En su obsesión contra Venezuela, la OEA de Luis Almagro parió al autoproclamado Grupo de Lima para que la organización continental, que desde su surgimiento en 1948 ni ha sido para el bien de América ni tampoco democrática, sea la punta de ataque contra los pueblos de la región. El calificativo que le dio Raúl Roa, canciller de la dignidad, de ministerio de colonias de Estados Unidos, es el que más se ajusta a esa entidad y lo que hoy se pone en evidencia, no solo sobre los venezolanos, sino también para Cuba y Nicaragua.
Y claro está, mucho depende del «ministro» que tenga, pues mientras más se parezca a un secretario del imperio, pues mejor cumple su triste rol. Almagro es justamente ese peón. Estados Unidos y la oea vuelven a lanzar a Colombia contra Venezuela, pasando incluso por encima de la historia de esos países, que es donde está la esencia de sus aspiraciones de independencia.
Ante el agradecimiento del mandatario colombiano Iván Duque a EE.UU. por su supuesta colaboración en el proceso de independencia neogranadina hace 200 años, la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez expresó en su cuenta de Twitter: «Profunda y supina ignorancia finalmente sale a la luz pública y permite entender vergonzosos niveles de lacayismo a Washington!
Orgullosos estamos de que una misma espada nos dio la libertad y la independencia! Dignidad colombiana hoy mancillada por sus oligarquías y gobernantes!».
Según Telesur, Rodríguez invitó al Presidente colombiano a trabajar por la felicidad social de los colombianos, recomendándole que «evite reincidir en la fórmula explosiva de ignorancia y criminalidad, hoy expresada en su afán por agredir a Venezuela y pretender socavar nuestra soberanía! ¡Venezuela se hará respetar!».
En la misma red social, el ministro de Relaciones Exteriores venezolano, Jorge Arreaza, respondió a su par colombiano Carlos Holmes Trujillo, por sus declaraciones injerencistas sobre su país. «El canciller Carlos Holmes Trujillo cree que gobierna en Venezuela o se considera el nuevo vocero de la oposición extremista», dijo.
Estados Unidos y la OEA persiguen «calentar» a América Latina y el Caribe. El pasado 1ro. de noviembre, John Bolton, asesor de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump, se refirió a Cuba como integrante de lo que llamó la troika del mal, en la cual incluyó a Nicaragua y a Venezuela, y dijo que se tomarían nuevas medidas contra la Mayor de las Antillas, las cuales entraron en vigor el pasado 14 de noviembre extendiendo hasta 205 las entidades cubanas restringidas para el comercio con Estados Unidos.
Y Almagro, justamente el primer día del año, cuando se cumplía el aniversario 60 de la Revolución, insistió en su sarta de mentiras y calumnias contra Cuba.
En la cumbre del ALBA-TCP, de la cual La Habana fue sede el 14 de diciembre último, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, Miguel Díaz-Canel, advertía: «La coyuntura actual demanda, aún más, la unidad y la concertación política entre nuestros países y esfuerzos decisivos para enfrentar la estrategia divisionista del imperialismo. Se impone la convicción inquebrantable de que Nuestra América es una sola, del Bravo a la Patagonia, y que es un deber fundamental impedir que nos arrebaten los recursos naturales y nos sometan a su hegemonismo.
«La agresividad del imperialismo se dirige hoy contra nuestros valores más genuinos. Les molesta la solidaridad que nos caracteriza, no toleran la justicia social y menos aún la equidad en la distribución de los ingresos. Odian irracionalmente la vocación soberana de los pueblos y no respetan su derecho a escoger el sistema político que decidamos».
Algunos «hitos» de la OEA
En 1954 Guatemala fue invadida por tropas mercenarias organizadas por la CIA, que derrocaron al Gobierno de Jacobo Arbenz. La oea aprobó antes una resolución con la variante de intervención colectiva regional, en franca violación de su Carta y la de la ONU.
La OEA no redactó ni una oración ante la agresión de EE. UU. contra Cuba por Playa Girón en 1961.
Abril de 1965: desembarcaron marines yanquis en Santo Domingo para impedir la victoria del movimiento popular constitucionalista sobre la reacción militarista. Fue la primera intervención colectiva en un país del área, bajo el sello de la OEA.
Calló ante la muerte de Salvador Allende, ante el asesinato y desaparición forzosa de decenas de miles de sudamericanos durante la tenebrosa Operación Cóndor.
No promovió la paz en Centroamérica durante los 80, en un conflicto que cobró cerca de 100 000 vidas.
No respaldó las investigaciones para esclarecer la sospechosa muerte del general Torrijos en Panamá.
Marzo de 1982 trajo la intervención británica que inició la Guerra de las Malvinas, primera agresión de una potencia extracontinental a un país del Sistema Interamericano, lo que, según el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca-tiar (otro engendro de dominación, amparado en un supuesto criterio de solidaridad en el continente esgrimido por Washington), debía convocar la solidaridad continental con el agredido.
Octubre de 1983: un golpe militar derrocó al primer ministro granadino Maurice Bishop, quien murió asesinado. A Granada también EE.UU. envió una fuerza invasora de 1 900 marines.
La OEA ni se inmutó por la invasión a Panamá, en 1989.
La Carta Democrática Interamericana en 1992 llevó a nivel de tratado la imposición del unipolarismo a la región, es decir, la oea no cambió su cara, tanto que frente al golpe militar en Haití, que depuso en febrero de 2004 al presidente Jean-Bertrand Aristide, exhibió el mismo grado de incapacidad y putrefacción.
La OEA fue garante del golpe de Estado en Venezuela, en abril de 2002, que pretendió sacar del poder al Comandante Hugo Chávez.
Contempló el golpe de Estado al Gobierno de Manuel Zelaya, en Honduras, en el 2009.
En el 2010 se hizo también de la vista gorda en el intento de otro golpe, en Ecuador, durante la gestión de Rafael Correa.
La OEA y su secretario general, Luis Almagro, auspician hoy las políticas de Estados Unidos contra Cuba, Venezuela y Nicaragua.