¿Es la actitud de la oposición en Nicaragua una reacción espontánea ante la formación de una dictadura a lo largo de estos años, arrancando desde 2007? Al menos es lo que los grupos políticos y ONG que adversan al actual gobierno han señalado.
Sin embargo, existen documentos que prueban que aparte del plan encabezado por la Embajada de Estados Unidos en Managua para impedir que el sandinismo ganara las elecciones de 2006, hubo un “Plan B” para desestabilizar al gobierno del FSLN en caso de que resultara airoso en las urnas, tal y como sucedió.
Ese Plan B, con nuevos elementos que han ido incorporando, es el que están echando a andar actualmente con el Movimiento por Nicaragua (MpN), y su directora Violeta Granera Padilla, a la cabeza.
La justificación para continuar metiendo mano a centenares de miles de dólares –y hasta millones-, fue la victoria del FSLN, que el MpN interpretó como que “A partir de 2007, y dado el contexto político marcado por las elecciones nacionales…”. Es decir, como ellos no obtuvieron el poder, se lanzaron a obstaculizar –bien pagados-, el trabajo del gobierno electo.
Nicaleaks les presenta en partes un documento elaborado por el Movimiento por Nicaragua que refresca mucho de lo que ha estado ocurriendo, y que ha arreciado en la medida en que se acercan las elecciones de 2016.
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