Falta asiento en el diálogo para USAID, NED y compañía

Mientras el MRS hace todo lo posible por destruir el intento de paz en Nicaragua a través del diálogo, y sectores de la Iglesia Católica proclaman que aquí existe una “revolución no armada”, es decir, una “contrarrevolución de colores”, nosotros pensamos que los grandes ausentes en el Seminario de Fátima son los representantes de la USAID, NED, IRI, NDI, SOROS, UE, etc.

Ya sabemos que no son nicaragüenses, pero son los principales actores de la crisis que atraviesa nuestro país debido a las millonadas de dólares que le sueltan al MRS y sus ONG opositoras desde 2007, cuando el FSLN retornó al poder.

Las siglas arriba anotadas, conocidas bien por el pueblo de Nicaragua, tienen una gran cuota de responsabilidad en las muertes acaecidas en abril pasado de estudiantes, policías y civiles que nada tenían que ver con la intentona golpista del grupo liderado por Dora María Téllez.

A la USAID, NED y demás organismos ultraderechistas norteamericanos, junto a la Unión Europea, habría que reclamarles a gritos a través de sus delegados, por todo el daño que han ocasionado a nuestro país en su afán de no permitir gobiernos que disientan de los mandatos políticos de Washington.

Son ellos quienes han financiado, diseñado e impulsado la larga campaña de desestabilización, cuya culminación quisieron llevar a cabo azuzando a estudiantes universitarios para que reclamaran violentamente por las medidas del INSS que afectaban a los ancianos jubilados.

En sus últimas declaraciones ninguno de los actores del intento golpista se acuerda de los viejos; el tema pasó a segundo o tercer plano en el diálogo y estamos seguros de que los furiosos jóvenes que enfrentaron con armas de fuego, machetes, tubos, palos y piedras a las autoridades, no tienen ni idea sobre el problema que aqueja a nuestro Seguro Social.

Y en cuanto a la United States Agency for International Development (USAID); la National Endowment for Democracy (NED); el International Republican Institute (IRI); el National Democratic Institute (NDI); la Open Society Foundations (OSF), del magnate George Soros,; la Unión Europea (UE) y otros, estamos más que convencidos de que no les interesa ni un solo jubilado en Nicaragua.

La labor real de estos organismos –hay muchos más de los antes anotados-, es desestabilizar a través de la oposición a países como el nuestro, que desean vivir libres de las presiones, imposiciones y chantajes de los Estados Unidos, y tener relaciones con ellos y con el resto de la comunidad internacional en un plano de respeto.

Por eso es que nos hubiera gustado ver al menos a algunos de sus funcionarios en el diálogo. De alguna manera sí están representados por el MRS y las ONG que lograron colarse en el Seminario Católico, pero estos son sus empleados. Es cierto que tratan desesperadamente de cumplir la orden de sacar del poder al presidente Daniel Ortega, pero son sus asalariados.

Las que podríamos llamar “siglas de la muerte”, son las que tejieron junto a sus agentes locales del MRS y las ONG, la red del “golpe suave” que todavía no se resignan a abortar. Los foráneos, por soberbia imperial, y los MRS y compañía, por temor a perder a la “gallina de los huevos de oro” que significa el financiamiento externo.

Sería grave para los violentos opositores de Nicaragua el hecho de que sus mecenas los consideraran unos incapaces y por tal motivo dejaran de financiarlos. Perderían todo, incluyendo la red que han logrado formar gracias a los dólares en abundancia que reciben.

Por eso es que no desistirán tan fácilmente del intento de “revolución no letal” de monseñor Abelardo Mata. Lo malo para ellos es que la gente antisandinista que los apoyó y a la que dijeron que era asunto de días sacar de Nicaragua al presidente Ortega, ya no les cree. Están desertando, y lo peor para los naranjas, denunciando la injerencia de políticos del MRS en la trama sangrienta de abril.

El temor de perder el financiamiento norteamericano es lo que produce la violenta rabieta de las señoras del MRS, que la han arremetido en contra del secretario de la OEA, Luis Almagro, incluso con palabras soeces, lo mismo que contra los religiosos que no les hacen el juego.

Aunque sabemos que es improbable debido a su propia naturaleza, ojalá los organismos desestabilizadores de Estados Unidos dejen en paz a Nicaragua, un país que anhela la paz y el desarrollo pese al odio que esto suscita en personas que consideran que tienen el derecho a gobernarnos. Aunque sea por la fuerza.

 

 

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