El BRICS+ indetenible mientras Occidente tiembla

 

Hedelberto López Blanch | Resumen Latinoamericano

Con turbación y desasosiego, Estados Unidos y los países capitalistas desarrollados, observan cómo constantemente naciones de diversos continentes se unen al BRICS o presentan solicitudes para integrarse al Grupo.

Solo en días recientes, tres importantes naciones han expresado su interés de unirse al BRICS+ que actualmente integran Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unido y Etiopía.

Los tres países en cuestión son Turquía, Venezuela y Malasia, todos con gran potencial económico y político que representan papeles relevantes en sus diferentes regiones.

Turquía, con un Producto Interno Bruto (PIB) de 700,000 millones de dólares, ocupa el lugar 16 entre las principales economías del mundo y juega un destacado rol político en la arena internacional.

La agencia Bloomberg indicó que Ankara busca reforzar su influencia global y forjar nuevos lazos, porque el presidente Recep Tayyip Erdogan entiende que “el centro de gravedad geopolítico se está desplazando lejos de las economías desarrolladas”.

Venezuela, con PIB de alrededor de 100,000 millones, podría aportar al BRICS facilidades de intercambio con sus enormes reservas de petróleo, así como recursos minerales estratégicos. Caracas es prácticamente un miembro del BRICS porque participa en todas las reuniones del bloque mientras espera la formalización de su ingreso, afirmó el canciller Yván Gil.

El presidente Nicolás Maduro recordó que las “inversiones más grandes” en petróleo y gas en Venezuela provienen de los BRICS, y destacó que ese bloque tiene un “portafolio de oportunidades” atractivo para la nación caribeña.

En cuanto a Malasia, que en 2025 presidirá la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) con 432,000 millones de PIB, sería la primera nación de ese organismo en integrarse al BRICS.

El primer ministro Anwar Ibrahim envió una carta a Moscú para solicitar su unión al Grupo en 2025. La confirmación se produce después de que el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, visitara Malasia y se reuniera con Anwar Ibrahim.

Otro país que posiblemente integre la agrupación es Irán que, con un gran potencial energético, una población de uno 85 millones de habitantes, una superficie de 1,745,150 kilómetros cuadrados y un PIB de alrededor de 410,300 millones de dólares, mantiene desde hace tiempo intercambios comerciales con los diferentes miembros del Grupo.

El BRICS celebrará entre el 22 y 24 de octubre la XVI Cumbre en la ciudad rusa de Kazan (suroeste). Hasta ahora, 19 de los 36 líderes invitados al cónclave del Grupo han confirmado su participación, informó el asesor presidencial, Yuri Ushakov.

Aparte de los nueve líderes de los Estados miembros, agregó, fueron convidados los de la Comunidad de Estados Independientes y los jefes de Estados que presiden influyentes asociaciones de integración regionales en África, Latinoamérica, Medio Oriente y el Sudeste Asiático, así como líderes de los países que aspiran a convertirse en miembros del Grupo o buscan entablar cualquier otro tipo de cooperación.

Analicemos que con la ampliación del BRICS+ a partir de 2024, sus participantes representan ya el 46 % de la población del planeta; el 37,6 % del PIB; 38,3 % de la elaboración industrial y el 80 % de la producción de petróleo, elementos fundamentales para la búsqueda de un mejor equilibrio en el orden internacional, y a cuánto ascenderán esas cifras con la unión de nuevos miembros.

Entre los países interesados en pertenecer a ese Grupo también aparecen Argelia, Afganistán, Bangladés, Bahrein, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajstán, México, Nicaragua, Nigeria, Pakistán, Senegal, Siria, Sudán, Tailandia, Túnez, Uruguay, Mongolia y Zimbabwe.

Los BRICS+ se han enfocado en buscar la forma de ir eliminando el uso del dólar en sus transacciones, lo cual representa una forma de disminuir la hegemonía político-económica que Estados Unidos ha mantenido durante muchos años en la arena internacional. En esta medida han tenido mucho que ver las arbitrarias “sanciones” que Washington ha utilizado contra numerosas naciones del orbe.

En conclusión, cada vez se abren más las posibilidades de alcanzar un mundo multipolar que beneficie a los países emergentes y en vías de desarrollo.