Excluidos de la Cumbre, pero no aislados

Pedro Jorge Velázquez

«Cuidar la democracia» para Estados Unidos viene siendo algo así como apartar del camino a quien piensa distinto, ocultar las ideas progresistas, cancelar –como si fuera un botón que se aprieta en la computadora– a los pueblos que han optado por la autodeterminación.

Bajo ese eufemismo trillado han decidido seguir jugando a los «protectores del planeta» en el afán de excluir a Cuba, Venezuela y Nicaragua de la 9na. Cumbre de las Américas, que acogerá Los Ángeles, en junio.

Aunque en su concepto de democracia liberal, teóricamente cabrían dos nociones diversas, en la práctica le dan vida a un concepto nuevo, más apegado al orden capitalista: puede haber dos partes con ideas distintas, hasta que yo, el todopoderoso, diga: no más.

Sin embargo, era obvio que, ante esta actitud imperial de creer que los pueblos latinos somos fichas de su tablero, habría consecuencias. El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador hizo un movimiento solidario, al aclararle a Biden que no puede haber una cumbre continental que excluya a países del continente: «¿De dónde son los que no están invitados? ¿De qué continente, de qué galaxia?».

También Luis Arce, presidente de Bolivia, cuestionó el objetivo de la Cumbre, de «construir un futuro sostenible, resiliente y equitativo», al afirmar que «no se materializará si se desconoce el pluralismo, se ignora el principio de autodeterminación y se veta la participación de países hermanos».

La Celac expresó que se deben «evitar exclusiones que impidan el diálogo de todas las voces del continente», en tanto el secretario ejecutivo del alba-tcp, Sasha Llorenti, señaló a los organizadores de la cita por responder a los caprichos de Washington. Por su parte, el Grupo de Puebla exigió organizar este evento sin discriminaciones ideológicas.

Por si fuera poco, la Comunidad del Caribe (Caricom) le ha provocado al águila otro dolor de cabeza, al sentenciar este jueves que excluir alguna nación del área pudiera desencadenar que el bloque tampoco asista a la Cumbre de las Américas. Ronald Sanders, embajador de Antigua y Barbuda en Washington, hizo la aclaración.

Joe Biden deberá pensar bien su próxima jugada, no vaya a ser que el tablero geopolítico comience a regársele.

«La Cumbre de las Américas no es una reunión de Estados Unidos, por lo que no puede decidir quién está invitado y quién no». La lógica del diplomático Sanders es indiscutible, pero como los ilustrados gobernantes estadounidenses nunca han actuado por lógicas, y sí por intereses políticos, tal vez la obvien. Aunque, quizá, si los intereses cambian, como el viento, a Washington le convenga cambiar su posición a última hora. ¿Quién sabe?

Lo cierto es que no todos han respaldado al mal creído «rey». Cuba no es esa nación aislada que tanto desean. Su Revolución, la resistencia de este pueblo, le ganó un lugar de respeto en este tablero político.

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