El imperialismo estadounidense y sus aliados siguen ejerciendo una descomunal presión contra el gobierno y pueblo de Venezuela, como también contra Cuba, Nicaragua y Bolivia.
En momentos complicados, de ofensiva enemiga, siempre es bueno recordar qué es lo que decían y hacían nuestros maestros, qué actitud asumían, cómo pensaban la situación y por dónde buscaban responder y posicionarse, no sólo para ganar la partida, sino también para salir fortalecidos.
Decía el Comandante Chávez que a cada ataque imperialista y aliados había que responderles con más Revolución, profundizando la Revolución. Lo mismo manifestaba y lo practicaba a rajatablas el comandante Fidel Castro en Cuba.
En ese sentido traemos acá un fragmento del “Manifiesto al Pueblo Mexicano”, escrito en Milpa Alta, Distrito Federal de México en agosto de 1914, por el general en jefe del Ejército Libertador, Emiliano Zapata.
“La primera labor, la de poner al grupo reaccionario en la imposibilidad de seguir siendo un peligro, se consigue por dos medios diversos: por el castigo ejemplar de los cabecillas, de los grandes culpables, de los directores intelectuales y de los elementos activos de la facción conservadora y por el ataque dirigido contra los recursos pecuniarios de que aquellos disponen para producir intrigas y provocar contrarrevoluciones; es decir, por la confiscación de las propiedades de aquellos hacendados y de aquellos políticos que se hayan puesto al frente de la resistencia organizada contra el movimiento popular…”.
Y agregaba: “Quitar al enemigo los medios de dañar, fue la sabia política de los reformadores del 57, cuando despojaron al clero sus inmensos caudales que sólo le servían para fraguar conspiraciones…”. En este párrafo Zapata se refiere a la Reforma de Benito Juárez, que confiscó los bienes en manos de la iglesia, y que se trataba, ni más ni menos, de inmensos predios rurales.
Observemos que el revolucionario mexicano señalaba, primero el “castigo ejemplar de los cabecillas”, a los “directores intelectuales” y a los “elementos activos” de la fracción reaccionaria. Veamos esto en Venezuela.
Sin traspolar mecánicamente, más bien recogiendo lo esencial de estos planteos de Zapata, podríamos afirmar que en nuestro país no se ha aplicado con el rigor necesario estas medidas.
La gran mayoría de los conspiradores, golpistas, terroristas y traidores a la Patria, se encuentran hoy en plena libertad y otros son prófugos de la justicia al haber huido a otros países. En el caso de uno de los principales líderes de la conspiración, Leopoldo López, aunque se mantiene en arresto domiciliario, sigue comunicándose por diferentes vías con sus más conspicuos conmilitones.
Asimismo es curioso que ciertas organizaciones políticas, verdaderas asociaciones terroristas al servicio de la anti-Patria, no hayan sido proscriptas e ilegalizadas. Me refiero al caso de las organizaciones Voluntad Popular, Vente Venezuela y Alianza Bravo Pueblo, por ejemplo.
El irrespeto a las leyes y la Constitución, por parte de dirigentes y organizaciones de la oposición venezolana parece ser una práctica ya habitual. Y eso es muy peligroso.
El no haber castigado de manera ejemplar a los conspiradores y golpistas del 2002, dejó abierta la puerta a la reincidencia.
Sobre este tema vale citar las reflexiones de El Libertador en el Manifiesto de Cartagena al analizar las causas de la caída de la primera República:
“De aquí nació la impunidad de los delitos de Estado cometidos descaradamente por los descontentos, y particularmente por nuestros natos e implacables enemigos, los españoles europeos, que maliciosamente se habían quedado en nuestro país para tenerlo incesantemente inquieto y promover cuantas conjuraciones les permitían formar nuestros jueces perdonándolos siempre, aun cuando sus atentados eran tan enormes que se dirigían contra la salud pública”.
“La doctrina que apoyaba esta conducta tenía su origen en las máximas filantrópicas de algunos escritores que defienden la no residencia de facultad en nadie, para privar de la vida a un hombre, aun en el caso de haber delinquido éste en el delito de lesa patria. Al abrigo de esta piadosa doctrina, a cada conspiración sucedía un perdón, y a cada perdón sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar, porque los gobiernos liberales deben distinguirse por la clemencia. ¡Clemencia criminal que contribuyó más que nada a derribar la máquina que todavía no habíamos enteramente concluido!”.
Volviendo al texto de Zapata, es importante detenernos en donde dice “quitar al enemigo los medios de dañar”, para “poner al grupo reaccionario en la imposibilidad de seguir siendo un peligro”.
El revolucionario mexicano sostiene que la mejor forma de derrotar e impedir las embestidas de la reacción es el “ataque dirigido contra los recursos pecuniarios de que aquellos disponen para producir intrigas y provocar contrarrevoluciones”.
Vale decir, contragolpear en un proceso severo de confiscación de los bienes y propiedades de los sediciosos, léase para el caso venezolano, los dirigentes y responsables de las acciones terroristas y de Traición a la Patria, como también de los intereses estadounidenses en el país y de todos aquellos países que agredan la soberanía venezolana.
Apelando una vez más al legado de los revolucionarios que nos precedieron en la lucha contra las agresiones imperialistas, traemos ahora al General de Hombres Libres, Augusto Sandino. En su programa “Plan para la Realización del Supremo Sueño de Bolívar” señalaba que ante cualquier agresión extranjera a territorio latinoamericano se debía proceder “bajo la amenaza de que efectuarán el retiro inmediato o conjunto de sus representantes Diplomáticos”. Esta medida ya se tomó por parte del gobierno venezolano, que expulsó a los diplomáticos estadounidenses.
Pero agregaba el patriota nicaragüense: “… si después de producidas las representaciones de que habla el punto anterior, no se lograra la satisfacción exigida a la o las potencias agresoras… procederán a la confiscación automática de los intereses e inversiones que la o las potencias agresoras tuvieren…, sosteniendo con el producto de tal expropiación la guerra a que diere lugar la agresión de la o las potencias extranjeras”.
A esta posición de Sandino la podríamos contemporizar aclarando que todas las confiscaciones que el gobierno revolucionario realice de propiedades de la o las potencias agresoras serán en compensación de los miles de millones de dólares que hoy han incautado a la nación venezolana por medios de las criminales sanciones ejecutadas por los Estados Unidos y sus socios.
¿Cuántas empresas estadounidenses hay en Venezuela?, ¿Y Venencham que papel sigue cumpliendo?, ¿Cuántas empresas colombianas hay en Venezuela? ¿Cuántas canadienses o francesas, o inglesas? Ningún país que haya adherido a las sanciones contra Venezuela tendría que estar tranquilo.
Los terroristas y conspiradores, aliados a los intereses imperialistas, tampoco. ¿Pueden los Traidores a la Patria seguir teniendo en el país cuentas bancarias, propiedades, hacer inversiones, comprar y vender como si fueran ciudadanos respetuosos de la ley y el orden?
Somos conscientes de que el gobierno nacional está haciendo todo lo posible para frenar la agresión. Lo que pretendemos aportar con estas citas es sólo un suministro que puede ser útil para la reflexión y el debate. Lo que queda claro es que ante los golpes de la contrarrevolución es necesario el contragolpe revolucionario.
“Cuando la Patria está en peligro todo es válido menos no defenderla”, decía el General San Martín.