Foro de Davos prepara el “Gran Reinicio” del capitalismo

Txisco Fernández | GARA

El Foro Económico Mundial presentó ayer el encuentro que ya está preparando para el próximo enero en la localidad suiza de Davos. El lema de su 51ª edición es llamativo: “El Gran Reinicio” (en inglés, “The Great Reset”).

Un término, «reset», que en esta era digital relacionamos con el fascinante proceso que consiste en que una máquina que dispone de un circuito electrónico, solucione por sí misma un problema que ha bloqueado una de sus funciones con la sencilla técnica de apagarse y volver a encenderse.

Pero la política económica no funciona en los mismos parámetros que la tecnología. De hecho, el Gran Reinicio no sería necesario si hubieran funcionado las recetas que se han ido implementando durante la última década para salir de la Gran Recesión que se inició en 2007-2008.

Por el contrario, puede decirse que la gran crisis provocada por el nuevo coronavirus amenaza con prolongar esta larga marcha por el «decrecimiento económico» si no se toman medidas que apunten a un auténtico cambio de rumbo. Por tanto, habrá que «reiniciar» para poder progresar, por ejemplo, hacia un reparto de la riqueza más justo.

Esperar que esto suceda en Davos sería pecar de ingenuidad, pero también es cierto que esa cita es un importante referente para el debate socioeconómico.

«Un mundo mejor puede surgir de esta crisis si actuamos rápida y conjuntamente». Un bonito mensaje con el que Klaus Schwab, fundador del Foro, iniciaba las reflexiones que difundió ayer en la videoconferencia que compartió con el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva.

El economista alemán considera que «los cambios que ya estamos observando ante el covid-19 son la prueba de que es posible repensar nuestros fundamentos económicos y sociales».

Advierte de que, aunque los confinamientos se vayan levantando progresivamente, la preocupación ante las perspectivas sociales y económicas no hacen sino intensificarse por todo el mundo.

Asume que «hay buenas razones» para ello: «Una fuerte recesión económica que ya ha comenzado» y que puede conducirnos a «la peor depresión desde los años 30». Llegado a este punto, abre la puerta al optimismo: «Pero, aunque este desenlace sea probable, no es inevitable».

Para «obtener los mejores resultados» la solución también es fácil de entender: «El mundo debe actuar conjunta y rápidamente –insiste– para repensar todos los aspectos de nuestras sociedades, desde la economía a los contratos sociales pasando por las condiciones laborales».

Grupos de interés

«Para decirlo sencillamente, necesitamos un Gran Reinicio del capitalismo», concluye. Y puntualiza: «Es nuestra mejor oportunidad de instaurar el capitalismo de los grupos de interés». Otro término a tener muy en cuesta es «stakeholder capitalism», porque es con el que el propio Foro de Davos dio un giro para abrirse a sectores que no se sentían representados por el «shareholders capitalism» (el capitalismo de los accionistas).

Es por eso que, como ocurrió en la última edición, no resulta extraño ver protagonizando los debates en Davos a gentes como la joven activista medioambiental Greta Thunberg o el historiador Rutger Bregman, autor de “Utopía para los realistas: ¿Cómo podemos construir el mundo ideal?”.

El octogenario presidente del Foro resalta que hay «muchas razones» para ponerse manos a la obra, ya que esta crisis de salud pública tendrá «graves consecuencias a largo plazo sobre el crecimiento económico, la deuda pública, el empleo y el bienestar humano».

Todo ello «agravará las crisis climáticas y sociales en curso», porque «las frustraciones vinculadas a los problemas sociales como el aumento de las desigualdades se están intensificando». Sobre esto último, Schwab apostilla que «la riqueza combinada de los multimillonarios estadounidenses ha aumentado durante la crisis».

Las «medidas graduales y las soluciones ad hoc no serán suficientes», por lo que el programa del Gran Reinicio se construirá sobre estos tres pilares: orientar el mercado hacia resultados más justos, garantizar que las inversiones permiten obtener objetivos comunes como la igualdad y la sostenibilidad, y explotar las innovaciones de la Cuarta Revolución Industrial para apoyar el bien público, especialmente abordando los retos sanitarios y sociales.

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