NICALEAKS
No debería alarmar la actitud de Juan Sebastián Chamorro García en torno a la petición de bloquear una licitación del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), destinada a mejorar las condiciones en que opera la Policía Nacional en contra de la delincuencia, el crimen organizado y el terrorismo, como fue el caso del intento de golpe de Estado.
Está en su naturaleza y no es el único de la autodenominada “Alianza Cívica” que piensa de esa manera. Nuestra heroica Policía Nacional en conjunto con sectores de la población, frustró los planes de la sanguinaria oposición nicaragüense que el año pasado provocó la muerte de más de 200 nicaragüenses, la mayoría sandinistas y más de dos decenas de agentes del orden.
El desprecio hacia el pueblo humilde está enraizado en el ADN de la familia Chamorro. Lo demuestran a diario en sus medios de comunicación con sus sumisos empleados, y lo han hecho a lo largo de nuestra historia en su lamentable travesía por estas tierras que los vieron llegar después de atravesar el océano con una mano atrás y otra adelante.
Lo manifiestan además en sus publicaciones, dedicadas enteramente a ensalzar su estilo de vida, ignorando secularmente la desdicha de las clases empobrecidas por las familias que han detentado el poder económico y político en Nicaragua hasta antes de la llegada del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Durante el gobierno de Enrique Bolaños, un Chamorro de El Nuevo Diario nos obsequió una muestra de lo que estaba hecho cuando se dio un conato de paro policial demandando mejores salarios.
Prohibió rotundamente publicar información sobre las peticiones de los policías, bajo el argumento de que “a la gente (pobre) no podés andar mejorándoles la vida porque entonces te pedirán más y más”. Punto. No se publicó ni una letra sobre el asunto.
El Chamorro este, que por cierto ocupó cargos diplomáticos durante el gobierno sandinista de los años 80, miraba con buenos ojos y creemos que hasta participaba en el “Club de Amigos de la Policía” que habían conformado empresarios oligarcas y burgueses, y miembros de la jefatura policial a la que habían reclutado para su causa.
El club de marras era para dizque ayudar a la entidad garante del orden público, aunque en la práctica lo que buscaban era garantizarse la impunidad ante posibles delitos que llegaran a cometer.
Por eso es que no extraña la posición de Juan Sebastián Chamorro. Este sujeto está convencido de que los policías nacieron pobres y deben morir igual, no importándole si comen o duermen, si andan mal vestidos o con equipos obsoletos.
La tirria de este empleado de los gringos en contra de la Policía Nacional es doble, debido a que como apuntamos antes, pese a no andar los mejores equipos derrotaron a los golpistas dirigidos por Juan Sebastián y otros cabecillas del MRS, algunos empresarios y la Iglesia Católica.
La excusa de Chamorro García para pedir el bloqueo de la licitación policial es fútil y hasta ridícula. Su gran “tesis” estriba en que la Policía Nacional es “coercitiva”. Para que el doctor en economía lo sepa, todas las policías del mundo lo son. ¿O es que piensa que en Estados Unidos, el país que tanto admira y donde estudió becado con nuestros impuestos las fuerzas del orden reparten caricias y caramelos a los delincuentes?
¿Cuántos muertos cree este señorito perfumado que habría dejado en Norteamérica un intento de golpe de Estado en contra de Donald Trump? Todavía los estarían matando o persiguiéndolos y condenándolos a prisión de por vida por alta traición a su patria.
No sabemos si alguien le sopló o él mismo se percató (esto último lo dudamos) de que había cometido una torpeza más en su corto y oportunista andar por la política. Está sentado en una mesa de diálogo nacional y continúa pidiendo sanciones en contra del Estado de Nicaragua.
Como buen cobarde, borró en cuanto pudo el tuit que había subido, sin embargo, ya había sido copiado por muchos que ahora demandan sea expulsado de las negociaciones con el gobierno.
No merece dialogar por la paz alguien de esa calaña. Chamorro García cree que las fuerzas garantes del orden público fueron creadas para cuidarlos a él y a los de su estirpe, antes que a la población indefensa.
Finge negociar con la “guatusa” en la bolsa, cuando sus más íntimos deseos son que sus mentores gringos terminen de destruir la economía del país y nos invadan, sin importarle el alto costo de víctimas inocentes, esas personas a las que su hermano exigía no “mejorarles la vida” porque les puede gustar y pedirán más progresos.
Este tipo de gente es la que enfrenta el sandinismo organizado y aquellos que luchan por una sociedad mejor.