Un fuerte encontronazo entre la embajadora de México, Luz Elena Baños y el secretario general de la OEA, Luis Almagro, por el silencio cómplice de este ante el golpe de estado en Bolivia, fue punto crucial en la reunión de Washington, comentan medios locales.
México cuestionó fuertemente el silencio del secretario general de Organización de Estados Americanos (OEA) ante los hechos en Bolivia, que derivaron en la renuncia de Evo Morales a la presidencia de ese país, y a quien Almagro acusó de forma rampante haber dado un “autogolpe de Estado”.
La embajadora Baños hizo pública la sorpresa del gobierno de Andrés Manuel López Obrador por la insólita reacción de Almagro ante la crisis en el país sudamericano. El mandatario había proclamado pocas horas antes el ‘No al silencio’ que marca su posición en el tema boliviano y la OEA.
“El secretario general, que despliega una constante e inusitada actividad mediática, ha permanecido también sorpresivamente callado, con excepción del escueto comunicado del 10 de noviembre, ante el desbordamiento de la violencia y del peligro en que se encuentra la vida de muchas personas (en Bolivia) sin atribularse demasiado”, dijo Baños.
La embajadora cuestionó las prioridades, preocupaciones, responsabilidades y urgencias del secretario general frente a los sucesos que se viven en ese país e instó a la OEA a acompañar a la nación sudamericana sin tentaciones de intervención.
“México externa su seria preocupación ante el grave quebrantamiento del orden constitucional en Bolivia, miembro de esta organización, donde ha sucedido un golpe de Estado que México condena enérgicamente. Deben quedar atrás los días aciagos y dolorosos donde las fuerzas armadas sostenían y deponían gobiernos”, expresó la diplomática.
Esa posición enfureció a Almagro, quien dijo de forma canallesca según testigos, que efectivamente en Bolivia se configuró un golpe de Estado, pero se perpetró el pasado 20 de octubre, cuando se cometió el fraude electoral de Morales en primera vuelta.
Almagro rechazó responsabilidad de él y la OEA en que “la sangre derramada por una ola de violencia” esté en manos del organismo el cual, insistió ‘no dio un golpe de Estado’ a pesar de que es público y notorio que su auditoría mentirosa y sin pruebas fue el detonante de la violencia.
En la reunión, 15 países solicitaron la realización de nuevas elecciones en Bolivia lo más pronto posible e instaron a que la definición de la presidencia provisional se efectúe urgentemente para iniciar con el proceso de convocatoria a elecciones.
Para nada mencionaron que Morales había expresado en aquel momento realizar nuevas elecciones como se había pedido entonces por la oposición y que la respuesta fue la de los militares de que renunciara porque ya estaba en proceso el golpe gestado por la OEA y Washington, como denunciaron integrantes del Movimiento Al Socialismo y otros organismos en Bolivia.
Tras esos hechos, escribió en Twitter que era la consumación del “golpe más artero y nefasto de la historia”.