En los 12 meses de duración del gobierno golpista, los dirigentes del MAS–IPSP tuvieron que pasar a la clandestinidad al ser amenazados seriamente con métodos fascistas
La justicia boliviana debe saldar cuentas con los represores golpistas instalados en 2019, que fueron sacados del poder por la lucha de ese pueblo en las calles, dijo a Granma Andrónico Rodríguez Ledesma, presidente del senado de la Asamblea Legislativa y Plurinacional quien visitara Cuba recientemente, invitado por el Parlamento cubano.
Su historial de líder social se inició en las universidades y al romperse el orden constitucional resultó electo como senador en representación del Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS–IPSP).
«En el año de gobierno de Jeanine Áñez, los bolivianos vivieron una administración que provocó un caos sanitario con el azote de la pandemia de la COVID-19, números negativos en la economía y el ahondamiento de la crisis política y social». En ausencia del hermano Evo, y prácticamente de todos los dirigentes nacionales, tomó la iniciativa de movilizar, primero, a la región del trópico, después a Cochabamba, y por último a las grandes ciudades».
En los 12 meses de duración del gobierno golpista, los dirigentes del MAS–IPSP tuvieron que pasar a la clandestinidad al ser amenazados seriamente con métodos fascistas. Se quemaron sus oficinas y se confiscaron sus propiedades. Además, se utilizó el chantaje y la amenaza contra los familiares, para provocar temores y rechazos.
«Al reunirme con el pueblo –dijo– le hablé de romper el miedo hacia el gobierno, y frente al azote de la pandemia tomar medidas de cuarentenas rígidas. Comenzamos a organizarnos, a reunirnos con los dirigentes, con las organizaciones y con las bases comunitarias. Hicimos reuniones clandestinas en diferentes lugares, y en el momento oportuno convocamos al coliseo La Coronilla de Cochabamba. Allí se agruparon más de 10 000 personas bajo la consigna Todo por la patria. A partir de ese momento, la lucha cogió fuerza para exigir la realización de los comicios presidenciales».
Como el MAS–IPSP logró mantener dos tercios en la Asamblea Nacional obligó al gobierno de facto a presentar convocatorias a elecciones, que fueron pospuestas alegando el azote de la pandemia, sin tomar medidas para combatir sus efectos. Primero se fijó para mayo, luego para agosto, y por último se realizaron en octubre. «Con mucha presión desde la Asamblea legislativa y desde las calles triunfamos y se conquistó el poder político», aseguró el diputado boliviano, quien vivió momentos de mucha tensión, con días sin dormir o comer, viajando de un lugar a otro, sin poder utilizar los aeropuertos por la persecución desatada por las autoridades golpistas.
«Nuestro objetivo está en lograr el bien para el pueblo boliviano. Tenemos la plena estabilidad en nuestro país, y los índices económicos comienzan a recuperarse. Bolivia tiene una de las inflaciones más bajas del continente», manifestó Rodríguez Ledesma, y explicó que se preparan para los comicios presidenciales de 2025 con la meta de continuar el proceso de cambio iniciado por Evo Morales, basado en el despertar político del pueblo, con un horizonte civilizatorio alejado del capitalismo.