El suministro de armas occidentales a Ucrania

Pablo Jofre Leal | Segundo Paso Cono Sur

Cuando el control de los medios de información está en un 90% en manos de las grandes potencias industrializadas occidentales, sus enemigos, léase, principalmente China, Rusia, la República islámica de Irán y aquellos con economías menos poderosas como Venezuela, Corea del Norte, Cuba, entre otros; son sujetos de monumentales campañas de desinformación y manipulación, que generan un discurso hegemónico y aparentemente incontrastable.

Ante ese panorama, resulta un deber dar cuenta de otras visiones, otros análisis que develen lo que se oculta, lo que se tergiversa o lo que se trata de imponer como discurso único. Es así como la responsabilidad de la organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en generar las bases para una guerra en el este de Europa, apoyando a los gobiernos ultranacionalistas de Kiev, expandiendo las bases militares, ejércitos y armas de la OTAN hacia la frontera occidental de la federación rusa, la nula acogida a las demandas de garantías de seguridad exigidas por Moscú, fueron sentando las bases del actual conflicto.

Una guerra, que no empezó el 24 de febrero de este 2022 con la denominada Operación Militar especial rusa, principalmente en el centro este de Ucrania, sino en febrero del año 2014 cuando el apoyo occidental: Estados Unidos y potencias europeas, significaron culminar las acciones de desestabilización que desembocaron en el golpe de estado de febrero del 2014, que derrocó el gobierno de Víctor Yanukovich y el inicio de una ofensiva militar contra el Donbás, que obligó a la población rusa de ese territorio a generar un proceso de autodeterminación frente a los crímenes de un régimen con predominio de sectores nacionalsocialistas, que poco a poco mostró su cara más sanguinaria.

Hoy, Occidente tiene las manos y los pies metidos en Ucrania, hasta el fondo. La sangre derramada tiene un sello otanista evidente. El suministro de armas de países como Estados Unidos, Gran Bretaña, Noruega, Alemania y Francia, entre otros, ha renovado la industria de las armas, que ha multiplicado sus ganancias con ventas multimillonarias. Cuando la referencia es el Donbás, una gran parte de la responsabilidad por la tragedia que asola a esa región, desde hace ocho años a la fecha, recae en los países occidentales, que incrementan, día a día el suministro bélico al gobierno de Zelensky, utilizándolo como punta de lanza de sus ataques contra Rusia.

En los últimos cuatro meses, sólo Estados Unidos, según sus propias estimaciones, ha proporcionado a Ucrania cerca de 10 mil millones de dólares, contando en ello mil sistemas antitanques, mil sistemas de misiles de defensa antiaérea, al menos 1.500 misiles de última generación tierra -aire. Un centenar de sistemas de artillería, al menos 100 helicópteros de combate, 10 mil unidades de armas ligeras. Suministros destinados a prolongar los combates lo que conlleva nuevas víctimas civiles.

Los suministros de armas a gran escala: armamentos, equipos y hasta facilitar el ingreso de mercenarios, unido a la ausencia absoluta de control a los grupos nacionalsocialistas que se han apoderado del gobierno de Kiev, ha dado como resultado un negocio multimillonario y que va a resultar en un peligro cierto para la propia Europa: el mercado negro de armas.

La denominada Red de Internet Darnek se encuentra colmada de ofertas de venta, no sólo de armas ligeras, sino también de cohetes contracarros guiados y sistemas de defensa antiaérea. No será ningún problema para organizaciones terroristas, de todos los signos, el obtener acceso a estas armas y utilizarlas contra los mismos que las han proporcionado.

Un bumerán que tendrá esos gobiernos europeos, por ejemplo, tratando de deslindar responsabilidades cuando la muerte toque sus capitales. La llamada “ayuda a Kiev” ya ha aparecido en Albania y Kosovo donde la trazabilidad de ese armamento muestra que se están a la venta, parte del mercado negro de armas, incluso con llamativos descuentos.

La Interpol Advierte a Europa

Los medios internacionales han destacado, que organismos como la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) está preocupada por el incremento del contrabando de armas desde Ucrania. “El secretario general de Interpol, Jurgen Stock, expresó en días pasados su preocupación por el aumento del comercio ilegal de armas a raíz de la guerra en Ucrania.

