EU y Alemania espiaron durante medio siglo la correspondencia secreta militar y diplomática de más de 120 países

* Adversarios y aliados fueron espiados por igual mediante dispositivos de encriptación de una empresa suiza, afirma una reciente investigación periodística.

La Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. espió durante al menos 54 años la correspondencia secreta militar y diplomática de más de 120 países a través de una empresa de cifrado de mensajes con sede en Zug (Suiza), revela una investigación periodística del canal de televisión alemán ZDF.

El periodista alemán Peter Müller, que trabaja para ZDF, recibió alrededor de 280 páginas de archivos del caso Crypto el año pasado. Compartió estos documentos con la cadena suiza SRF y The Washington Post, que durante meses de investigación analizaron los documentos y, convencidos de su autenticidad, determinaron que provienen de la CIA y el Servicio de Inteligencia Federal de Alemania (BND, por sus siglas en alemán).

Se reporta que la empresa suiza Crypto AG proporcionó desde el año 1952 dispositivos de encriptación manipulados a decenas de Estados, que los compraban con fin de proteger la transmisión de sus datos y mensajes confidenciales.

Desde 1958, la CIA y luego el BND empezaron a controlar las actividades de la empresa Crypto AG a través de la compañía ficticia Minerva, con sede en Liechtenstein.

¿Cómo se efectuaba el espionaje?

Los dispositivos de cifrado de Crypto AG, secretamente manipulados, se utilizaban para transmitir correspondencia clasificada durante conflictos bélicos, así como información confidencial entre las embajadas y sus gobiernos. Entre tanto, los servicios de la Inteligencia estadounidense y alemana rastreaban esos mensajes utilizando las llamadas ‘puertas traseras’, especialmente creadas en el sistema de seguridad de cifrado.

De acuerdo con el medio, más de 120 Estados, incluidos Egipto, Irán, Arabia Saudita, Libia y Argentina, usaron los servicios de Crypto AG. Tanto adversarios como aliados eran espiados por igual. Por parte de los primeros, la excepción fueron la URSS y China, que no compraron nunca los dispositivos de Crypto AG.

Así, los mensajes encriptados fueron interceptados activamente por Estados Unidos y Alemania durante –por ejemplo– las negociaciones con Irán sobre la liberación de estadounidenses en el marco de la crisis de rehenes en 1979; el ataque terrorista ocurrido en una discoteca de Berlín (Alemania) en 1986, del que EE.UU. acusó a Libia; la guerra de las Islas Malvinas, entre Argentina y el Reino Unido; y la invasión estadounidense a Panamá, en 1989.

Se reporta que en 1993 la Inteligencia alemana se apartó del control de Crypto AG, pero Estados Unidos continuó realizando esas operaciones al menos hasta el 2012.

Respuesta de Crypto

En el 2018, la empresa Crypto AG se dividió en dos: la compañía CyOne Security AG comenzó a trabajar exclusivamente con clientes suizos, mientras que la empresa Crypto International se enfocó hacia clientes extranjeros.

Después de la publicación de la historia por varios medios, en el sitio web de Crypto International apareció un comunicado que afirma que la empresa no tiene nada que ver con Crypto AG ni con las actividades de la Inteligencia de EE.UU. y Alemania, ya que es una compañía privada que compró la marca y los activos de la compañía Crypto AG en el 2018.

Desde CyOne Security AG también aseguraron que su compañía «es completamente independiente del antiguo Crypto AG y […] no tiene vínculos con ningún servicio de Inteligencia extranjero».

No obstante, en el contexto de las recientes revelaciones, el Gobierno de Suiza ordenó una investigación de las actividades de Crypto AG. Carolina Bohren, una portavoz del Ministerio de Defensa suizo, afirmó –a través de un comunicado enviado por correo electrónico a The Guardian– que un exjuez de la corte suprema federal, Niklaus Oberholzer, fue designado para «investigar y aclarar los hechos del asunto» e informar al Ministerio en junio.

Mientras tanto, Suiza ha suspendido las ventas al exterior de productos de Crypto.

La CIA y el BND han declinado hacer comentarios, aunque los funcionarios estadounidenses y alemanes no cuestionaron la autenticidad de los documentos, indica The Washington Post.

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