
Quienes lo acusan de haber traicionado son los traidores del sandinismo, de su gente y de Nicaragua. Los que lo insultaron intentaron comprarlo sin lograrlo. Los que se burlan de él están furiosos porque saben que la muerte de un revolucionario pesa sobre todos, mientras que la de los traidores vende patria ni siquiera recibe la condolencia de las noticias.
Edén Pastora luchó como sandinista y murió como sandinista. A tal hombre se le rinde honor.
(Tomado del Facebook de Fabrizio Casari).