En declaraciones a AngloAmerican Press Asociation afirmó que la actividad ilegal “no sólo se hará evidente en las vecindades de la zona de conflicto, porque la experiencia nos indica que las armas podrían ser dirigidas también a otros continentes”. Según Stock, ya se ha visto ese tráfico en la zona de los Balcanes, en teatros de conflicto en África y, por supuesto en la actividad de los grupos del crimen organizado que aprovechan el caos generado por el conflicto para conseguir armas, especialmente armas portátiles que son la mayor preocupación de la agencia.

Ante el peligro representado por la perspectiva de un aumento descontrolado en el volumen de armas contrabandeadas a zonas conflictivas del mundo y a manos de bandas criminales, Interpol alienta a los ciento noventa y cinco países miembros a intensificar el uso de bases de datos que puedan ayudar a rastrear el movimiento de las armas, especialmente de aquellas denunciadas como robadas en distintos países”.

La información recabada por este cronista indica que se ha generado un canal de contrabando de armas dirigido a extremistas, que desestabilizan al gobierno sirio y asesinan a su población, a través de Rumania y Bulgaria. Se trata, esencialmente, de cohetes contracarros guiados “javelin” de origen estadounidense y fusiles belgas “Scvar.L” en sus dos modelos, que ya se encuentran en manos de grupos terroristas takfiri en Idlib.

Si bien es cierto, parte de las armas entregadas a Kiev son modernas, una gran mayoría de ellas pueden ser consideradas obsoletas para los ejércitos de las potencias. En el fondo, la alianza liderada por Washington descuenta o amortiza su técnica caduca y desde luego el comprador – que se endeuda ad infinitum – termina cumpliendo sus obligaciones atado política y militarmente.

Suministrar sólo armamento moderno trae aparejado un enorme problema: la falta de experiencia y capacidad de los efectivos ucranianos, que ha mostrado en estas semanas su escasa capacidad adaptativa, a pesar de los cientos de asesores europeos y estadounidenses en suelo ucraniano. Un ejército, como el ucraniano, destinado a la derrota total y que se mantiene gracias al oxigeno occidental.

Los sistemas de lanzamisiles múltiples de largo alcance, son utilizados por las fuerzas ultranacionalistas ucranianas, no para llevar a cabo operaciones militares contra las fuerzas rusas – pues de inmediato son localizados y destruidos – sino para destruir la infraestructura social en las repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk.

Es así como resulta casi un milagro ver en televisoras o imágenes gráficas de los medios occidentales el daño ocasionado en edificios gubernamentales, guarderías infantiles, casas-habitación, edificios, hospitales, industrias, infraestructura vital en el Donbás. Cada día las armas occidentales son utilizadas contra hombres, mujeres y niños en el Donbás. Causan daños, muertes, heridos, destrucción y sin embargo no son seres humanos visibles para los que transmiten la guerra.

El llanto desconsolado de los gobiernos europeos, el desgarrar vestiduras frente a las operaciones militares rusas se repiten hasta el hartazgo, pero, enmudecen frente a la masividad del exterminio de los habitantes del Donbás. Por ejemplo, el día 13 de junio bombardeos masivos, contra todo el Donbás, fueron una realidad a manos de ultranacionalistas ucranianos: uso de cañones, misiles, sistemas de lanzamisiles múltiples.

Calibres superiores a los 155 MM para destruir todo lo que alcanzara sus armas. Daños en una maternidad, mercados, casas. Sin embargo: silencio, mudez y sordera frente a los crímenes ucranianos, pues la complicidad no se puede desmentir. Rusia ha advertido que detengan esos ataques y no piensen un momento que sus amenazas, de atacar territorio ruso, poniendo como blanco, el puente de Crimea en el llamado estrecho de Kerch será realidad sin que ello conlleve una respuesta contundente.

Lo he advertido con anterioridad: la lucha en Ucrania no sólo es en defensa del Donbás, sino de la propia existencia rusa.

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